Criptomonedas, Gobierno y ansias regulatorias

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Las criptodivisas están desafiando la centralidad del poder de emitir dinero. Burlan regulaciones por fuera de los sistemas formales y pese a ello generan mucha más confianza que otras monedas. No se trata sólo del comienzo del fin para el efectivo, se trata de un quiebre en la forma en que hemos concebido la emisión del dinero y su circulación. Es una etapa de modernización del sistema monetario que reconfigura roles. Frente a ello, los gobiernos locales aún son espectadores o en un rol activo de pensamiento preponderantemente recaudatorio. Se relamen al contabilizar con calculadora en mano cuánto obtendrían para paliar sus déficit si cobraran impuestos a esas transacciones.

Es una mirada concebida desde un esquema del pasado, que intuyo se está perdiendo oportunidades para el desarrollo mediante inclusión financiera. Esta mirada con las anteojeras de hace diez años, también existe en el sector privado: están rezando para poder seguir operando con sus criptomonedas preferidas, sin que ningún Gobierno quiera venir a meterse con ansias distributivas. Desde este pensamiento, cuatro jóvenes desde un garaje pueden generar una criptomoneda exitosa, pero ningún Estado podría hacerlo. Esta barrera conceptual entre lo público y lo privado es necesario derribar para pensar nuevos modelos.

Las posibilidades que da la tecnología son inmensas y las aplicaciones del blockchain, también. Hay que estar dispuesto a innovar, también desde el sector público. Tal como lo han hecho las fintech que proliferan por el mundo, que ya han puesto incómodo a más de un banco superpoderoso.

En Salta podríamos, por ejemplo, crear un bien digital basado en tecnología blockchain y respaldado en regalías mineras, con énfasis especialmente en las reservas de litio, activos con proyección de futuro y cotización internacional. También podríamos analizar la posibilidad de tokenizar activos con potencial de explotación económica que distribuyan dividendos en base a su recaudación, como por ejemplo, paseos turísticos. Existen experiencias en el mundo con respecto a esto, también de gobiernos locales que utilizaron monedas digitales como en España, Francia o Alemania.

Una moneda digital puede reducir costos y tiempos de las transacciones en beneficio de la economía local. La posibilidad de fondear proyectos de infraestructura, de realizar pagos a proveedores más ágiles, el fomento al desarrollo económico mediante fondeo a proyectos sustentables, también para ser utilizada como medio de pago local y que pueda cotizar su valor en base a su reputación son algunas de sus perspectivas en Gobiernos. También existen herramientas como los contratos inteligentes que permiten que estos criptoactivos ocupen un rol de producto financiero.

La ausencia de normativa es un tema a abordar. Para ello sería deseable que el Gobierno Nacional adapte el esquema regulatorio para que contemple las monedas digitales.

(*) Secretario de Modernización de Salta

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