27 de octubre 2025 - 15:59

Tótems de seguridad: el nuevo guardián digital que gana lugar en edificios porteños, cómo funcionan y costos

Con cámaras, micrófono y monitoreo remoto, se multiplican en consorcios. Hasta dónde bajan costos de expensas y límites. ¿Conviene perder la presencia humana?

Tótem de seguridad en el ingreso de un edificio porteño. Permite comunicación en tiempo real con un centro de monitoreo y control remoto de accesos

Tótem de seguridad en el ingreso de un edificio porteño. Permite comunicación en tiempo real con un centro de monitoreo y control remoto de accesos

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Estos dispositivos, equipados con cámaras, micrófono, parlante y conexión directa con un centro de monitoreo, reemplazan en parte la presencia humana y prometen un recorte de hasta un 80% en los costos mensuales de seguridad.

El fenómeno se acelera en edificios donde los servicios de vigilancia tradicional resultan cada vez más difíciles de sostener. La combinación de aumentos salariales, subas en los costos energéticos y la falta de personal disponible llevó a muchos administradores a evaluar soluciones tecnológicas para contener las expensas.

Un ahorro que se refleja en los números

Según estimaciones de empresas del sector, instalar un tótem cuesta entre $1.000.000 y $6.000.000, según el tamaño del edificio, la cantidad de accesos y el nivel de sofisticación tecnológica. Aunque implica una inversión inicial importante, el retorno se percibe rápido. El costo mensual de un vigilador físico ronda los u$s1.000, mientras que el mantenimiento de un sistema electrónico equivale a una fracción de ese monto.

Osvaldo Berretti, director de GIA Seguridad, explicó que los valores para instalar un tótem “rondan el 10% del costo de una seguridad física, lo que lo hace más económico y al mismo tiempo más seguro”. Afirmó que su empresa ofrece sistemas con control de accesos, cámaras con videoanalítica y asistencia remota permanente. “El edificio queda cubierto y sus habitantes protegidos. Luego pueden sumarse accesorios como sensores o alarmas específicas según la arquitectura y la cantidad de ingresos”, precisó.

Berretti destacó además que los servicios de seguridad electrónica no generan costos operativos imprevisibles. “Al monitorear en línea y contar con un centro propio, detectamos cualquier anomalía y enviamos asistencia técnica. Además realizamos mantenimiento preventivo todos los meses en cada edificio. No hay sorpresas”, subrayó.

Diagnóstico y servicio a medida

El proceso de instalación incluye una etapa de relevamiento y planificación. “Nuestro equipo comercial primero realiza un diagnóstico del edificio y elabora un informe técnico. Luego un especialista visita el lugar, confecciona los planos de instalación y el departamento de sistemas configura el equipamiento según lo que requiera el consorcio. Cada edificio tiene un plan a medida”, explicó Berretti.

Desde este segmento, aseguran que la evolución tecnológica fue enorme. Agregó: “Incorporamos inteligencia artificial a nuestro software propietario y desarrollamos soluciones específicas para edificios de vivienda y oficina. Hoy no hay limitaciones: cada edificio puede contar con un sistema adaptado a su estructura y necesidades”.

Eficiencia sin presencia física

David Loisi, presidente de la Fundación Liga del Consorcista de la Propiedad Horizontal, coincidió en que los tótems se presentan como una opción más económica, aunque con limitaciones. “Son percibidos como una alternativa de menor costo frente a la seguridad presencial, pero sus beneficios son relativos porque no hay nadie físicamente en el lugar. En caso de un incidente, el operador remoto solo puede avisar a la policía o contactar al encargado. De todos modos, es mejor que tener una cámara sin seguimiento”, señaló.

Loisi describió cuatro modelos de seguridad que hoy conviven en los consorcios: el vigilador contratado directamente por el edificio, la empresa de seguridad que envía personal propio, el monitoreo remoto a través de tótems y las cámaras sin control activo.

Detalló: “Las empresas ofrecen combinaciones según la necesidad y el presupuesto, pero los edificios cada vez recurren más a esquemas híbridos, que combinan vigilancia humana en horarios críticos y control remoto el resto del día”.

Costos de mantenimiento y la clave del proveedor

Desde el punto de vista técnico, el mantenimiento y la confiabilidad del servicio resultan determinantes. Nicolás Gutiérrez, CEO de AyS Alarmas y Soluciones, explicó que el costo anual depende del tamaño del sistema y de la complejidad del edificio. “Más allá del monto, lo esencial es tener una empresa que realice mantenimiento preventivo sistemático y responda rápido ante fallas. Tratamos de ofrecer planes adaptados a cada cliente, con seguimiento técnico constante. No todos los proveedores lo hacen”, afirmó.

Gutiérrez señaló que antes de instalar cualquier sistema es clave realizar un análisis de riesgo a medida. Muchos edificios compran soluciones estandarizadas que no se adaptan a su estructura. Eso genera fallas o zonas ciegas.

Amplió: "Por eso realizamos un diagnóstico técnico y diseñamos soluciones específicas para cada espacio, considerando conectividad, ubicación y energía eléctrica”.

Tótem de seguridad Expensas Propiedades
Los nuevos dispositivos de vigilancia electrónica ganan lugar en edificios residenciales y de oficinas por su bajo costo operativo y monitoreo permanente

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También remarcó la importancia de separar funciones entre empresas. “La firma que instala los sistemas electrónicos no debería ser la misma que presta seguridad física. Es una cuestión de control, transparencia y especialización. Trabajamos en forma complementaria con empresas de seguridad, pero cada rol debe estar claramente definido para garantizar un sistema confiable”, destacó.

El avance de la tecnología en los consorcios

Para Jorge Resqui Pizarro, abogado especializado en propiedad horizontal y presidente del Centro de Estudios de la Propiedad Horizontal y la Sociedad (CePHyS), el crecimiento del sistema responde a la necesidad de reducir costos y a la evolución tecnológica.

“Los tótems ofrecen monitoreo constante y visibilidad. Permiten interacción en tiempo real con un operador remoto, lo que genera un efecto disuasorio ante posibles delitos. Además, pueden integrarse con otros sistemas de seguridad del edificio, como cámaras periféricas, control de accesos y plataformas de administración”, explicó.

Resqui Pizarro señaló que el costo de mantener un tótem es “significativamente más bajo” que el de un servicio de vigilancia presencial. “El ahorro puede alcanzar el 70% del gasto habitual en personal o empresas de seguridad. Muchos consorcios adoptan sistemas híbridos, con vigilancia presencial en determinadas franjas horarias y control remoto el resto del tiempo. Se busca un equilibrio entre seguridad, servicio y costo”.

No reemplazan la figura humana

No obstante, Resqui Pizarro advirtió que la tecnología no reemplaza la figura humana. “Un tótem no puede intervenir físicamente ni asistir en una emergencia médica. La presencia de una persona sigue siendo un factor disuasivo".

Además, existen riesgos asociados al uso de tecnologías como el reconocimiento facial o la videovigilancia constante, que pueden afectar la privacidad y las libertades de los vecinos. "Es necesario regular el uso y asegurar transparencia en los datos que se almacenan”, advirtió el experto en derecho inmobiliario.

Un cambio cultural en marcha

La expansión de los tótems refleja un cambio más amplio en la gestión de los consorcios. En lugar de depender de la figura del vigilador o encargado, los edificios incorporan control digital de accesos y monitoreo remoto las 24 horas. Cada movimiento queda registrado, lo que permite una trazabilidad total y facilita la administración de incidentes.

Pesonal de Seguridad
El personal de seguridad sigue siendo clave en muchos edificios, aunque los tótems electrónicos comienzan a reemplazar parte de sus funciones para reducir costos

El personal de seguridad sigue siendo clave en muchos edificios, aunque los tótems electrónicos comienzan a reemplazar parte de sus funciones para reducir costos

Sin embargo, la transición no está exenta de resistencias. Algunos vecinos prefieren la presencia humana por razones de confianza y convivencia. Otros valoran la tecnología por ofrecer seguridad continua sin incrementar las expensas. Loisi observó que “los tótems no reemplazan la figura humana, pero ofrecen control permanente a menor costo. La clave está en elegir un sistema adecuado y un proveedor confiable”.

La búsqueda de eficiencia económica impulsa la adopción de estos dispositivos. Según la Liga del Consorcista, las expensas aumentaron más del 150% interanual (promedian entre $230.000 y $280.000 mensuales), principalmente por los costos laborales y energéticos.

Resqui Pizarro resumió la tendencia: “Los edificios tienden a combinar tecnología con presencia humana. Lo importante es lograr equilibrio y no perder de vista el objetivo principal: cuidar a las personas y preservar la convivencia”.

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