11 de enero 2007 - 00:00

Catamarca: radical busca reelección con Kirchner

C. Kirchner (izq), L. Barrionuevo (centro) y E. B. del Moral (der)
C. Kirchner (izq), L. Barrionuevo (centro) y E. B. del Moral (der)
Entre el deseo -alentado por Cristina Fernández-de tomar distancia de Luis Barrionuevo y la necesidad de festejar una victoria en el primer turno electoral de 2007, Néstor Kirchner rehusó impulsar un candidato propio y habilitó un pacto con la UCR en Catamarca.

Ese ensayo «concertador» marca una tendencia que, todo indica, se repetirá en el resto de las provincias que gobierna el radicalismo: Kirchner preferirá la mixtura con la UCR antes que el respaldo a postulantes del PJ, estén o no alineados con la Casa Rosada.

En Catamarca, que vota el 11 de marzo, el kirchnerismo cederá el tope de la boleta al gobernador Eduardo Brizuela del Moral y se quedará con la vice para Lucía Corpacci, sobrina política de Armando «Bombón» Mercado, gestor del acople con el radicalismo norteño.

Ex cuñado de Kirchner -se casó con Alicia pero viven separados-, «Bombón» Mercado ordena el kirchnerismo catamarqueño con el sello Compromiso K y colocó a Corpacci -casada con un Mercado-, que es sobrina de Vicente Saadi. Ahora controla la política social en la provincia.

«En Catamarca, todos son parientes» suelen bromear en la provincia.

Esponsoreada por Mercado, Corpacci desplazó a Hernán Colombo, actual vicegobernador, proveniente del peronismo incorporado al Frente Cívico, anotado para competir con Brizuela. Como Barrionuevo, Colombo es una de las viudas del acuerdo Brizuela-Mercado.

El pacto macro está cerrado, pero quedan varios hilos sueltos. Puertas adentro, hasta febrero -cuando se tienen que anotar las candidaturas-se discutirá cómo se reparten las boletas, pero lo más intrigante es cómo reaccionarán el PJ oficial y la UCR castillista.

De hecho, un grupo de peronistas encabezados por el jefe partidario, Jorge Moreno, se reunió ayer en la Casa Rosada con Juan Carlos Mazzón. El mendocino fue uno -el otro fue Aníbal Fernández-de los promotores de un fallido entendimiento con Barrionuevo.

Sin reacción, el gastronómico no definió sus pasos. ¿Irá como candidato del PJ sin respaldo de Kirchner? ¿Alentará una concertación anti-K con el castillismo? «Nosotros queremos un gobernador peronista», repiten cerca del sindicalista, que espera que, sobre la hora, se derrumbe el acuerdo. El radicalismo, dividido entre los que responden a Brizuela y el sector que responde al ex gobernador Oscar Castillo, tendrá su forcejeo el viernes cuando, en Santa María, la convención de la UCR autorice alianzas con otros partidos y trate de proclamar la candidatura de Brizuela.

El riesgo de un quiebre en el radicalismo está latente. Castillo coqueteó con la opción lavagnista pero, al mismo tiempo, su sector, los Celestes, pondrá en juego varias intendencias. Por esa razón, se especula con que habrá crujidos pero no fracturas.

El caso Barrionuevo es emblemático. El gastronómico había pulseado de manera extrema, al punto que incorporó la negociación catamarqueña en la mesa chica de la CGT. Fue, de hecho, uno de los factores críticos en las tensiones post-San Vicente.

A simple vista, la estrategia no le dio resultado. Kirchner empujó un acuerdo con la UCR y, además, redobló el respaldo a Hugo Moyano como jefe de la CGT. Barrionuevo, sin embargo, no se quedará quieto.

Pero ¿fue la furia de Cristina contra el sindicalista, a quien acusa de haber promovido que en una visita a Catamarca la reciban con huevazos, la clave del pacto en esa provincia? Sólo en parte: la prioridad de Kirchner fue garantizarse un triunfo en la provincia.

Como este diario lo anticipó a fines de diciembre, Catamarca se convirtió en la primera parada electoral del año. En esa provincia norteña se votará el 11 de marzo, una semana antes de la conflictiva Entre Ríos, que elegirá gobernador el 18 de ese mes.

A pesar de que en las legislativas de 2005 el kirchnerismo catamarqueño, con boleta propia del FpV que postuló a Eduardo Pastoriza como primer diputado, derrotó al Frente Cívico, mientras el PJ de Barrionuevo quedó tercero, Kirchner decidió no embestir contra Brizuela.

En teoría, repasan los peronistas, si se replicaran los resultados de 2005, y más aun sumando PJ y FpV, el kirchnerismo ganaría la gobernación. Pero en la UCR refutan con otro dato: la intención de voto de Brizuela supera, incluso, la de Kirchner. «Es imbatible», dicen.

El expediente Catamarca perfila el modelo que Kirchner imagina para otras provincias que controla la UCR, tanto en Mendoza -donde la UCR está partida pero el peronismo se alineó detrás de la Concertación como Río Negro, a pesar de las rebeldías de Miguel Pichetto.

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