Picardía
La fractura de la CGT está prácticamente garantizada. Sin embargo, los "gordos" de Armando Cavalieri idearon una última estrategia para obligar a Hugo Moyano a preferir la unidad sindical por sobre su candidatura a ejercer un mandato unificado. Desde el lunes pasado comenzó a girar en el seno del sindicalismo la candidatura de Luis Barrionuevo como nuevo jefe de la central sindical a partir de julio. Se trata también de una picardía: Barrionuevo es el principal sostén interno de Moyano. Pero también un enemigo acérrimo de Néstor Kirchner. Salvo que sean ciertas las versiones de que el afán plebiscitario del Presidente es tan extremo que motivó un tímido acercamiento con el gremialista para garantizar los votos en Catamarca.
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De esas cosas no se vuelve. Al menos en la vida real. Pero en la incesante dramatización de la política, jamás se sabe. Por eso habría algunos indicios de que en la relación de Barrionuevo con la Casa Rosada habría habido alguna gestión de acercamiento. Si no es así, ¿cómo se explica que De Vido haya reprendido como lo hizo a Juan Carlos Mazzón por haber visitado Catamarca para armar una fuerza electoral que debilite las posibilidades del PJ oficial para las próximas elecciones? Anoche se comentaba que también Eduardo Camaño,presidente de la Cámarade Diputados y principal interlocutor de Mazzón en el duhaldismo, habría intervenido ante este operador de la Casa Rosada para resguardar a Barrionuevo de sus movimientos. ¿Llegará a tanto la vocación de Kirchner para plebiscitarse que terminará «indultando» a su principal adversario sindical? Getulio Vargas predicaba: «En política, nunca debes ser tan amigo de alguien como para no poder convertirte en su enemigo, ni tan enemigo como para que no puedas convertirte en su amigo».
Si esta lógica brasileña imperara también en la tierra de Vicente Saadi (¿por qué no?), es probable que la idea de los «gordos» no tenga el espíritu insurgente y opositor que se le atribuyó el lunes, cuando esa idea se escuchó por primera vez. Claro, las urgencias electorales catamarqueñas son episódicas. Pero el poder de la CGT, sobre todo cuando se encuentra unificada y el problema de la inflación comienza a volverse inquietante, es algo muy delicado para ponerlo en manos de un adversario. Es decir: acaso la clemencia que podría haber llegado a Catamarca no alcance para que Kirchner tolere a Barrionuevo en Azopardo 802.
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