14 de octubre 2003 - 00:00

Empresarios le piden a Nación reglas claras para alentar producción

La ambigua sensación fue compartida y expuesta por un surtido grupo de representantes de empresas y cámaras locales, en el marco de un encuentro-debate realizado por Ambito Financiero y Adar Producciones en el Hotel Emperador de Buenos Aires. Allí participaron Gabriel Rodríguez, presidente de Edival SA, fábrica de válvulas radicada en Rafaela, Santa Fe; Alberto Pierri, político oriundo del partido bonaerense de La Matanza, que hoy preside Papelera Tucumán; Eduardo Wydler, presidente de la Cámara Argentina de Curtidores; Manfredo Arheit y Mario Polijronópulos, presidente y vicepresidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas de la República Argentina (ADIMRA), respectivamente; Marcelo Elizondo, director de la Fundación Exportar; y Claudio Marino (fundador de Adar Producciones).«Sin políticas y reglas claras, no se puede ni siquiera dar un precio o cerrar un contrato, y lo que yo veo, y también ven afuera, es que acá las reglas de juego son muy cambiantes. Basta fijarse lo que ocurre con el tipo de cambio. Por un lado, (Néstor) Kirchner habla de un dólar a $ 3 y, paralelamente, (Roberto) Lavagna, desde Dubai, dice que está bajando», abrió la charla Rodríguez, manifestando parte de sus temores, y luego resumió: «Quiero que me digan qué va a pasar con el dólar, si va a costar dos, tres o cuatro pesos, nada más».
Al decir de los dirigentes empresarios, esta falta de previsibilidad se traduce en dudas para invertir y muchas veces frena negocios, como en el caso de inseguridad e inestabilidad social del país, que serían generadoras de desconfianza y miedo en posibles inversores y compradores extranjeros (ver aparte).
Otro eje de la incertidumbre empresarial está en la relación con los funcionarios del Ejecutivo nacional.
«No es fácil ir a pedir algo a la Cancillería, a la Secretaría de Industria o a la Aduana», señaló Arheit en relación con las carteras dirigidas por Rafael Bielsa, Alberto Dumont y José Sbatella, respectivamente. El presidente de ADIMRA agregó: «No encontramos interlocutores claros, ya que cada funcionario nos remite a otra oficina del Estado. Y esto no es que no haya voluntad, porque todos nos escuchan y somos atendidos, pero no nos acompañan, no nos ayudan».
Según Elizondo, de Exportar, a la hora de buscar explicaciones para la falta de articulación entre el sector privado y el Estado argentino, hay que pensar en que «se trata de un problema de dispersión de fuerzas y de capacidad de gestión de los funcionarios».
Surgieron inmediatamente en la mesa las comparaciones con Brasil y su política exportadora, con coincidencia en que las autoridades del vecino país defenderían más los intereses de sus empresarios y, especialmente, «tienen planes de gobierno para alentar a aquellas producciones más competitivas», en palabras de Wydler.
Rodríguez destacó que
«acá faltan programas pro activos dirigidos a cada sector. Brasil, en cambio, tiene una veintena de estos planes», a lo que Pierri respondió que «el tema es que nadie puede saber cuáles serán los costos de aquí a dos meses y no hay manera de saber qué sectores van a funcionar mejor para poder beneficiarlos».
Ensayando una autocrítica, admitieron que muchas veces
tampoco hay claridad desde las empresas y las cámaras para presentar planes.
Otro punto fuerte de debate se abrió en torno al sistema financiero. Todos asintieron cuando el presidente de ADIMRA afirmó que
«no volvería a tomar crédito», pero luego se atemperaron las posturas, coincidiendo en la «necesidad de coordinar el sistema financiero con el productivo». «El sistema financiero siempre existe, bueno o malo, y la idea es que sea lo mejor posible. Además, de otro modo, termina suplantado por un mercado negro», aportó Elizondo. Seguidamente, Pierri se animó a sugerir que se solucionarían los problemas si «los bancos privados estuvieran impedidos de prestarles al Estado, a los municipios y a las provincias».
Para el final del encuentro, y luego de admitir que sienten que están próximos tanto un reajuste de tarifas como uno de sueldos, quedaron los puntos positivos. Creen los empresarios en «una futura expansión del mercado interno», «una progresiva reducción del desempleo» y, principalmente, «una crecimiento de los mercados para exportar y de las ganancias que de allí provienen». Por demás optimista se mostró, sobre el cierre de la encuesta, el titular de Papelera Tucumán: «Estamos en una época de gloria y vamos a apostar al crecimiento. A pesar de estar en una economía sin crédito, creemos que se volverá a los índices de consumo de la década del ’0".

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