¿Una silla eléctrica? Desde que se los elige ningún jefe de Gobierno completó mandato
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Además, esta elección será recién la segunda en la cual la mitad de la Legislatura se renueve. La primera Legislatura se completó en 1997 y, por lo tanto, cesó con el mandato de De la Rúa en 2003. Por eso los diputados decidieron que no era necesario la renovación de la mitad de las bancas, 30, como impone la Constitución. El segundo período fue durante la primera gestión de Ibarra y del mismo modo que se acortó el mandato del jefe porteño se acortó el de los legisladores y otra vez consideraron no renovar la mitad del pleno. Recién en 2003 se realizó el primer recambio, y así el domingo será la segunda oportunidad de elegir a 30 legisladores locales y no a 60 como ocurrió en las dos primeras votaciones.
Pero, además, a partir de la primera elección porteña mutaciones, rencores y pujas personales se trasladaron a las urnas y hoy se ven con claridad, en algunos casos, y con más disimulo ante el público votante, en otros.
La dupla De la Rúa-Enrique Olivera se había enfrentado en la votación del 96 al Frepaso de Chacho Alvarez con la candidatura del hoy fallecido Norberto La Porta, pero éste a su vez mortificó a un Ibarra que debió claudicar, sin apoyos, a ser el candidato. Sin embargo, terminó La Porta encabezando la lista de legisladores de Ibarra en 2003, pero, de no haber fallecido, tenía prometido ser el candidato a vicejefe de Telerman, quien mantiene un encono con Ibarra desde que el juicio político por Cromañón destituyó al ex mandatario: acusa a Telerman de haber confabulado en su contra junto con el macrismo.
Cuando Olivera reemplaza a De la Rúa, La Porta toma un cargo en su gabinete, en el área de Medio Ambiente, y lo deja al poco tiempo de la gestión de Ibarra, quien asume en 2000 con el impulso que entonces le daba la extinta Alianza y venciendo a la fórmula Domingo Cavallo-Gustavo Béliz. El ex ministro de Economía se transforma luego en ministro de la Alianza; y Béliz, más tarde, en ministro de Néstor Kirchner, quien apoyó a Ibarra para ser reelecto en 2003, cuando da vuelta la primera elección y vence en el ballottage a Mauricio Macri, una experiencia que palpita el empresario ahora, temiendo la repetición.
Esa elección enfrentó a Ibarra con un sector de la UCR que pretendía ocupar la candidatura a vicejefe de Gobierno con el ex legislador Cristian Caram, quien termina presentándose con el sello radical y sepultando hasta ahora a sus correligionarios del mapa legislativo. Caram anima desde una tanguería actualmente el grupo de radicales que está con Macri y el sello con Telerman.
No sólo Béliz debió archivar decenas de denuncias contra Ibarra cuando tantos viraron al kirchnerismo. Dentro del kirchnerismo no pudo Ibarra conseguir un apoyo pleno en la Legislatura que con rebeldes oficialistas como Helio Rebot terminó perdiendo el sillón. Recuerda Ibarra que su candidato a vicejefe era en principio Daniel Filmus, pero éste deja la postulación al ser convocado a ministro de Educación por Néstor Kirchner. Ibarra elige a Telerman, quien se desempeñó como secretario de Cultura en su primer mandato y hoy los enfrentan las urnas.
Uno, aliado a todo el arco político que ha podido; y el otro, colgado de la candidatura de Filmus para regresar a la Legislatura desde donde inició su carrera por la jefatura porteña que actualmente ocupa en su reemplazo Telerman.
Otro ex aliado de Ibarra, como Olivera (nunca simpatizaron, pero debieron compartir la Alianza), que hubiera querido ser el candidato de 2000, enfrenta también al destituido gobernante, acompañando ahora a Telerman en la fórmula. Ni que decir de aquella lista Cavallo-Béliz de 2000 que derrota Ibarra (ni siquiera hubo ballottage porque ante la diferencia de votos lo resignó Cavallo) que integraban, entre otros actuales funcionarios del gobierno nacional, el propio Alberto Fernández, presa del fracaso por no haber podido sostener a su amigo y cuasi pariente Ibarra en el cargo años más tarde.
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