Para quienes temen que la fascinación de Néstor Kirchner por el poder lo vuelva peligrosamente expansivo, vale la pena aclarar que los carteles que promueven la figura de Néstor fuera del país no le deberían ser imputados a él, al menos por ahora. En efecto, las calles de Washington DC se han adornado con la figura de «Néstor, el candidato de la esperanza». Pero no es Kirchner el exaltado por el marketing, sino un tocayo, Néstor Djordan, nacido en Camerún y aspirante al gobierno de la capital de los Estados Unidos, a la que promete convertir en «una ciudad en serio».
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