27 de mayo 2005 - 00:00

Picardía

La fractura de la CGT está prácticamente garantizada. Sin embargo, los "gordos" de Armando Cavalieri idearon una última estrategia para obligar a Hugo Moyano a preferir la unidad sindical por sobre su candidatura a ejercer un mandato unificado. Desde el lunes pasado comenzó a girar en el seno del sindicalismo la candidatura de Luis Barrionuevo como nuevo jefe de la central sindical a partir de julio. Se trata también de una picardía: Barrionuevo es el principal sostén interno de Moyano. Pero también un enemigo acérrimo de Néstor Kirchner. Salvo que sean ciertas las versiones de que el afán plebiscitario del Presidente es tan extremo que motivó un tímido acercamiento con el gremialista para garantizar los votos en Catamarca.

Luis Barrionuevo
Luis Barrionuevo
La ruptura de la CGT parece un hecho irreversible. Los «gordos» de Armando Cavalieri no aceptan que la nueva conducción unificada que debe establecerse en julio tenga como titular a Hugo Moyano. Susana Rueda, la representante de ese sector en el triunvirato que actualmente conduce la central obrera, fue tan severa con el camionero que no dio ya lugar a negociaciones: «Lo único que le interesa es su poder», dijo. Con esta orientación, acaso Rueda queme sus últimas posibilidades de obtener votos sindicales. Pero comenzó a ganar espacio fuera del gremialismo. Sin ir más lejos, ayer la radical Florentina Gómez Miranda la bendijo como «el cambio» y pidió que sea la conductora única de la central obrera «no sólo por razones de género» sino por la conducta exhibida desde que asumió como triunvira. Estas adhesiones más que desmentir confirman la ruptura sindical.

Sin embargo, el lunes pasado, en una de las tantas reuniones destinadas a planificar su estrategia ante el « moyanismo», los «gordos» de Cavalieri elaboraron una última propuesta: postular como candidato «de unidad» nada menos que a Luis Barrionuevo, quien aparece hoy como uno de los apoyos importantes de la candidatura de Moyano, seguido de unos 70 gremios.

La candidatura de Barrionuevo fue materia de conversaciones ayer en todo el sector enemistado con Moyano, mientras el gastronómico permanecía recluido en Catamarca, donde organiza la campaña electoral del PJ para los comicios de octubre. La ocurrencia tiene significados múltiples. Porque no sólo pone en tela de juicio la solidez de la base de Moyano. También muestra los dientes ante Néstor Kirchner, quien a través de Julio De Vido le dio el aval oficial a la candidatura del camionero a la conducción única de la CGT. Nadie sabe a ciencia cierta si se trata de una expresión de amistad o de temor hacia Moyano, quien expande sus pretensiones hacia los demás sindicatos arrebatándoles afiliados pero también hacia el gobierno, reclamándole carteras como el Ministerio de Trabajo.

• Adversario

Para los grandes trazos de la política oficial, Barrionuevo es el adversario irreductible de la Casa Rosada en el sindicalismo oficial. El conflicto con los Kirchner nació en el Senado, donde la actual primera dama abogó por la expulsión del sindicalista por la quema de urnas en los comicios provinciales de Catamarca, en plena campaña electoral de su marido. La respuesta que se le atribuyó a Barrionuevo fue contundente: cuando Cristina visitó Catamarca, grupos identificados con el PJ del distrito la llenaronde huevazos. Ella jamás perdonó, lógicamente, ese tratamiento.

De esas cosas no se vuelve. Al menos en la vida real. Pero en la incesante dramatización de la política, jamás se sabe. Por eso habría algunos indicios de que en la relación de Barrionuevo con la Casa Rosada habría habido alguna gestión de acercamiento. Si no es así, ¿cómo se explica que De Vido haya reprendido como lo hizo a Juan Carlos Mazzón por haber visitado Catamarca para armar una fuerza electoral que debilite las posibilidades del PJ oficial para las próximas elecciones? Anoche se comentaba que también Eduardo Camaño,presidente de la Cámarade Diputados y principal interlocutor de Mazzón en el duhaldismo, habría intervenido ante este operador de la Casa Rosada para resguardar a Barrionuevo de sus movimientos. ¿Llegará a tanto la vocación de Kirchner para plebiscitarse que terminará «indultando» a su principal adversario sindical? Getulio Vargas predicaba: «En política, nunca debes ser tan amigo de alguien como para no poder convertirte en su enemigo, ni tan enemigo como para que no puedas convertirte en su amigo».

Si esta lógica brasileña imperara también en la tierra de Vicente Saadi (¿por qué no?), es probable que la idea de los «gordos» no tenga el espíritu insurgente y opositor que se le atribuyó el lunes, cuando esa idea se escuchó por primera vez. Claro, las urgencias electorales catamarqueñas son episódicas. Pero el poder de la CGT, sobre todo cuando se encuentra unificada y el problema de la inflación comienza a volverse inquietante, es algo muy delicado para ponerlo en manos de un adversario. Es decir: acaso la clemencia que podría haber llegado a Catamarca no alcance para que Kirchner tolere a Barrionuevo en Azopardo 802.

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