Tras un 2025 atravesado por los vaivenes propios de un año electoral, con la inevitable incertidumbre que ese clima proyecta sobre las políticas de Estado, confiamos en que 2026 será un punto de inflexión para recomponer la relación entre la Nación y las provincias. No se trata de un reclamo nuevo: es el viejo anhelo del interior de consolidar un federalismo real, moderno y respetuoso de las autonomías provinciales.
Río Negro en la Argentina que se viene
La provincia apuesta a un modelo de desarrollo basado en diversificación productiva, energía, minería responsable y un Estado eficiente.
-
Denuncian que hay 1.800 trabajadores paralizados por la obra de un oleoducto en Río Negro
-
Quién es Enzo Fullone, el candidato que reemplazaría a Lorena Villaverde en el Senado
Gobernador de Río Negro.
Es justo reconocer los avances logrados por el Gobierno Nacional en materia económica. El plan de estabilización permitió una baja rápida de la inflación y una caída de la actividad menor a la prevista, seguida por una recuperación igualmente veloz. El desafío, ahora, es transformar esos logros coyunturales en una mejora sostenida y, sobre todo, en un cambio estructural en el vínculo entre el Gobierno Central y las provincias. Sin distribución equitativa de los recursos, no hay desarrollo equilibrado posible.
En este contexto, urge retomar el debate por una nueva Ley de Coparticipación Federal, reglas claras en la distribución de fondos, un plan vial nacional con continuidad real y políticas previsibles para las economías regionales. El interior necesita certezas para proyectar crecimiento.
En Río Negro no demonizamos al Estado. Todo lo contrario: creemos en un Estado tan chico como sea posible, pero tan grande como sea necesario. Hemos hecho los ajustes imprescindibles para garantizar la eficiencia del gasto, pero siempre con la convicción de que ninguna familia rionegrina quedará sola ante la adversidad.
Así respondimos ante la reciente catástrofe climática que afectó al sector frutícola, con pérdidas enormes en peras, manzanas y cerezas. Cuando nuestra principal economía regional sufre, el Estado rionegrino acompaña. Y lo seguirá haciendo.
Durante los últimos dos años consolidamos una estrategia centrada en el ordenamiento fiscal, la modernización y una gestión más ágil. Esto no es casual: forma parte de un proyecto coherente que recuperó la capacidad de planificar y abrió nuevas oportunidades de desarrollo para todas las regiones.
Una matriz productiva que se diversifica
Río Negro vive un momento histórico. A la base productiva tradicional —fruticultura, ganadería y turismo— se suman la energía, los hidrocarburos y la minería, sectores que comienzan a ocupar un lugar central en nuestra economía.
El contexto nacional nos brinda la oportunidad de dejar de ser espectadores del boom energético y minero, para convertirnos en protagonistas. Hemos impulsado leyes, avanzado en la regulación, fortalecido el diálogo con las comunidades y construido licencia social, un activo tan valioso como los propios recursos naturales.
En 2026 avanzará decisivamente el proyecto minero Calcatreu, a 85 kilómetros de Ingeniero Jacobacci. Tras años de dificultades derivadas de la falta de licencia social, logramos revertir esa situación y hoy se trata del emprendimiento metalífero más desarrollado de la provincia.
Con una inversión proyectada cercana a los u$s250 millones, Calcatreu ya emplea más de un centenar de trabajadores directos y tercerizados, y se encuentra en plena etapa de montaje de campamentos e instalaciones. Proyecta una producción inicial de 2.500 toneladas diarias de material minero y ya generó un fuerte impacto económico regional, especialmente a través de compras locales y empleo indirecto.
Calcatreu demuestra que la minería responsable, con control estatal y acompañamiento comunitario, es una herramienta real de desarrollo para la Región Sur.
Si 2026 será un año de obras clave, 2027 marcará un hito para la infraestructura energética nacional y para Río Negro. Nuestra provincia será parte fundamental del sistema que permitirá ampliar la capacidad de transporte y exportación del petróleo y el gas provenientes de Vaca Muerta.
Entre los proyectos estratégicos se destaca el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), una obra de más de 400 kilómetros que permitirá transportar crudo neuquino hasta Punta Colorada, en la costa rionegrina. Su capacidad inicial rondará los 180.000 a 190.000 barriles diarios, con ampliaciones previstas que llevarán el sistema a alrededor de 550.000 barriles diarios en etapas posteriores.
En Punta Colorada se construye la terminal de almacenamiento y carga, que operará con monoboyas instaladas a 7 kilómetros de la costa, lo que permitirá la salida segura de buques de gran porte. Esta obra implica miles de puestos de trabajo y la reactivación de una zona de la provincia históricamente postergada.
En materia de gas, la Argentina avanza hacia un esquema de exportación mediante unidades FLNG, un modelo que acorta plazos y reduce costos. Río Negro participa activamente en este proceso, estableciendo condiciones para asegurar beneficios económicos y compensaciones ambientales por el uso de recursos críticos, como el agua.
La estrategia provincial es clara: acompañar la expansión energética, garantizar controles ambientales, maximizar el valor agregado local y asegurar que el desarrollo llegue efectivamente a las comunidades.
Río Negro está construyendo hoy su lugar en la Argentina que vendrá. Un lugar de protagonismo, equilibrio y visión de largo plazo. La minería responsable, la infraestructura energética, las economías regionales y la diversificación productiva nos colocan ante una oportunidad histórica.
Nada de esto es fruto del azar. Es el resultado de planificación, diálogo, previsión y, sobre todo, consenso social. Hemos demostrado que cuando la política provincial se centra en lo esencial —trabajo, producción y futuro— los resultados llegan.




Dejá tu comentario