La puesta en escena que Alberto Fernández organizó para hoy en la Residencia de Olivos remite a las mismas imágenes que acompañaron la previa de cada decisión de Estado que el Presidente tomó desde que asumió el mando. Gobernadores, esta vez físicamente a diferencia de algunas ediciones anteriores, sentados alrededor de una mesa para reforzar una construcción de poder, dentro y fuera del peronismo, que lo viene acompañando desde sus primeros días.
Alberto con caciques en Olivos para mandar la foto a Nueva York
El Presidente reeditará el rito junto los gobernadores al que apela cada vez que debe tomar una decisión clave. Esta vez, a diferencia de la declaración de cuarentena, la cumbre no será virtual sino física. La propuesta a acreedores envuelve a toda la política futura. Las provincias quieren, además, hablar de fondos frescos ahora.
-
Kicillof se hizo hisopado por coronavirus y decidió no ir a la reunión de gobernadores en Olivos
-
Quintela: "Necesitamos un gran acuerdo social y económico en el país"

Esta vez el tema de la convocatoria es central para el futuro del país, aunque en medio de la emergencia de la pandemia parecía haber pasado a un segundo plano: la deuda. Se trata de lograr, como lo hizo con la declaración de cuarentena o su renovación, por ejemplo, una foto absoluta y definitiva del poder que lo rodea mientras el país hace la propuesta de reestructuración de deuda a Wall Street, esta vez si por teleconferencia.
Es un estilo de deliberación que aleja al Presidente en las formas de Cristina de Kirchner. La expresidenta, para los grandes fastos o decisiones, convocaba también a los gobernadores, pero los sentaba dentro del conocido corralito a cumplir la función de audiencia sobre el escenario. Alberto F. , por el contrario, se rodea de los caciques y hasta se da el lujo de elogiar actitudes de gobernadores opositores. Por eso entre los primeros que le dieron el sí para hoy están Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, junto a Axel Kicillof, Omar Perotti, Omar Gutiérrez, Gustavo Bordet o Mariano Arcioni. Ya existe una ausencia confirmada; por integrar un grupo de riesgo para el coronavirus no estará Juan Schiaretti, pero manda a su vice Manuel Calvo.
No alcanzaba entonces una teleconferencia para la señal clara y contundente de apoyo que Alberto F. quiere antes de presentar la propuesta a los acreedores y de ahí la incomodidad de hacerlo volar a Buenos Aires en medio de la crisis por el virus.
Varios temas se agolpan en ese rubro. La renegociación de la deuda fue y es, a pesar que la pandemia lo eclipse, el leitmotiv de todas las políticas que lanzó Alberto Fernandez en el inicio de su Gobierno. Contar con esa ventana de liberación de pagos de la deuda hasta estructurar una economía en crecimiento fue siempre su estrategia, en parte heredada de un ejemplo imposible de extrapolar ahora pero que dejó escuela y que fue la renegociación de deuda de Nestor Kirchner. En eso, con bastante poca visibilidad, trabajó Martín Guzmán desde el primer día. La crisis que provocó el Covid- 19 se llevó puestas muchas estrategias y el derrumbe de mercados que trajo no se sabe hasta dónde perjudicó este proceso de reestructuración. Lo cierto es que no estaba previsto hacerla con un riesgo país de 4000 puntos y los activos de emergentes destruidos en los mercados, con Argentina, como siempre, a la cabeza de esa calamidad. El tema es que también el resto del mundo se destruyó en lo económico como no se había visto desde 1929.
Hay otro punto que tienen anotados todos los caciques desde el primer día. El Presidente siempre planteó, más o menos en la intimidad, su intención de patear pagos hacia delante y con el suficiente plazo como para que ninguna cayera sobre este mandato. Hoy lo que más o menos se conoce de la propuesta que se bendecirá en estas horas ratifica esa idea: de la deuda que va a reestructuración habrá amortización de capital recién en el 2025; desde el 2024 se pagarían intereses a tasa de 1 % que irá en un crescendo de 0,5 puntos por año hasta llegar a convalidar un interés final de 4,5 % en el 2031.
Se trata de una propuesta durísima para los acreedores que necesita, entonces, de todo el apoyo de los gobernadores, pero además es un tiro hacia delante que caerá en otro gobierno que hoy solo Dios sabe quién encabezará. Muchos de los que hoy estarán sentados en Olivos pondrán especial atención a ese punto.
Además de escuchar los detalles de la oferta los gobernadores traen en la libreta un par de temas más a conversar. Habrá propuestas de cambio en el aislamiento que ahoga economías y en lugares que muchos caciques locales creen que no son de peligro. También van a llorar varios con el problema que se les viene en abril, a lo sumo la primera semana de mayo: la plata no les alcanza para pagar sueldos y de hecho algunos ya avisaron que desdoblarán pagos. Los $120.000 millones que les anunciaron en la última reunión por teleconferencia no alcanzan y ya hay provincias que están pagando escalonado con el argumento de la necesidad que la gente no se junte masivamente en las colas. La realidad es que ya hubo problemas de caja. Para ellos el futuro de la deuda es importante, pero el efectivo que necesitan la semana que viene mucho más.
Dejá tu comentario