Ya no se trata de saber si la ciberseguridad es importante, sino de cuándo será necesaria. En un escenario en el cual la inteligencia artificial acelera tanto la innovación como el ciberdelito, la conciencia sobre los riesgos digitales nunca ha sido tan urgente. El Mes de la Concientización sobre la Ciberseguridad, celebrado en octubre, refuerza esta necesidad al destacar no solo los desafíos, sino también las acciones prácticas que pueden adoptarse para enfrentarlos.
De la concientización a la acción: cómo defender la ciberseguridad en la era de la IA
La ciberseguridad ya no es opcional en la era de la IA. Proteger identidades y datos requiere acción inmediata, no solo concientización.
-
La industria de Hollywood y Bollywood exigen a la India reforzar leyes de copyright ante la IA
-
ChatGPT y Spotify se integran para ofrecer música y podcasts personalizados

Es fundamental transformar la información en acción, ayudar a otros líderes y profesionales a comprender lo que realmente importa y, sobre todo, implementar medidas que aumenten la resiliencia de sus organizaciones.
Más que una capa tecnológica, la seguridad es, actualmente, la base de las decisiones, interacciones y relaciones en un mundo conectado. Es fundamental transformar la información en acción, ayudar a otros líderes y profesionales a comprender lo que realmente importa y, sobre todo, implementar medidas que aumenten la resiliencia de sus organizaciones.
El tema de este año es claro y directo: “Manténgase seguro en línea”. Reúne acciones esenciales para la vida digital cotidiana, como la protección sólida de identidades y la gestión de accesos, la autenticación moderna y resistente al phishing, la seguridad reforzada de datos y aplicaciones, además de la construcción de una cultura positiva de ciberseguridad. Estas prácticas son aplicables tanto para quienes trabajan de forma remota como para grandes corporaciones, y forman la base de un entorno digital más confiable.
Sin embargo, el panorama está cambiando. Los ataques impulsados por inteligencia artificial, como campañas automatizadas de robo de credenciales, estafas con deepfake y explotación de sistemas sin rectificaciones, son cada vez más frecuentes y sofisticados. Esto hace que la protección sea aún más desafiante y refuerza la importancia de adoptar esos principios básicos, que hoy resultan más relevantes que nunca.
El desafío está planteado para todas las organizaciones: contar con claridad y estrategias prácticas que permitan proteger los sistemas y mantener la confianza. En ese contexto, gobiernos, empresas y demás actores deben prepararse para un escenario en el que los ataques se vuelven cada vez más complejos y apuntan a sectores críticos como la energía, la salud, las finanzas y el transporte. La respuesta pasa por una mayor resiliencia, agilidad en la reacción y una colaboración más amplia en el intercambio de información sobre incidentes.
Otro punto central es la gestión de riesgos de las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, que hoy actúa tanto como herramienta de defensa como de ataque. Para garantizar que la IA fortalezca -y no debilite- nuestras defensas, es esencial la cooperación entre el sector público y el privado. Además, la construcción de resiliencia en múltiples capas se ha vuelto indispensable: sistemas de identidad robustos, estrategias coordinadas y protección distribuida en toda la sociedad reflejan una nueva realidad en la cual la frontera entre defensa digital y defensa nacional ya no existe.
De la concientización a la acción
Concientizar no basta: la verdadera resiliencia nace de la implementación práctica. Esto significa poner la identidad en el centro de la seguridad, mantener siempre los sistemas actualizados y entrenar a los equipos para identificar estafas basadas en inteligencia artificial.
Estas acciones, aunque simples, al sumarse crean una barrera sólida contra las amenazas. El gran desafío es transformar el conocimiento en práctica, asegurando que las brechas se cierren antes de que los adversarios puedan aprovecharlas.
Ninguna organización puede enfrentar por sí sola los riesgos actuales; la colaboración entre los sectores público y privado es esencial para construir una resiliencia colectiva.
La confianza es la moneda de las interacciones digitales. Incorporar resiliencia en los sistemas y relaciones significa dejar de actuar solo de manera reactiva y asumir una postura de liderazgo. Las amenazas no esperan, y nuestras defensas tampoco deben esperar.
Solo juntos podemos transformar la concientización en impulso, y ese impulso en seguridad a largo plazo.
Vicepresidente de Ventas de Identidad y Gestión de Accesos de Thales para América Latina.
Dejá tu comentario