Marcha hoy de Moyano contra Macri con visto bueno de los Kirchner
En menos de un mes tronó la respuesta: a través de Hugo Moyano, el oficialismo la emprende contra Mauricio Macri, que se atrevió a desplazar a "ñoquis" del Gobierno de la Ciudad e intervenir una de las cajas del sindicato municipal. Parece imperdonable para la Casa Rosada, que, a través de la excusa de proteger la estabilidad de los empleados, revela una vieja inquina nunca superada contra el ingeniero boquense (al matrimonio Kirchner y al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, les cuesta aceptar haber perdido frente a Macri; basta recordar que éste acusó al electorado porteño de "soberbio"). Se teme que haya violencia hoy en el centro, sobre todo porque ayer ya hubo actos de amedrentamiento contra funcionarios y desórdenes en despachos del Palacio de Gobierno. La Nación maneja a la Policía y puede dejar inerme al gobierno local frente a los mismos actores que presionaron a Fernando de la Rúa hasta tumbarlo. Hay un mensaje: no hay vida fuera de la sumisión al modelo de los Kirchner. Mientras, el matrimonio presidencial está refugiado en El Calafate, y todo el gabinete nacional guarda silencio. Tampoco hay solidaridad de gobernadores que tienen los mismos problemas que el jefe de Gobierno porteño.
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Apenas que demostrara con la chanza su capacidad de daño, pero sólo eso por el momento. Nada de repetir aquella desagradable foto con una montaña de basura volcada en la puerta misma del palacio de la jefatura local en tiempos de Aníbal Ibarra.
«¿Paran los camioneros?», preguntaron curiosos de la tenida.
«No, ojalá», se conformó un activista municipal, que sabe que el gremio en el cual se alista no podría sostener una medida de mayor consistencia que la de hoy, que le repiten que la modalidad «tiempo indeterminado», difícil de llevar adelante y que las huelgas municipales afectan servicios que terminan predisponiendo a los vecinos en su contra, una consigna que parece conocer Macri, quien también juega con que la temporada estival amortigua los golpes.
«¿Y Cristina?», preguntó el curioso a los dirigentes gremiales.
«Nada, pero llamaron algunos ministros», se conformaron los municipales.
«La CGT y la Secretaría de Derechos Humanos repudiamos enérgicamente las medidas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri, que atentan contra un derecho fundamental de los trabajadores como es el derecho a la salud», expresó la central en un comunicado firmado por Moyano y Piumato.
Dijeron que los «únicos dueños» de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires (ObSBA) «son los trabajadores» y que «para Macri, la negra y larga noche del neoliberalismo no terminó». Pero saben que en la misma jornada, sectores docentes aplaudieron la medida del jefe de Gobierno, porque reclaman desde hace tiempo poder cambiar de servicios sociales, lo que está impedido actualmente a los municipales.
«En defensa de los derechos de los trabajadores municipales, decimos no a los despidos y no a la intervención de la obra social», concluyó CGT, mientras que Datarmini denunció que la decisión tomada por el gobierno de Macri «fue unilateral, sin consulta a la parte sindical», y aseguró que el decreto de intervención de la obra social fue dictado «sin tener facultades».
Macri movilizó al gremio en su contra en dos frentes: los despidos de 2.300 contratados y la amenaza de más por un lado y por otro la intervención a la obra social.
Así, ayer el directorio de la ObSBA, que preside Datarmini, emitió una resolución en rechazo al anuncio del decreto de necesidad y urgencia que dispone la intervención y la desregulación y a la vez recurrió al abogado Daniel Llermanos. El letrado les aseguró que la medida es « anticonstitucional» y preparó un recurso de amparo para presentar ante la Justicia. También así, el retruque gremialtiene dos aristas: la judicial contra la intervención y la marcha de hoy contra las cesantías.
Para Datarmini, la medida tomada por Macri pertenece a «una campaña de grupos financieros que pretenden que se desregule la ObSBA para que algunos gremios vendan su padrón a las prepagas».
Desde el gobierno macrista insistieron con que el servicio «es malo» y que los desplazados «son 'ñoquis'» o «contratos políticos que se tienen que ir». Lo repitió Horacio Rodríguez Larreta a lo largo del dial, mientras que el gremialista de Sutecba, Alejandro Amor, recorría también las radios explicando que «una cosa es el conflicto gremial generado por Macri, que ya produjo 2 mil cesantías y que se apresta a realizar otras 2 mil en los próximos días, perjudicando a trabajadores que perciben por todo concepto entre 800 y 2.200 pesos, y otra la intervención del sistema solidario de salud».
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