18 de mayo 2019 - 14:32

Alberto Fernández, entre una PASO de consenso y la unión del peronismo

El ahora precandidato de Unidad Ciudadana ya venía trabajando en esa línea. La interna con Scioli y Massa, una posibilidad para sumar voluntades. Los votos los pone Cristina y la unidad Alberto F.

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Desde que se reencontró con Cristina, Alberto Fernández notó que la expresidente no era la misma que había dejado en la Casa Rosada cuando en 2008 renunció como jefe de Gabinete. “Está distinta, la observo más abierta al diálogo”, lanzó primero en privado y luego en público. Muchos pensaron que era una forma de lavar la imagen tirana de Cristina, pero en lo íntimo Alberto F. estaba convencido de su diagnóstico.

Esa primera impresión que se llevó de una Cristina distinta la terminó de confirmar cuando el año pasado le dio la idea de escribir un libro, y ella aceptó. “Sinceramente” es para el armado kirchnerista el dogma a seguir. Una serie de anécdotas hilvanadas, lejos de una autobiografía para sentar posición sobre hechos del presente.

Alberto Fernández decidió volver al regazo del kirchnerismo. Como ladero fiel de Néstor Kirchner siempre tejió vínculos con el “círculo rojo”. Incluso siguió en ese rol cuando Cristina llegó a la presidencia en 2007. En definitiva, siempre procuró construir apoyos y tejer alianzas.

Cuando el 9 de mayo pasado Cristina le agradeció en público por ser el mentor del libro, Alberto sintió que su lugar en el armado electoral podría llegar a ser más importante. Con profusa llegada a distintos actores políticos y empresarios, Alberto F. estaba interpretando el rol de un futuro jefe de Gabinete; dando definiciones económicas y políticas a modo de pistas sobre el futuro eventual gobierno de Cristina.

Este miércoles 15 de mayo, Cristina le ofreció concretamente ir a una fórmula conjunta, pero que sea Alberto el que encabeza el binomio. Se tomó un respiro. Anoche, en la casa de Cristina terminaron de darle forma al plan. Y decidieron anunciar la fórmula para tomar el centro del ring.

La estrategia a priori parece sencilla: Cristina aporta los votos y Alberto F. aglutina al peronismo detrás de la fórmula de Unidad Ciudadana. Primera en todas las recientes encuestas, en el kirchnerismo están seguros que no habrá sangría de votos, y que la postulación de Cristina como vice asegura el respaldo en las urnas.

Desde el año pasado, Alberto F. tiene base de apoyo en el Grupo Callao -llamado así porque el lugar de encuentro es un bar en Callao y Lavalle- en el que abrevan Santiago Cafiero, Camila García, Natalia De Sio, Guillermo Justo Chaves, Cecilia Todesca Bocco, Fernando Peirano, y Victoria Tolosa Paz. Ese grupo fue el germen del diálogo hacia todas las vertientes del peronismo, ahora comenzará la etapa contra reloj para ajustar el trazo fino.

Antes de ser ungido por CFK, el ahora precandidato a presidente de Unidad Ciudadana mantuvo contactos con representantes de importantes fondos de inversión, con los emisarios del FMI y con una gran cantidad de empresarios de primera línea. El objetivo siempre el mismo: transmitir mesura y mostrarse como el garante de un gobierno que no será hostil con los mercados.

La candidatura de Alberto F. deja sin excusas a los que pululaban dentro del peronismo pero con exigencias de arribar a un amplio consenso. A poco de conocerse a noticia, Agustín Rossi bajó su precandidatura y el mismo camino siguió Felipe Solá. La idea, dicen en el entorno de Fernández es armar una PASO en la que al menos esté Daniel Scioli, una interna abierta que sume voluntades y volumen de votos.

El otro integrante de una eventual PASO de Unidad Ciudadana podría ser Sergio Massa como para terminar de consolidar una propuesta más peronista que kirchnerista. Los puentes con Massa están tendidos hace tiempo, el diálogo es bueno y el intercambio de ideas fluye entre Alberto F. y el tigrense. Massa podría prestarse a las PASO aún a sabiendas de saberse perdedor pero asegurarse un rol protagónico en el futuro gobierno.

Si Massa acepta el convite, Alternativa Federal quedará desdibujada y perderá parte de la base de sustentación. En esta instancia, son varios los que con el “cuenta ganado” parecen contar vaquitas ajenas dentro de su propio corral.

Como una verdad de Perogrullo, se repite que la provincia de Buenos Aires será el escenario de la batalla principal. Cada vez toma más volumen una fórmula que lleve a Axel Kicillof como candidato a gobernador y a Malena Galmarini, la esposa de Massa, como su segunda.

La tarea territorial está hecha en gran medida. Este viernes Alberto Fernández y Máximo Kirchner se reunieron con los intendentes para llevarles tranquilidad. Aunque no se explicitaron fórmulas, se les aseguró un papel importante en el armado de unidad peronista. La idea es evitar la diáspora que se generó en 2015.

En las provincias, varios gobernadores peronistas como Sergio Uñac, de San Juan, Julio Zamora, de Santiago del Estero, Domingo Peppo, de Chaco, Rosana Bertone, Tierra del Fuego, y Juan Manzur, de Tucumán, ya se encolumnaron detrás del binomio Fernández-Kirchner. Y en el entorno de la flamante fórmula se entusiasman con sumar más adhesiones de peso.

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