"Quiero pedirles disculpas por lo que dije el lunes; sepan que los entendí", dijo el presidente Mauricio Macri en su mensaje grabado. "El lunes estaba muy afectado por el resultado del domingo, sin dormir, triste por las consecuencias, pero prioricé atender a la prensa", intentó explicar de esta manera por qué se enojó con los votantes que masivamente optaron por Alberto Fernández.
Comenzó la pelea por revertir el mal resultado electoral
El presidente Mauricio Macri pidió disculpas por responsabilizar a los votantes de la inestabilidad económicas el pasado lunes. "Quiero que sepan que los entendí", dijo antes de anunciar medidas.
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"Quiero que sepan que los entendí, respeto profundamente a los argentinos que votaron otras alternativas. A los que votaron por nosotros en 2015 y ahora votaron en contra de nosotros", continuó en un mensaje conciliador.
Cabe recordar que el lunes Macri implícitamente acusó a los votantes de ser artífices de la inestabilidad económica (que además podía continuar) por no haber votado a Juntos por el Cambio. Al parecer, ese día el primer mandatario se olvidó que sigue siendo el presidente de los argentinos.
La desazón que produjo su mensaje también abarco a la propia tropa. “Si tratamos mal al votante, ¿cómo vamos a convencerlo de que cambie su voto?” señalaban marcando una contradicción con el mensaje que salía de las oficinas del jefe de Gabinete, Marcos Peña en el sentido que se iba a dar pelea en octubre para revertir el mal resultado electoral. Ahora la meta es lograr llegar a noviembre y competir en el balotaje.
“Empezó la campaña”, graficaban en los pasillos de la Casa Rosada. “Haremos todo lo que haga falta para que este esfuerzo de tres años y medio no termine en la nada”, y la batería de medidas anunciadas es el primer paso de la pelea.
En el seno del entorno presidencial finalmente comprendieron que “con los bolsillos vacíos no se ganan elecciones”. La ceguera de una gran parte del gabinete, la soberbia del poder, los entornos que tienen una claque de aplaudidores afectaron al gobierno que se fue alejando cada vez más del sentir de la gente.
Es cierto que Macri se veía en sus recorridas con personas comunes, empresarios pymes, pero eran visitas cuidadas, controladas. Además, tiene que haber una situación muy dramática para que en dichas visitas la gente se muestre intolerante o irrespetuosa con la máxima autoridad del país.
Es decir, y como casi siempre ocurre, con el tiempo las autoridades van perdiendo percepción de lo que le ocurre a la mayoría de los argentinos.
Se basan en las propias encuestas que claramente han demostrado que no son un termómetro para medir qué es lo que le pasa a la ciudadanía.
El “cachetazo” de las PASO sólo puso en evidencia que muchas veces las críticas que se escuchan de los medios “no responden a una visión negativa” como piensan áreas de comunicación del gobierno.
Costo fiscal y credibilidad
“Las medidas tendrán un costo fiscal superior a los 40.000 millones de pesos, es más cerca de los 55.000 mil millones de pesos”, reconocen desde el área técnica, y “se reasignarán partidas y se afectará parte de la obra pública”, señaló en declaraciones radiales el ministro de Producción, Dante Sica. Al respecto, Sica cobrará un rol más relevante en el gabinete nacional habida cuenta que es quien conoce bien las dificultades que atraviesan las empresas y los trabajadores.
Los primeros cálculos de los analistas arrojan que las cuentas fiscales no se verán comprometidas porque la devaluación y la inflación tenderán a incrementar las arcas del fisco. En cambio, la suba del tipo de cambio torna más compleja la situación de endeudamiento externo, de donde no extraña que desde el exterior se observe con creciente desconfianza la situación argentina.
En lo inmediato, el paquete traerá cierto alivio. Por ejemplo, la suba del salario mínimo (se habla de un aumento en torno de 25%) intentará morigerar el incremento de precios – la CGT pedirá mucho más -. Asimismo, el gobierno prevé otras resoluciones como contemplar la situación de los deudores de créditos hipotecarios UVA.
Al respecto, la devaluación del peso, superior al 20% (suponiendo que la divisa se mantenga en estos valores), ya implica una inflación para agosto que, de acuerdo a las consultoras económicas, va del 4,5% a 6%, aunque todavía se trata de meras hipótesis que varían mucho según el criterio que se tome de traslado de la devaluación a los precios.
Controlar la inflación es clave para que la gente sienta una mejora en su poder adquisitivo. El gobierno fracasó primero con la política de metas con tasas de interés, después congeló la base monetaria con iguales resultados y últimamente, y sin decirlo, apeló al control del dólar para aquietar la inflación.
En este momento el programa no tiene un “ancla”. El gobierno sólo anunció un congelamiento en el precio de los combustibles por 90 días. Entre los economistas se especula con que el Banco Central intentará mantener el dólar en torno de 55 a 60 pesos, y la forma en que intervino la autoridad monetaria en el mercado (dejando que supere el techo de 51,50 pesos de la banda establecido con el Fondo Monetario Internacional) va en este sentido. Y se especula con que el gobierno intentaría que las empresas reduzcan en todo lo posible el traslado de los aumentos de los costos a los precios finales.
Los operadores especulan con que el temor y la desconfianza no solo es responsabilidad de la incertidumbre que genera la posible vuelta del kirchnerismo sino también de la impericia del gobierno de Cambiemos. Y los analistas no saben si se podrá revertir la situación con este paquete de medidas.
“Es cierto que es necesario recrear expectativas, pero la duda es si no se llega tarde”, comentaban en la City, refiriéndose no solo al paquete de medidas sino también al llamado al dialogo que efectuó el presidente.
En el entorno presidencial se señala que el reconocimiento de Macri en cuanto a que el resultado electoral fue “solamente responsabilidad mía y de mi equipo de gobierno” no puede quedar solo “en una frase”. Piensan que es necesario que haya algunos cambios en el gabinete. “Si hubo errores, alguien tiene que pagar” afirman.
En esta línea, destacan la actitud que tuvo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio: el mismo domingo ofreció su dimisión, al igual que lo había hecho en octubre del año pasado, aunque no hayan sido su responsabilidad los errores políticos.
Macri tomó conciencia de que con su actitud del lunes podía afectar la gobernabilidad y por eso en su mensaje enfatizó “ahora, mi tarea como presidente es cuidar la gobernabilidad”, al tiempo que llamó al dialogo. “Estoy disponible las 24 horas para que hablemos, quiero reunirme con ellos, quiero que transmitamos tranquilidad en este proceso electoral que ha comenzado. Debemos conversar entre nosotros, mantener líneas abiertas y no entender esto como una pelea como enemigos sino como una discusión entre rivales en el marco de la democracia”.
Las dudas que surgen de parte de la oposición es si este llamado será de verdad y al respecto Marco Lavagna, en declaraciones a Ámbito interrogó si “se acuerdan de los 12 puntos que el gobierno convocó para firmar” tiempo atrás.
De todas maneras, el llamado presidencial a que la oposición articule una respuesta.
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