Cristina Kirchner condenada: el PJ se encolumna en su figura y encuentra un eje para la unidad

Un paso a paso de la expresidenta para organizar la unidad de cara a las elecciones. La jefa del peronismo gana centralidad y encuentra un discurso aglutinador. Apoyo de Kicillof, de Massa, de gobernadores alejados y de los gremios. El Gobierno, con lecturas cruzadas. Empieza otro capítulo: negociación de candidaturas.

Cristina Kirchner gana la centralidad del peronismo, pese a su condena en la causa Vialidad.

Cristina Kirchner gana la centralidad del peronismo, pese a su condena en la causa Vialidad.

AP

El fallo unánime de la Corte Suprema que ratificó la condena a Cristina Kirchner generó en el peronismo un movimiento impensado: el partido cerró filas detrás de la figura de la expresidenta y encontró el discurso unificador que no lograba hallar desde la victoria electoral de Javier Milei.

El paso a paso de la expresidenta desde que al Instituto Patria llegaron los indicios de que los ministros de la Corte ratificarían la pena a seis años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos, tal como ocurrió este martes, apuntó a convocar y movilizar al partido. Primero, al confirmar una candidatura ahora evanescente a legisladora provincial por la Tercera Sección electoral bonaerense. Luego, al volver a sentarse en la misma mesa con el gobernador Axel Kicillof para calmar la interna descarnada que se aceleraba al ritmo del cronograma electoral. Y, esta semana, al encabezar una serie de reuniones en la sede del PJ Nacional en la calle Matheu, donde esperó la anunciada firma de los jueces máximo tribunal rodeada de dirigentes variopintos, de todas las tribus peronistas.

El juez Jorge Gorini, a cargo del Tribunal Oral Federal 2 que la condenó en primera instancia, le dio cinco días hábiles para que se presente en Comodoro Py, al igual que al resto de los condenados, para hacer efectiva la detención. Mientras el TOF 2 hacía pública esa decisión, Cristina Kirchner daba un discurso en Matheu, en la puerta de la sede del PJ, ante la militancia que se había congregado desde temprano, donde se despachó contra todos: contra el “Partido Judicial que le puso un cepo al voto popular”, contra “la derecha mafiosa”, contra Mauricio Macri y contra “el monigote que tenemos de Presidente”, contra quien descargó una andanada de críticas que serán el leit motiv de la campaña.

Pero, fundamentalmente, llamó a organizarse. “Las líneas de acción están en las mismas palabras de Cristina”, expresaba un dirigente del círculo chico del kirchnerismo. Es que el día anterior, durante el acto el Día de la Resistencia Peronista, cuando se definió como “una fusilada que vive” (un guiño histórico que enlaza a uno de los sobrevivientes de los fusilamientos de José León Suárez, hecho que marca la efeméride, con el intento de asesinato que sufrió Cristina), llamó a la unidad y trazó un horizonte electoral para el peronismo.

Escuchaba en primera fila Axel Kicillof, quien no obstante recibió algunos dardos, como cuando la titular del PJ pidió dejar de lado los personalismos para construir un proyecto común. Había llegado con dirigentes de su riñón como los ministros provinciales Carlos Bianco, Andrés Larroque, Gabriel Katopodis, Walter Correa, o los intendentes Andrés Watson (Florencio Varela), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Fernando Espinoza (La Matanza) y Mario Secco (Ensenada). Habían tenido antes un encuentro con jefes municipales alineados al Movimiento Derecho al Futuro, el espacio kicillofista surgido como contrapeso a La Cámpora. “Si somos capaces de construir unidad, será con ella en la lista o sin ella”, fue el mensaje que brotó en el círculo íntimo del gobernador.

Kicillof volvió este martes a la sede de Matheu. También estuvo Sergio Massa. El líder del Frente Renovador y último candidato presidencial del peronismo no llegó solo. Lo hizo acompañado de la plana mayor del FR: Malena Galmarini, Sebastián Galmarini, Alexis Guerrera, Juan Andreotti, Diego Giuliano y Cecilia Moreau.

Más temprano, había sido el turno de los senadores del PJ, centrales en la estrategia de resistencia al Gobierno en el parlamento. De los 34, solo no participaron la santiagueña Claudia Abdala y el chaqueño Antonio Rodas. Estuvieron, en cambio, los jefes de bloques que conforman UP en la Cámara alta: del Frente Nacional y Popular, José Mayans; de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio, y de Convicción Federal, Fernando Salino.

Los gremios también acompañaron: mudaron el encuentro previsto de la sede del gremio de mecánicos Smata a Matheu y luego varios anunciaron paros para las próximas horas, incluidos los estatales nucleados en ATE. En la misma sintonía, los gobernadores peronistas, que se mantenían en silencio, salieron a expresar su apoyo a la expresidenta. Entre ellos, el riojano Ricardo Quintela, apartado de la interna partidaria el año pasado por cuestiones burocráticas. Más impensado aún, la solidaridad del tucumano Osvaldo Jaldo, el primer mandatario mileísta: pidió un “peronismo unido, activo y comprometido”. Lo mismo el catamarqueño Raúl Jalil, aliado habitual de Balcarce 50: “Trasciende lo jurídico y tiene un fuerte impacto institucional”.

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Es decir, Cristina, logró ganar la centralidad y afianzar su liderazgo en un partido vertical, donde las decisiones bajan de forma unilateral. Al menos para que funcionen los engranajes a su modo. Llegó el ordenador que en el peronismo no terminaba de surgir, envuelto en sus cuitas. Asimismo, la tesis de la proscripción le da forma a una retórica que el PJ tampoco lograba encausar, avasallado por la maquinaria comunicacional de La Libertad Avanza, que parecía correr a otra velocidad. Inalcanzable, por momentos.

Si bien hay asperezas que seguir limando, como indicaron fuentes partidarias, el justicialismo encontró una épica. Se evapora la idea de frentes separados, tanto para las elecciones desdobladas del 7 de septiembre en Buenos Aires, como para las nacionales del 26 de octubre.

El Gobierno, con lecturas cruzadas

En el Gobierno las lecturas son múltiples. Hay distintas visiones. Están quienes creen que parte de la sociedad demandaba ver a Cristina tras las rejas y que, además, tanto los mercados como los inversores recibirán con entusiasmo el fallo de la Corte. Pero, también hay quienes temen por un clima de convulsión social, sumado a que el peronismo reorganizado no es lo aconsejable en la recta final hacia las elecciones de medio término. Este bando, más pesimista, apunta en esa línea que la estrategia de campaña de LLA, de polarización, anclaba mejor si Cristina era candidata. Y más aún si el PJ iba dividido.

De hecho, los tuits de Milei y de Adorni atacando a quienes hablaban de “un pacto de impunidad” entre LLA y el kichnerismo por la caída de Ficha Limpia, esconde en rigor la otra cara de la moneda: los libertarios impulsaron por sí mismos, al igual que el año pasado, el pulgar abajo para esa iniciativa del PRO. Era preferible, para esos estrategas, mantener a la expresidenta dentro de la cancha. Tampoco les hacía gracia a los funcionarios nacionales que Cristina pudiera enarbolar la bandera de la proscripción. Es decir, el fallo de la Corte no cayó bien a ese sector libertario, y lo toman también como un vuelto judicial hacia ellos.

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En ese sentido, más allá de los comicios desdoblados, la clave es octubre. Allí Milei se juega la gobernabilidad para el segundo tramo de mandato. Y la mirada de todo el arco político es que el llamado a las urnas bonaerenses de septiembre determinará los resultados de octubre.

Para colmo, este lunes el encuentro entre los emisarios de Karina Milei y los de Mauricio Macri para arribar a un acuerdo en la Provincia no llegó a buen puerto. La imposición de condiciones violeta excluye un trato partido a partido, y será una cooptación de dirigentes que se sumarán a una boleta con el sello LLA. El armador Sebastián Pareja no le dio margen de negociación al tándem Cristian Ritondo y Diego Santilli. Es decir, se enfrío la alianza, por lo menos en lo que respecta a un apretón de manos entre Milei y Macri.

Es temprano para concebir candidaturas. Quién irá por la populosa y peronista Tercera Sección es toda una incógnita. Los intendentes reclaman hacer valer su poder territorial y La Cámpora reclamará el lugar que era de Cristina. La negociación será distrito por distrito. Lo mismo ocurrirá en LLA, ya sea con estructura prestada de Juntos por el Cambio o con los puros, en soledad.

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