3 de septiembre 2007 - 00:00

Opositor Juez complica a oficialista Schiaretti

Tampoco imaginó Néstor Kirchner que Córdoba podría aportarle un mal trago, sobre todo luego de haber sellado con el gobernador, José Manuel de la Sota, un pacto por la vicegobernación, para apropiarse, de alguna manera, de un triunfo que parecía cantado hace dos semanas cuando Cristina visitó la provincia. Sin embargo, el avance del opositor Luis Juez sobre el candidato del delasotismo, Juan Schiaretti, dibujó finalmente un inesperado escenario de empate técnico que obligó a contar los votos uno a uno. La única certeza la aportó la capital de Córdoba, que seguirá en manos del juecismo pese a los esfuerzos del radical Ramón Mestre de apoderarse del triunfo.

Opositor Juez complica a oficialista Schiaretti
Córdoba (especial) - En sorpresiva y muy reñida elección, el candidato a gobernador de la oficialista Unión por Córdoba, Juan Schiaretti; y el postulante del Frente Cívico y Social, el intendente capitalino Luis Juez, peleaban anoche cabeza a cabeza el resultado de los comicios en los que se define el sucesor de José Manuel de la Sota.

Pasadas las 23, Juez cuestionó la insólita y sugestiva demora en el recuento de votos, impropia para una provincia «tan informatizada». En el juecismo denunciaron que fue una estrategia del gobierno para disimular una potencial caída del oficialismo, la segunda del día después de Santa Fe. Desde el PJ, en cambio, la atribuyeron al importante corte de boleta.

Schiaretti -con el apoyo, sobre todo en el último tramo de la campaña, de Néstor y Cristina Kirchner-se imponía sobre el opositor Juez, en quien sin embargo la Casa Rosada jugó algunas fichas, que anoche cotizaban por las nubes.

El hombre de la UCR, el diputado nacional Mario Negri, debía conformarse con el tercer lugar, pese a las más acotadas esperanzas que en él pusieron tres candidatos presidenciales: Roberto Lavagna, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. Fue, en rigor, la elección más reñida de la historia cordobesa.

El dilema central estaba en la ciudad de Córdoba, que reúne 40% del padrón electoral.

Anoche, Juez se arrogaba allí un triunfo por cerca de 20 puntos, que de confirmarse amenazaba con desequilibrar la buena elección que en el entorno de Schiaretti aseguraban haber hecho en el interior.

Más allá del resultado, lo que era un hecho es que se rompió por primera vez a nivel de la elección a gobernador el tradicional bipartidismo entre radicales y peronistas.

La sorprendente postal de por sí representó un fuerte respaldo al polémico Juez -rival político de De la Sota- y un voto castigo para el justicialismo que lidera De la Sota, quien acumula dos períodos consecutivos al frente de la gobernación.

También lo fue para los Kirchner, quienes si bien desplegaron en este distrito el tradicional juego a dos puntas entre Schiaretti y Juez, en el último tramo de la campaña se jugaron fuerte a favor del actual vicegobernador.

No aportó un arrastre de votos fundamental, en tanto, la alquimia de la Casa Rosada que pegoteó a Schiaretti con Héctor «Pichi» Campana. En la otra vereda, sí le funcionó a Juez el entendimiento con el radical K Benigno Rins, intendentede Río Cuarto. En la ciudad de Córdoba, en tanto, triunfó con contundencia el juecista Daniel Giacomino por más de 20 puntos, lo que le permitió retener el poder que hoy ostenta Juez y que fue central para el desempeño del actual jefe comunal a nivel provincial.

En segundo lugar, se instaló el radical Ramón Mestre (h), quien ayer, con ese importante repunte respecto de 2003, se ganó la felicitación in situ del titular de la UCR nacional, Gerardo Morales.

En tanto, el peronismo -que se presentó dividido, favoreciendo a Giacomino- vio perder ayer (en mala elección) la posibilidad de quedarse con la estratégica plaza: la ex esposa del gobernador, Olga Riutort, de la mano del Movimiento de Acción Vecinal (por fuera del PJ), y el ex ministro de Salud de De la Sota Roberto Chuit debieron recostarse a la cola de la discusión mayor.

En la Casa Rosada confiaban en un cómodo triunfo de Schiaretti, el actual vicegobernador de José Manuel de la Sota, que ayudara a esconder bajo la alfombra una probable derrota del justicialismo en Santa Fe. Sin embargo, inesperadamente, la provincia mediterránea se convirtió en un dolor de cabeza.

Poco después de las 18, el secretario de Transporte nacional, Ricardo Jaime, quien traccionó a favor de Schiaretti, admitió que se esperaba una mayor diferencia a favor del ex interventor de Santiago del Estero.

En rigor, Kirchner tempranamente jugó a favor del verborrágico Juez. Sin embargo, después la conveniencia que le aconsejaban los sondeos lo terminó encolumnando detrás de Schiaretti, a quien le impuso como compañero de fórmula al concejal y ex basquetbolista Campana (Frente para la Victoria), con el respaldo del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.

Aunque, en su tradicional juego a dos puntas, apostó un apoyo -aunque claramente menor- también para Juez, de la mano del jefe de Gabinete, Alberto Fernández y, más recientemente, de la titular del PAMI, Graciela Ocaña, y la diputada nacional del FpV, Patricia Vaca Narvaja, quien ayer siguió los comicios desde el búnker del juecismo, lo mismo que el destituido intendente porteño Aníbal Ibarra.

Desconfía profundamente el presidente de De la Sota, a quien ve como un futuro adversario en una carrera hacia la Casa Rosada. Tampoco ve con buenos ojos, en rigor, a Schiaretti, quien como funcionario del por entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, se convirtió en molesto examinador de las finanzas provinciales en los tiempos de Kirchner gobernador.

Pareció darles la razón De la Sota a los temores de Kirchner en las últimas horas, al asegurar públicamente que votará por Cristina Kirchner, pero que le hubiera gustado una «fórmula más peronista».

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