18 de octubre 2004 - 00:00

Obvio: Cristina de Kirchner evita controlar a su marido

Cristina de Kirchner
Cristina de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner dio otro paso al costado para evitar imponerle controles a su marido. Esta semana comenzará a funcionar una subcomisión en el Senado destinada a la discusión de la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia. Una forma de empantanar, todavía más, un debate, a priori, muy controvertido y que viene pospuesto desde la sanción de la reforma constitucional de '94.

La idea sirvió para salir de la urgencia. Tras varios y constantes reclamos, la primera dama se vio forzada a habilitar la discusión sobre los DNU, pero en lugar de hacerlo en el plenario de la comisión que ella comanda, la de Asuntos Constitucionales, optó por armar una delegación especial con dos peronistas -Miguel Angel Pichetto y la porteña María Laura Leguizamón-, más el radical Ernesto Sanz -uno de los más críticos por las demoras-, y el líder del Frente Cívico y Social de Catamarca, Oscar Castillo, afiliado a la UCR que fue aliado del gobierno de Néstor Kirchner en las últimas elecciones y que en la Cámara alta funciona como provincial independiente. Es decir que el PEN tiene supremacía asegurada en la subcomisión.

El formato elegido para estudiar expedientes polémicos parece hacerse costumbre en Cristina de Kirchner. En una semana, es la segunda subcomisión creada a instancias de ella. Tal cual adelantó este diario el viernes, funciona otra destinada a coordinar la aprobación del sistema de juicio por jurados, una de las demandas pendientes de sanción del primer petitorio Blumberg y que el renunciado Gustavo Béliz incluyó de apuro en el Plan Integral de Seguridad, improvisado por el ex ministro en plena crisis de inseguridad.

• Incomodidad

Gracias a este mecanismo de montar una mesa de discusión fuera de la comisión, la senadorasantacruceña eludió hacerse-cargo de una discusión incómoda para ella desde varios puntos de vista. El más obvio: quedará al margen de tener que ponerle límites a su esposo, el Presidente. Por otro lado, no tendrá que exponerse a sus propias contradicciones, ya que en el pasado no muy lejano redactó un dictamen que ahora no le conviene al Ejecutivo.

Siendo diputada, durante el gobierno de la Alianza, sostuvo que el silencio -es decir que el Congreso no se expidiera sobre un DNU-volteaba el decreto. Ahora, para mantenerse oficialista, tendría que dar un giro y levantar exactamente el criterio contrario. La Casa Rosada pretende que el silencio no signifique la caída del DNU sino el mantenimiento de la resolución presidencial, en tanto y en cuanto el Legislativo no disponga taxativamente lo contrario.

El riojano
Jorge Yoma funciona como rueda de auxilio del kirchnerismo en la materia. En la misma época, con Fernando de la Rúa en el poder, propuso lo mismo que reclama en reserva el patagónico.
También es lo que vienen fogoneando los diputados del PJ que responden a Olivos.

En la
Cámara baja se discutedesde hace semanas en Asuntos Constitucionales la forma de controlar los decretos. Pero tampoco hay consenso: se presentaron, hasta ahora, 4 despachos y viene otro en camino. El cuarteto corresponde al PJ (coordinado en la bancada por José María Díaz Bancalari y en comisión por el joven salteño Juan Manuel Urtubey), la UCR, Jorge Reinaldo Vanossi (Compromiso para el Cambio) y Alberto Natale (PDP-Interbloque Federal de provinciales), respectivamente. Se les sumará un texto elaborado por la arista Marcela Rodríguez.

Urtubey
, que encabeza Asuntos Constitucionales, adelantó a sus colegas del oficialismo y de la oposición que no podrán avanzar en la ley y en la bicameral que debe supervisar los DNU, mientras no exista suficiente acuerdo.

• Colisión

Para votarlo en el recinto son necesarias 129 manos en alto. El peronismo cuenta con esa cantidad en el bloque, aunque no están disciplinadas para imponer lo que reclama el PEN. Por supuesto, más lejos de conseguir ese número están los opositores que insisten en que el silencio del Congreso termina con la vigencia del decreto.

En definitiva,
la subcomisión digitada por Cristina de Kirchner colisionará con Diputados o terminará, en el mejor de los casos, enredándose en una discusión que el oficialismo no está en condiciones de dar con éxito. Quizá, confíe en ampliar la supremacía actual en la renovación parlamentaria de 2005 y así poner en marcha la bicameral de los decretos de necesidad y urgencia con las reglas deseadas.

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