12 de octubre 2007 - 00:00

Dudas sobre el criterio de Alberto Fernández: dijo que el país le debe agradecimiento a Hugo Moyano

Alberto Fernández se reveló ayer como un admirador deHugo Moyano, al punto que pidió «a los argentinos» reconocerla racionalidad del camionero. ¿Nace una alianzainimaginable?
Alberto Fernández se reveló ayer como un admirador de Hugo Moyano, al punto que pidió «a los argentinos» reconocer la racionalidad del camionero. ¿Nace una alianza inimaginable?
Como «ciudadano» y como «gobierno», especificó Alberto Fernández, «uno tiene que estar reconocido» de la «racionalidad» con que se movió la CGT y su jefe, Hugo Moyano, durante los cuatro años y medio de gestión de Néstor Kirchner.

El repentino moyanismo del jefe de Gabinete contrasta con la ráfaga de maniobras que en el último tiempo, siempre reservadamente -salvo la que protagonizó Héctor Capaccioli-, pergeñó el Fernández porteño para limitar el poder del camionero.

Y el claroscuro entre las embestidas más o menos secretas y las loas que ayer, tempranero, el jefe de Gabinete le regaló al jefe de la CGT disparan una incógnita de resolución difícil: un simulacro de tregua ¿o se comenzó a sellar una alianza Fernández-Moyano?

«Creo que en todo este tiempo la dirigencia sindical se ha movido con una enorme racionalidad, y que uno tiene que estar reconocido como ciudadano y como gobierno a la racionalidad de la CGT y sus autoridades, y Hugo Moyano», repartió bendiciones el ministro.

  • Muy importante

    Fue más lejos al hablar concretamente del camionero. «Ha sido -dijo- un hombre muy importante en los últimos años, y efectivamente colaboró y en mucho. Y la verdad es que hay que estarle reconocido como argentino porque no solamente colaboró (con el gobierno), sino que fue un férreo defensor de los trabajadores.»

    «De hecho -amplió su panegírico moyanista-, el salario de los trabajadores mejoró sustancialmente, y no fueron aumentos nominales los conseguidos, sino aumentos reales, y eso es el resultado también de la presión razonable de la dirigencia sindical.»

    Y completó su romancero con un pronóstico que es agua bendita para el camionero. «Si las cosas funcionaron, es por la acción de la dirigencia sindical», por lo que «no encontramos ningún motivo para que la relación pueda cambiar en los próximos tiempos. Al contrario.»

    Esta última frase guarda un sentido particularmente poderoso para Moyano ya que desde la Casa Rosada se deslizó la posibilidad de que con la eventual llegada de Cristina de Kirchner al gobierno la relación con el camionero podría sufrir una mutación.

  • Hechos puntuales

    Corresponde, entonces, repasar algunos hechos puntuales del pasado inmediato en los que se atribuyó participación de Alberto F. contra Moyano.

    1- El hecho más significativo se produjo días atrás, cuando el titular de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), el albertista Capaccioli, cenó con unos 60 caciques antimoyanistas que Luis Barrionuevo convocó en la sede del Sindicato del Vidrio. Allí, Capaccioli anticipó que impulsaría una reforma de la APE que, en los hechos, implicaba recortar el poder discrecional que ostenta Juan Rinaldi, gerente de la APE, que responde sin mediadores a Moyano. Pero además de la medida, que podaba al camionero, el entorno hablaba por sí sólo: una larga mesa de gremios anti-Moyano, organizados por Barrionuevo, que días antes se había retirado de la CGT y unos días después emitió un documento crítico de la gestión del camionero al frente de la CGT.

    2- Justamente, el alejamientode Barrionuevo y un puñado de gremios del consejo directivo en un intento por dejar sin quórum al camionero e impedirle sesionar -la definición política fue «vaciar» la CGT- fue una medida inesperada que en los ámbitos gremiales se atribuyó a un rebote de la interna oficial entre Alberto F. y Julio De Vido. Se sabe que Moyano siempre sintonizó con el ministro de Planificación -de hecho, controla varias subsecretarías en Transporte- y que De Vido tiene un vínculo al menos difícil con Fernández. Lo curioso fue la supuesta existencia de una alianza funcional entre Barrionuevo y Fernández, pero en el mundo K todo es posible.

    3- El tercer hecho visible fue la reunión entre Barrionuevo, Roberto Fernández de la UTA, «los gordos» y «los líberos» Gerardo Martínez ( UOCRA) y Andrés Rodríguez (UPCN). De esa cumbre, Rodríguez fue el vocero y el más activo promotor de conformar un megabloque para desplazar a Moyano. Rodríguez es una extensión gremial de Alberto Fernández no por pasiones y simpatías, sino porque el jefe de Gabinete es su interlocutor en el gobierno cada vez que tiene que negociar beneficios para los estatales afiliados a UCPN.

    En medio de ese proceso, Moyano no ahorró palabras envenenadas contra Fernández. «Es el López Rega del kirchnerismo», le dejó decir a uno de sus lugartenientes y se encrespó cuando se enteró de que había enviado a Capaccioli a compartir asado y conspiraciones con los barrionuevistas.

    La calma llegó el viernes pasado cuando, antes de verse con Kirchner, Moyano pasó por el despacho del jefe de Gabinete. De ahí en adelante, todas las operaciones contra el camionero parecen congeladas.

    Ayer, acaso en el blanqueo oficial de un entendimiento, el jefe de Gabinete se derramó en elogios hacia el camionero. Casi en paralelo, cerca de Fernández, comenzó a circular la teoría de que Capaccioli se largó por las suyas a coquetear con los barrionuevistas. Una fábula infantil.
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