El peronismo anti-K volverá a mostrar los dientes. Al acecho durante la temporada del Kirchner todopoderoso, ahora olfatearon ciertos indicios de (presunta) debilidad del patagónico y montarán una cumbre donde, en persona o por emisarios -o espías- se congregará el PJ que colisiona con la Casa Rosada.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
La lista de «buena fe» -en términos deportivos no religiosos- es profusa y diversa. En el bosquejo de los que convocan a la tertulia, aparecen tildados desde Eduardo Duhalde hasta Luis Barrionuevo, con anexos para Mauricio Macri, Roberto Lavagna, Ramón Puerta y Adolfo Rodríguez Saá. Es decir: todo el peronismo anti-K.
O casi: a pesar de la multiplicidad de representaciones, más allá de que jueguen con el simulacro de que no se anotarán «ismos», en esa mesa estará ausente Carlos Menem. Tampoco, avisan, habrá algún delegado formal del menemismo residual. Desde temprano, en el salón de Los Dos Chinos, el viernes se alinearán, en teoría, delegados de todo el país para alumbrar el Peronismo de Pie (PdP) y nominar un «canciller» que dialogue y negocie con otros partidos y sectores la eventual gestación de un frente político y electoral.
Adeptos
Será el segundo round tras la romería en el hotel Bauen a fines de octubre. Luego, se sabe, irrumpió el factor Misiones y lo que era un intento tibio sumó adeptos que entrevieron que la derrota de Carlos Rovira dañó de manera irreparable a Kirchner.
Ante eso, unos fantasean con la oportunidad de derrotarlo; otros, más prosaicos, la ocasión para forzar a pactar.
Como aproximación a ese universo anti-K, resultan útilesalgunas precisiones sobre los actores -reales o simulados-; los roles y, peronistas al fin, las disputas en un bloque que recién amaga con florecer. Veamos:
El viernes, en Los Dos Chinos, esperan a Chiche Duhalde. La senadora -que estuvo antes, en Mar del Plata, en una actividad de Roberto Lavagna- es el único indicio palpable que se puede rastrear, siquiera como indicación, sobre los movimientos de Duhalde. Pero igual es difuso. En el gobierno, por caso, no se muestran preocupados por los pasos del ex presidente. Un peronista, que lo conoce mucho y bien, y lo vio hace 15 días, que fue su socio pero ahora pasta en otro corral, jura y perjura que el ex gobernador está fuera del ring. «Y si está jugando esa (por los anti-K), se está equivocando feo», admite, de última, para dejar entornada una puerta y que no lo degüelle una sorpresa. Otro dirigente, que integró su gabinete, mientras pasa lista de los asistentes a la cumbre del viernes, asegura que Duhalde está dedicado a pleno a ese armado. Un tercer actor equilibra: «A todos los que le responden, los manda a jugar acá». Por lo pronto, Chiche tiene reservada una silla en la tertulia de los anti-K porque, la traducen, «está dispuesta a colaborar con cualquier armado que sea opositor a Kirchner».
Otro jugador que orbita ese espacio es Luis Barrionuevo, que estuvo reunido más de una vez con Ramón Puerta y envió a una docena de sus «luisitos», encabezado por Horacio Valdez, del sindicato del vidrio, a construir la pata gremial del PdP. Mientras tanto, Barrionuevo negocia su propio juego en Catamarca, alienta un pacto entre su esposa, Graciela Camaño, y Dante Dovena en San Martín, y pulsea en la CGT donde Hugo Moyano le envió un emisario para intentar una reconciliación. Apenas ocurrió Misiones, Barrionuevo había puesto sobre la mesa que «voltearía» al camionero y alinearía a la CGT en el PJ anti-K. Promesas de un martes a la mañana, que 72 horas después se esfumaron.
Hasta ahora, el jugador más claro es Puerta. Todavía montado sobre el «urnazo» de Misiones, el ex presidente se instala como el rostro de ese montaje y, como tal, será ungido en Los Dos Chinos como el delegado para dialogar con otros espacios. Puerta, asistido por Miguel Angel Toma, alienta la teoría de que el peronismo debe juntarse para impulsar un frente opositor y luego, más adelante, definir un candidato. Es, claro, la forma de mantener a los distintos actores en esa mesa: el ex SIDE sintoniza con Lavagna, hay delegados de Macri (Cristian Ritondo) y Carlos Grosso quiere arrimarle peronismo a Jorge Sobisch, por citar algunos puntos de cierta incompatibilidad. El propio Puerta, que el viernes tuvo un acto en el sindicato nacional del vidrio, en Avellaneda, se imagina candidato en 2007 y no para presidir el PJ como le sugieren en su cercanía.
El polo de atracción que generó la cumbre llegó hasta Adolfo Rodríguez Saá. El puntano -que se relame ante la fractura del kirchnerismo en su provincia, donde se topetean Daniel Pérsico y Alfonso Vergés- se reunió con Puerta y le pidió participar. Se acordó, finalmente, que no estará pero enviará como emisario a Luis Lusquiños. En otros tiempos hubiese ido Hugo Franco, que restableció relaciones con el senador, pero todavía hay heridas y distancia entre ambos luego de la accidentada salida de Franco del gabinete de Alberto en San Luis. Otro jefe provincial, con pretensiones en el peronismo -lanzó una agrupación propia: la 8 de Octubre-, pero que estará representado por un delegado, es el salteño Juan Carlos Romero, que enviará a Angel Torres. Romero juega en sintonía con Rubén Marín, pampeano que verá a Jorge Matzkin en el encuentro del PdP, anotado en una larga lista de «viudas» políticas que fueron funcionales tanto a Menem como a Duhalde. Dos casos: el santafesino Oscar Lamberto y Humberto Roggero. Este no será el único llegado de Córdoba: también esperan a Olga Riutort, ex de José Manuel de la Sota.
En el caso de Roberto Lavagna, el enlace es el grupo El General y, dentro de este espacio, Jorge Sarghini y Eduardo Camaño, que alguna vez compartieron con Puerta y Rodríguez Saá un palco desde donde se pidió la normalización del PJ. Pero en esa mesa hay ruidos: Lavagna, es cierto, se muestra más abierto y flexible para el diálogo, lo que facilita una negociación, pero de El General -aunque fueron invitados Sarghini y Camaño- parece más probable que concurra Francisco De Narváez, quien ya reservó lugar. Debe recordarse que el empresario lanzó su precandidatura a gobernador en una peña donde estaba -salvo Blumberg- buena parte de los peronistas que participarán del encuentro en Los Dos Chinos. ¿Quién representa más a Lavagna: Sarghini o De Narváez? A simple vista, a juzgar por quien escolta al ex ministro en todas las rondas, no hay duda que prefiere al «Oveja» (es como llaman los amigos con cariño a Sarghini).
Si se trata de terminales múltiples, el caso sintomático es el peronismo porteño que se muestra al lado de Mauricio Macri, pero juguetea con los lavagnistas de El General y, sobre todo, se ilusiona con algún día recuperar el partido que controla Alberto Fernández. Por el macrismo, en Los Dos Chinos estarán Ritondo y el lúdico Daniel Amoroso, además de Toma, que se enlaza con ese núcleo porteño pero, a su vez, se muestra cerca de Lavagna. Macri, claro, no estará: dejará algunas indicaciones y esta semana partirá hacia Europa.
Dejá tu comentario