La calidad de las semillas de soja para la campaña 2024/25 está en el centro del debate agrícola. Con la siembra a la vuelta de la esquina, los productores se enfrentan a una situación alarmante: un bajo poder germinativo y una elevada carga de patógenos fúngicos que comprometen la germinación y el rendimiento de los cultivos. Este problema, que no se observaba con tanta intensidad en más de dos décadas, genera incertidumbre en todo el sector.
Campaña 2024/25: se sembrará más soja, pero advierten que faltarán semillas de buena calidad
Las semillas de soja presentan una calidad preocupante, con niveles críticos en su poder germinativo y una alta carga de patógenos, lo que podría afectar el rendimiento de la próxima campaña.
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Ante una campaña de maíz que caerá en intención de siembra, muchos productores buscarán jugar una carta segura. Allí es donde aparecen otros cultivos, como el sorgo o en mayor medida la soja, que requiere menor inversión de siembra. En este sentido, Joaquin Bosco, técnico de Agropecuaria Eco Rural, confirmó a Ámbito que “este va a ser un año de crecimiento en el área de soja, con lo cual no solo hay una problemática de falta de semilla en manos del productor, sino también en manos de los multiplicadores, que han tenido menos oferta que lo habitual”.
Algo es seguro: no va a haber mucha semilla y además como no es lo normal que el productor haga análisis de los bolsones en forma temprana, lo hacen ahora y ven que no tienen semilla, con lo cual en el sector descuenta que se producirá un embudo en la demanda y probablemente no haya semilla para todos, al menos una de buena calidad.
Un panorama complejo para los productores
El poder germinativo de las semillas de soja cayó a niveles críticos y los lotes no alcanzan los parámetros mínimos de calidad exigidos para garantizar una siembra exitosa. Según Bosco, “la campaña pasada fue muy complicada por el golpe de calor del verano y por los temporales en cosecha, con lo cual se generó una problemática que, en parte, puede tener solución. Esa semilla afectada por el temporal necesariamente tiene que salir con tratamiento, con fungicidas específicos, ya que eso mejora muchísimo la calidad. En cuanto al golpe de calor, es algo que no tiene solución, con lo cual mucha de la semilla cosechada este año debió ser descartada. El resto, debe ser tratada profesionalmente. Aquí es donde se genera un valor extra en la provisión de semillas, no solo porque asegura la disponibilidad, sino también porque asegura la calidad”.
Juan Catracchia, jefe de producto de tratamiento de semillas en Rizobacter recomendó hacer un análisis de la semilla y determinar su poder germinativo, curado y sin curar. Sin curar hay semillas que tienen 40% de poder germinativo y cuando la tratamos con un fungicida pasa a 70, 80, 90%, esa diferencia es enorme.
“Estamos viendo muchas respuestas a los terápicos de semillas. Tenemos dos desafíos: bajar la carga de patógenos pero después también tenemos que protegerla de los patógenos que están en el suelo, entonces hay que ver la película completa. A mí me está gustando mucho la mezcla que trae el metalaxilene, el fluidoxonil y el tiabendazol, digamos, son tres familias químicas distintas, muy completas, y ahí tendríamos una cobertura bastante amplia. La buena noticia es que hay respuesta al tratamiento, eso es muy importante”.
Estrategias agronómicas en la mira
Con un poder germinativo tan bajo, muchas empresas de semillas están reevaluando sus estrategias de comercialización y producción, mientras que los productores temen una nueva pérdida de rentabilidad. El ingeniero agrónomo Juan José Durán, gerente de calidad de Stine Semillas de Argentina viajó en los últimos días al norte de Brasil justamente para evaluar la calidad de la cosecha en contrastación de soja.
En cuanto a la situación que se vive en nuestro país, Duran detalló a ámbito que recibieron muestras de muchos lotes de productores en las cuales encontraron un 30 % de semillas con buena germinación, otro 30 % con germinación aceptable o recuperable y un 40 % con semilla para descartar. “No tenemos una explicación, porque la tendríamos si hiciéramos de todas las muestras, un análisis patológico y a partir de eso armar una estrategia para combatirlos con fungicidas para mejorar la calidad. Lo que sí vimos, tanto en mayo y junio, en las primeras pruebas, como en las pruebas actuales, es que la semilla que está curada sube el poder germinativo. En algunos casos, semilla que tiene 15-30% de poder germinativo de plántulas normales, quizás, no en todos los casos, pero llega a 70-80% de poder germinativo. Esto no siempre es así, por eso hay que tener mucho cuidado con hacer recomendaciones”.
Los enemigos de la próxima campaña
La presencia de patógenos fúngicos en las semillas de soja encendió todas las alarmas. La alta incidencia de hongos como Phomopsis, Fusarium y Cercospora no se observaba en tales proporciones desde hace más de 20 años. Estos patógenos no solo reducen el poder germinativo de las semillas, sino que también incrementan los riesgos de enfermedades durante el ciclo productivo provocando pérdidas en el rendimiento y afectando la sanidad del grano en general.
Según Duran, se puede mejorar la calidad de la semilla pero es importante saber si la semilla tiene daño en el tegumento, daño fisiológico, daño ambiental o daño mecánico. El experto señaló a Ámbito que “por más que uno cure, en algunos casos, va a aumentar el poder germinativo, pero no así tanto el vigor de la semilla. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado, cuidar la cama de siembra, sembrar con humedad, sembrar a la profundidad indicada y en el momento indicado. Esto va a ser clave también, acompañar un poco con la agronomía a la calidad de semilla”.
“Lo que le diría a los productores es que prueben, que evalúen productos, que analicen la semilla en laboratorios oficiales, no en cualquier lugar, sino en un laboratorio de semillas, si pueden que hagan análisis de tetrasolio topográfico para ver qué parte está dañada y si pueden también hacer análisis de la patología. Van a gastar $ 100.000 o 200.000 pesos, pero mucho más van a perder si quieren sembrar 200o 300 hectáreas”.
El tratamiento de semillas con fungicidas y otros productos fitosanitarios es una práctica que, aunque necesaria, no garantiza por completo la recuperación del poder germinativo. Es crucial que los productores se preparen para hacer ajustes en la densidad de siembra y apuesten por lotes de mejor calidad, si es que logran conseguirlos.
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