9 de diciembre 2025 - 00:00

La Argentina que viene es mejor

Un país sostenible exige equilibrio fiscal, reglas claras y un federalismo que premie el esfuerzo. Mendoza apuesta a ese camino y a una agenda común para construir lo que viene.

Gobernador de Mendoza.

Gobernador de Mendoza.

Inmersos en un ciclo de frustración que se remonta a muchos años, los argentinos hemos estado buscando salir de ese círculo vicioso. Por eso ha cambiado drásticamente el rumbo político impulsado por una ciudadanía que se hartó. En la provincia de Mendoza nos venimos preparando desde antes de este viraje contundente y es por eso que la nueva agenda nos resulta tan familiar y atractiva. No gastar más de lo que ingresa ha sido una condición desde mi primera gestión, iniciada en 2015. Parece una obviedad, pero el largo ciclo populista ha hecho lo contrario y de ahí que venía hipotecando toda posibilidad de desarrollo y futuro sostenible.

También el populismo actuó en sentido contrario a la defensa de la inviolabilidad de la propiedad privada. Desde el Estado se atentó contra ella de distintos modos. Para garantizarla, entre otras acciones, en nuestra provincia avanzamos con decisivas y efectivas modificaciones a nuestros códigos legales. Hicimos especial hincapié en el laboral, que nos trajo una reducción de la litigiosidad muy significativa, mejorando la situación de los trabajadores que no esperan años y de las empresas que tienen menos juicios.

vinedos cordon del plata mendoza
Los viñedos adelante, y detrás la majestuosidad del Cordón del Plata, de casi 6 mil metros de altura.

Los viñedos adelante, y detrás la majestuosidad del Cordón del Plata, de casi 6 mil metros de altura.

Reformas, productividad y un federalismo que funcione

Ahora hay una brújula a seguir por quienes consideramos que a ese equilibrio fiscal imprescindible e innegociable hay que dotarlo de herramientas de productividad que lleven bienestar a la población. No se hace solo, hay que ponerle inteligencia, conocimiento y empuje. Por eso es que abrazamos la agenda que el presidente Javier Milei propuso para el Pacto de Mayo, que hoy se está tratando en el Consejo de Mayo que integro en representación de los gobernadores firmantes. Puedo decir con satisfacción que a la agenda propuesta originalmente por el gobierno nacional pudimos sumarle el capítulo de la educación. Para nosotros es vertebrador del resto, como lo hemos demostrado en este ciclo de gobiernos iniciado hace una década con acciones concretas en temas centrales, como la maltrecha alfabetización, donde somos pioneros.

Siempre hay que recordar que a las funciones propias de las provincias, seguridad, justicia, educación y salud, las condicionan atribuciones nacionales. El equilibrio fiscal para tener una macroeconomía sana es el punto de partida, razón necesaria, pero no suficiente. Por eso son tan importantes tres aspectos que contiene el Pacto de Mayo: las reformas estructurales en lo laboral, en lo impositivo y en lo previsional. Nuevas y modernas reglas del juego en esos puntos cambian de modo sustancial el modo defensivo que a veces una provincia debe tomar para protegerse malamente de lo que funciona mal a nivel nacional. Lo he dicho ya en el pasado y lo reafirmo: hay que ir a un país donde el esfuerzo que haga cada provincia tenga su premio y no, como ha ocurrido, que mientras mejor se funciona más se ve perjudicada la provincia por lo nacional.

Hay provincias sin incentivos para mejorar que son un freno para las que mejoran y son productivas. Sobre todo en el modelo de funcionamiento populista de amigos que nos ha ahogado los últimos veinte años y que ha estado basado en el perverso modo de distribución federal del dinero.

Lo dicho sintoniza a la perfección con uno de los puntos del Pacto: “La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual que padecen las provincias”. Eso es música para nuestros oídos, porque Mendoza ha sido una eterna perjudicada en ese reparto de fondos. Mientras nuestra provincia afronta el 31% de sus gastos con ingresos propios, buena parte del resto va del 15% para abajo. Nación les garantiza, a cambio de votos en el Senado, no desarrollarse y recibir fondos para mantener gobiernos feudales.

Una meta como esa nos permite seguir avanzando, como lo venimos haciendo de manera central en esta segunda gobernación a mi cargo, con diversos cambios. Por ejemplo, y siempre en sintonía con lo firmado, hemos puesto especial foco en la explotación de los recursos naturales, no sólo en la minería sustentable y el petróleo, sino también en los desarrollos energéticos tendientes a la transición en la que está el planeta hacia energías limpias.

Mendoza está enfocada a desarrollar aún más su comercio internacional porque sabemos que el país lo necesita. La producción agrícola, con la vitivinicultura a la cabeza, más el desarrollo turístico con su correlato de gastronomía que compite y es reconocida en el planeta, son atributos a cuidar. Por eso son para nosotros imprescindibles las condiciones que da una economía racional y sana que dialogue con el mundo. Cuando las condiciones han sido las adecuadas, Mendoza ha volado, creciendo en promedio más que el país.

En esa Argentina del futuro queremos insertarnos activamente y compartir nuestros avances. No hay Argentina del futuro sin provincias con futuro. Y para eso debemos trabajar en volver a tener un federalismo sano donde cada uno cumpla con su papel y haya incentivos para mejorar. El desafío está en marcha, ahora depende de que cada uno cumpla bien su papel para torcer de una buena vez y para siempre el destino de decadencia en el que hemos estado sumidos. El futuro está ahí, hay que construirlo.

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