Provincia: la victimización y el peligroso endeudamiento
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Daniel Scioli.
Por otro lado, la opción del endeudamiento que se propone desde la Provincia presenta también sus riesgos. En primer lugar, porque revierte en parte los esfuerzos hechos hasta ahora en sentido contrario: la fuerte política de reestructuración y desendeudamiento llevada a cabo por el Gobierno Nacional permitió una significativa disminución de la deuda provincial en relación al PBG, pasando del 20,6% al 9,1%. Se trata de un proceso logrado con el esfuerzo de todos los contribuyentes bonaerenses que, sin embargo, podría alterarse si la gestión gubernamental inicia una espiral de endeudamiento orientada al financiamiento de gastos corrientes y no a un agresivo plan de obra pública, que el año pasado en la provincia se paralizó. En efecto, el Presupuesto 2012 preveía $ 6.500 millones para obras, pero su subejecución determinó restricciones en planes como "Buenos Aires Hogar", que contemplaba la construcción de 480 viviendas en 22 municipios, obras de asfalto o repavimentación, construcción de escuelas, refacciones de hospitales y obras de aguas y cloacas de Aguas Bonaerenses en el interior provincial, principalmente.
Por otro lado, el perfil actual de la deuda provincial requiere de un manejo responsable. Si bien más de un 50% de ella está expresada en pesos, no menos significativo es el porcentaje en moneda extranjera (45% del total), del cual el segmento nominado en dólares es el más importante. Asimismo, conviene destacar que el menor ratio deuda/PBG obedece también al Programa Federal de Desendeudamiento Provincial de 2010, del cual Buenos Aires resultó ser la provincia más beneficiada porque le permitió ahorrar $22.600 millones hasta el 2017.
Hoy Buenos Aires presenta una situación fiscal estructuralmente complicada. Sus causas son múltiples y esta situación necesariamente implica dar un profundo debate político sobre cómo superar estructuras fiscales antiguas que impriman mayor progresividad en la recaudación, incrementando la carga entre sectores con mayor capacidad contributiva.
Sin embargo, ello no debería ser una justificación para dejar de marcar las responsabilidades del Gobernador Scioli, que en muchos años de gestión poco ha hecho en ese sentido. En la última década, la participación de los impuestos sobre el patrimonio en Buenos Aires se redujo a la mitad, pasando de un 25% del total en el 2001, a un 12% en el 2011, mientras que recién el año pasado se forzó un debate respecto al revalúo de los campos que, en territorio provincial, tenían una valuación fiscal casi congelada desde hacía 20 años, cuando sólo desde el 2003 el valor de la tierra aumentó un 570%. Explorar ese tipo de alternativas sería más beneficioso para todos los bonaerenses que continuar intentando deslindar responsabilidades para evitar exponer limitaciones propias. Después de todo, qué impuestos y a quiénes se cobran dan algunos indicios sobre los proyectos políticos a discutir en la Argentina en los próximos años.
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