7 de marzo 2009 - 17:31

Causa AMIA: testigo clave fue secuestrado y torturado por desconocidos

Claudio Lifschitz.
Claudio Lifschitz.
Un ex secretario judicial que denunció irregularidades en la investigación del atentado contra la mutual judía en 1994 reveló que fue secuestrado y torturado por desconocidos, que le exigieron que no se involucrara con la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

En declaraciones televisivas, el ex funcionario judicial Claudio Lifschitz contó que fue raptado el viernes por la noche cuando se trasladaba con su auto por el barrio de Villa Devoto. 

"Me obligaron a bajar del auto, me subieron a una camioneta y me llevaron. Me pusieron una bolsa plástica en la cabeza y con un soplete me escribieron en el brazo y en la espalda AMIA", dijo en alusión a las siglas de la Asociación Mutual Israelita Argentina, blanco del atentado que en julio de 1994 causó 85 muertos.

Lifschitz señaló que los secuestradores estaban "muy interesados en un casete que vinculaba a iraníes con la causa AMIA" y destacó que le exigieron que dejara "de joder" con la SIDE.

El ex secretario judicial fue liberado en la zona sur de Buenos Aires y desde allí se trasladó a un hospital para someterse a las primeras curaciones de sus heridas, según relató.

En 2000, Lifschitz se presentó en el Parlamento y denunció que el juez federal Juan José Galeano, finalmente cesado en 2005 por mal desempeño, había cometido irregularidades en la investigación del ataque terrorista contra la AMIA, que la Justicia adjudica a Irán y al grupo islamista Hizbulá.

La causa por presuntas irregularidades cometidas en la investigación está a cargo del juez Ariel Lijo, quien ha procesado, entre otros, a Galeano y al antiguo jefe de los servicios secretos Hugo Anzorreguy.

Este último admitió haber dado 400.000 dólares a Galeano, quien a su vez entregó el dinero a un tercero para que incriminara a policías en el atentado contra la mutual judía. 

Veintidós personas, entre ellas varios ex policías, acusadas de complicidad en el ataque fueron absueltas por falta de pruebas en septiembre de 2004, después de casi tres años de juicio oral.

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