La candidata presidencial, Elisa Carrió, no prometió mucho de nuevo a las empresas petroleras en su discurso en el almuerzo mensual del Club del Petróleo. Lo único que respondió a la expectativa de los presentes fue el anuncio de «la armonización normativa en todas las provincias petroleras para generar marcos comunes para la inversión nacional y extranjera».
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El tema está pendiente desde que la Constitución de 1994 otorgó la propiedad de los hidrocarburos a las provincias.
Pero de hecho, los gobernadores prefieren no atarse a un marco legal, e ir resolviendo las prórrogas de los contratos que vencen alrededor de 2015 a su manera, de modo de obtener los mayores beneficios que les permita la negociación.
Para el problema del gas, crucial por la caída de la producción y las reservas, Carrió sólo se quedó en el terreno general. Dijo que «será un tema central del próximo gobierno que comenzaremos a solucionar con una inflación predecible y un equipo económico consistente». Pero ni palabra sobre el precio del producto, o sobre otros temas complejos como la exportación a Chile.
También dijo que un eventual gobierno propio garantizará «la previsibilidad en la exploración». Y añadió estar en contra de «cualquier oficina de comisiones para eludir licitaciones públicas».
Concluyó que su programa energético promoverá «la diversificación de la matriz dependiente de hidrocarburos y gas a una matriz con nuevas energías como la eólica, la nuclear y los biocombustibles», «un plan de microcentrales hidroeléctricas distribuidas en todo el país», y «la construcción de nuevas redes eléctricas de conectividad nacional».
Pero no dijo de dónde saldrán los recursos y cómo se incentivaría a la inversión privada para el nuevo planteo energético, quedando pendiente cuál sería el rol del Estado en ese proyecto, si Carrió llegara al gobierno.
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