¿Prefiere Kirchner rodearse de réprobos antes que de aliados?
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Una de las claves en la relación con la gente que se le reconoce desde siempre al Presidente es capturar voluntades de adversarios quebrando sus convicciones y deslegitimando los argumentos que esa gente usó para crecer, muchas veces en veredas ajenas.
Tal el caso de este Lavagna, antes duhaldista firmando una cosa a la cual ahora Kirchner le obliga a revisar. ¿Con qué convicción podría sostener ahora posiciones contrarias después de tamaño repliegue? Por caso, en la pelea que el ministro mantiene con el Presidente por imponer una reforma laboral que Kirchner le escuchó (tiene además una versión por escrita desde hace más de un mes), pero que el santacruceño retiene como tema propio de otro ministro, Carlos Tomada.
O la sorda pelea de espacios que tiene Lavagna con Julio De Vido no sólo por el manejo de la negociación de las tarifas de los servicios públicos sino ya por las oficinas y PCs del edificio que comparten Economía e Infraestructura. Después afirman que no hay conflictos o que éstos son parte de las gestión democrática del gobierno. El caso Balza proporciona otro ejemplo de este método kirchnerista de capturar voluntades deslegitimando. El ex general es -lo quiera o no- un símbolo del menemismo. Fue el jefe militar que más duró al frente de una fuerza, fue candidato a la Jefatura del Gobierno porteño del riojano hasta que cambió de criterio y miró hacia Mauricio Macri. Hasta sufrió prisión por una causa emblemática del menemismo, el contrabando de armas.
• Dificultades
Ahora Balza acepta la embajada con lo cual deslegitimiza al general en el pasado que lo hizo famoso. Tanto que tiene dificultades hoy Balza para que le firmen el pedido de acuerdo al Senado ya que no han terminado los jueces de formalizar su desprocesamiento, al mismo tiempo que circulan fotos de su presencia junto a Menem en una cena de campaña antes del 27 de abril. Fue en el polígono de tiro de la calle Piedras casi esquina Independencia en cena organizada por el ex sindicalista y ex Renar Genaro Báez y por el coronel retirado Jorge Igounet.
Para que sostenga el rostro, le promete además al ex general que la estadía en Colombia es pasajera, y que cuando haya cambio de gabinete lo va a sentar en la cartera de Defensa, algo que ya le prometió a Balza cuando asumió.Y tampoco le cumplió.
Otra muestra la da el ministro de Interior, Aníbal Fernández: lo expone a la derogación del acuerdo de renovación del contrato con el grupo Eurnekian por los aeropuertos que el actual ministro del Interior Aníbal había firmado desde Infraestructura para Duhalde.
Ni hablar del caso Ginés González García: lo fuerza a participar al ministro de Salud en la intervención del PAMI para revisar medidas que este ministro avaló cuanto estaba Horacio Pacheco, los dos bajo Eduardo Duhalde.
Más trajinada es la situación en Defensa de José Pampuro: Kirchner consintió el compromiso del ministro (que era también de Duhalde) de mantener los jefes militares hasta fin de año y cuando asumió los retiró a todos por los diarios, sin avisar. Lo fuerza a convivir además con Rafael Bielsa, que está en sus antípodas, no sólo ideológicas, y obliga a Pampuro a sostener cuando habla de la crisis por reapertura de los juicios que su principal aliado «es la racionalidad de Bielsa».
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