26 de junio 2007 - 00:00
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Del Val presentó su renuncia por la mañana y dejó un duro mensaje: «Creo que es lo que tienen que hacer todos», concluyó el ministro alentando a poner fin al derrotado gobierno de Cóccaro, que tiene mandato hasta el 10 de enero próximo.
Por la noche, la situación fue analizada por Cóccaro y su gabinete en una extensa reunión. El domingo, el gobernador había descartado la posibilidad de entregar el mando antes de tiempo para evitar la extensa transición que dispone el calendario fueguino. Ayer, el gobierno emitió un comunicado ratificando esta postura de continuar al frente del Ejecutivo pese a la derrota, pero se optó por una postura conciliadora con el ARI, aceptando sus pedidos (ver aparte).
La presentación de renuncia de Del Val no sorprendió ya que el ministro de Economía había alertado que la provincia está afrontando gastos corrientes mensuales muy superiores a sus posibilidades. A su vez, el funcionario había asegurado que no está dispuesto a pagar el precio de esta anómala situación durante los seis meses de gobierno que aún le quedan a la administración Cóccaro. A su vez, Del Val dejó saber su disconformidad con la forma en que el oficialismo encaró la campaña electoral.
De todas formas, el funcionario habría decidido completar su mandato luego de que Cóccaro decidiera replantear la organización económica local. La misma postura adoptaría Blanco, el secretario de la Gobernación, hermano de Pablo, quien fuera compañero de fórmula del intendente de Ushuaia, Jorge Garramuño, el otro candidato kirchnerista que fue derrotado por el ARI en primera vuelta.
Junto a la presentación de su renuncia, Del Val protagonizó ayer un fuerte entredicho con manifestantes de ATE que permanecen en la carpa de protesta frente a Casa de Gobierno, quienes tras el incidente lo acusaron de haber atropellado a una trabajadora al partir del lugar en su camioneta.
Por su parte, los problemas para el oficialismo fueguino se dan además en el seno del Frente para la Victoria, el sello kirchnerista que capitaneó el mandatario en el frustrado intento electoral, donde se encara un fuerte replanteo como fruto del golpe mortal que asestó el domingo el ARI. «La provincia necesita de la mano amiga del gobierno nacional», deslizó ayer la senadora nacional Mabel Caparrós, referente peronista y una de las voces más belicosas durante la campaña electoral. Por su parte, también se resquebraja la frágil relación entre el FpV y el PJ, que había sido recuperada como parte del intento fallido de ganar el ballottage celebrado el pasado domingo.
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