La condena a Cristina Kirchner, ratificada la semana pasada por la Corte Suprema, pausó las internas en el peronismo y sacudió las ansias del PJ de movilizar toda su estructura, un hecho que no había ocurrido en lo que va del gobierno de Javier Milei.
Multitud y unidad (¿momentánea?): Cristina Kirchner, detenida, articuló primeros esbozos de un frente anti Milei
Presencias de Kicillof y de Massa, con estandartes de sus propios espacios. Ausencia de la CGT. Incógnitas por la sostenibilidad de la unión del PJ. Cambio de escenario de Comodoro Py a Plaza de Mayó también resignificó el discurso de la expresidenta: impronta opositora y arengas al "Vamos a volver".
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La convocatoria se mudó de Comodoro Py a Plaza de Mayo. Un giro también en el discurso.
Al menos por ahora, las pulseadas en el seno del PJ quedaron de lado, y llegó hasta la Plaza de Mayo una multitud, calculada por los organizadores en un millón de personas. La logística comenzó a diagramarse incluso antes de que se conociera el fallo del máximo tribunal, que determinó la pena de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos para la expresidenta. La sede de Matheu congregó en los últimos días a legisladores nacionales, dirigentes gremiales, intendentes, gobernadores, movimientos sociales. Dirigentes variopintos que organizaron la mega movilización, arengaron a la militancia y llamaron a una unidad. Unidad que está por verse, más allá de la postal de esta tarde.
El kirchnerismo insistió en marcar la épica y las analogías entre Juan Perón y Cristina Kirchner. Similitudes que, aunque no dejan de ser forzadas, también se inscriben en la trayectoria histórica del Partido Justicialista. El llamado a la unidad fue recogido por las diferentes tribus peronistas, aun bajo las incógnitas del día después. Participaron de la movilización los actores centrales de Unión por la Patria: además de La Cámpora, con rol protagónico, también tuvieron presencia relevante Axel Kicillof y Sergio Massa. Ninguno se fundió en el llano del “peronismo”, sino que marcaron el paso bajo el sello de pertenencia: el Movimiento Derecho al Futuro fue el estandarte que acompañó al gobernador bonaerense y el Frente Renovador fue la insignia en alto del massismo.
“Estamos frente a una condena absolutamente injusta, fuera de la ley y con un procedimiento judicial totalmente trucho contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner”, dijo Kicillof. “Hoy estamos donde tenemos que estar, en la calle, en una manifestación pacífica para denunciar la violencia y la persecución”, agregó. Massa, en tanto, sostuvo: "Es momento de un unirse y movilizarse por Cristina, contra Milei y por una política por y para los argentinos". Fue a la Plaza de Mayo con la primera línea del FR: Malena Galmarini, el presidente del partido Diego Giuliano, Alexis Guerrera (presidente de la Cámara de Diputados de PBA), Sebastián Galmarini (funcionario provincial), Martin Marinucci (ministro de Transporte de PBA), entre otros.
No hubo, en cambio, participación orgánica de la CGT. Evitó la cúpula pasar por Matheu. Eludió la cumbre la semana pasada y se excusó también este martes. Envió ayer un tibio comunicado, compadeciéndose por la situación, habilitando a cada sindicato a tomar las acciones pertinentes, pero sin tomar cartas en el asunto como central obrera. No fue inocuo, otros gremios apuntaron a la CGT por su inacción. Por caso, los metalúrgicos de la UOM lanzaron cuestionamientos y llamaron a "pronunciarse firmemente".
Lo de la CGT es una señal de cara a lo que viene y a las posturas que esgrimen por lo bajo, lejos de los micrófonos, los dirigentes del peronismo no K. La unidad -dicen, abreviando- podrá sobrevivir si no hay intentos de La Cámpora de marcar listas y directivas, máxime sin la candidatura de Cristina.
En ese marco, los gobernadores aceptaron el convite y participaron de los fogones de Matheu, mas no sea en forma virtual, hasta los jefes provinciales más alejados del universo K (y más cercanos a Milei), como el tucumano Osvaldo Jaldo o el catamarqueño Raúl Jalil. En línea con lo también acordado con intendentes, hubo actos en las provincias y también envío de refuerzos militantes a la Ciudad de Buenos Aires. Misma lógica: podrán convivir bajo el mismo paraguas, siempre y cuando sean patrones en sus pagos.
El primer deadline para exhibir cómo sigue el post movilización será en menos de un mes, el 9 de julio, cuando cierren las alianzas en la provincia de Buenos Aires. El segundo, el 19 de julio, con el cierre de plazo para inscribir candidaturas. El reemplazo de Cristina en la tercera sección, y el reparto de lugares con el MDF de Kicillof y el FR de Massa serán clave para sostener la comunión opositora.
Cambio de escenario
La Justicia, previo diálogo con el Gobierno, optó por evitar la foto de Comodoro Py. Habilitó la prisión domiciliaria, con condiciones. Un intento por desactivar la marcha, que de todos modos se realizó, pero con cambio de escenario: en vez de los tribunales federales, fue hacia la Plaza de Mayo. Por un lado, el kirchnerimo logró evitar la foto de la expresidenta subiendo las escalinatas de Comodoro Py. No hubo imágenes que horadaran su honor.
La jugada, para el Gobierno, que intenta silbar bajito para que la marca se la lleve Mauricio Macri, tuvo un efecto positivo y otro negativo a sus fines. Por un lado, una movilización con Cristina en el centro de la procesión, hubiese sido eterna. El ida y vuelta de Constitución a Retiro, interminable.
Pero, en paralelo, el acto frente de la Casa Rosada permitió que el discurso girara contra Javier Milei, por un hecho en el que el Presidente evitó casi pronunciarse. La crítica anti justicia y de denuncia contra Macri por su injerencia en el proceso de la causa Vialidad pasó desapercibida. En cambio, Cristina aprovechó la unidad (¿momentánea?) del peronismo para articular un discurso opositor.
Cuestionó al Gobierno por la pérdida del poder adquisitivo de la sociedad, por el endeudamiento tanto del Estado como de las familias. Y prometió el “Vamos a Volver”, que entusiasmó a la militancia y le dio un norte al peronismo, en momentos en que pesaban más las internas que las estrategias para llegar enteros a 2027.
Sostener esas expectativas serán ahora la tarea del PJ, con Cristina detenida en su domicilio de Constitución.
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