23 de julio 2019 - 00:01

Macri-Cristina: entre la estrategia y las disculpas

La campaña entró en los 20 días finales. La fábula del escorpión y la rana en su máxima expresión. El macrismo busca achicar diferencias y el kirchnerismo hace aparecer a Cristina una vez más.

Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner.
Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner.
NA

Los errores y aciertos en la estrategia de campaña que le tocan a cada bando van quedando más en evidencia a medida que se acerca el cierre de este tramo hacia las PASO. Hay una diferencia clave en todo esto que va quedando al desnudo. En Juntos por el Cambio aparece el expertise en estrategias electorales que caracterizó al grupo y en especial al dúo Marcos Peña-Jaime Durán Barba, mientras que el kirchnerismo del Frente de Todos navega, sin encontrar salida por ahora, en sus errores de siempre: las relaciones con la prensa y los desbordes dialécticos de Cristina de Kirchner que en tiempos de poder absoluto se obviaban mientras que ahora quedan desnudos con toda evidencia.

Todas estas estrategias cruzadas comienzan a desarrollar su tramo final desde esta semana. Mauricio Macri tendrá una mini gira de 48 horas que tocará Santa Fe, pero que tiene destino final en Córdoba. Llega allí, donde en 2015 se definió la presidencial y este año posiblemente también, con algunas garantías. El Presidente, se afirma, no enfrentará la frialdad de Juan Schiaretti, algo que si tuvieron que soportar Alberto Fernández o el propio Roberto Lavagna, a quien el gobernador cordobés ya había fumigado con la instrucción de ir a una PASO cuando Alternativa Federal aún era una chance. El exministro de Economía de Néstor Kirchner solo logró una foto de compromiso junto a Juan Manuel Urtubey, el único de ese binomio presidencial al que Schiaretti aún le guarda afecto político.

Habrá café, entonces, entre el Presidente y el gobernador, escala esencial de la campaña y una recorrida cordobesa. Luego se espera un acto y otra visita aunque el armado del cierre de campaña hacia las PASO no contempla que ese esa el broche formal. Macri y su directorio en la Rosada no gustan de esos armados clásicos y, como lo hicieron en 2017, habrá cierres múltiples con caminatas y visitas antes de estas PASO que son presidenciales pero que, además, tienen impacto local en la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires donde aún se juega la diferencia entre la vida y la muerte, y en Santa Cruz.

No serán mencionadas aquí las decenas de encuestas que circulan por estos días encargadas por múltiples

En el Frente de Todos la estrategia de mantener a Cristina de Kirchner en un segundo plano comenzó a virar desde la semana pasada con apariciones más frecuentes de la expresidenta, en lugar de las apariciones a solas de Alberto Fernández que caracterizaron a los primeros tiempos de la fórmula.

El problema aquí volvió a ser la oralidad poco controlada de Cristina. En esa semana de perfil en alza ya tuvo que pedir disculpas en dos ocasiones. En una al periodista Luis Novaresio, al que en una presentación en Mar del Plata había acusado de interrogarla (con una descripción casi de tortura) durante un reportaje). Se ganó la expresidenta que le volvieran a decir, con razón, que el periodismo le molesta. La otra disculpa fue a las sufridas pymes de la alimentación que producen segundas y terceras marcas a las que denigró como ignotas y con nombres que ya pasan a la historia: pindonga y cuchuflito. Seguramente Alberto F., debe haberse preocupado ante semejantes definiciones. No parece que haya aceptado la nominación presidencial para convalidar esas estrategias de Cristina, sino todo lo contrario. Mucho menos que deba trajinar la campaña en constante pelea con la Justicia federal. Es un ejercicio que tanto él a nivel nacional, como Axel Kicillof en la provincia, deben enfrentar día a día para demostrar que aún no lo gobierna Cristina y a otro La Cámpora. Ellos también tienen menos de tres semanas por delante.

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