14 de junio 2007 - 00:00

Avatares futbolísticos

El grosero error del árbitro Rafael Furchi y de su asistente Carlos Qualizza en el partido entre Nueva Chicago y River puso en la superficie una pelea de fondo entre el director de la Escuela de Arbitros, Abel Gnecco, y el del Colegio de Arbitros (ámbito político que tiene el poder), Jorge Romo. Gnecco dijo sin eufemismos: «Yo quiero tener el poder de suspender y designar árbitros en lugar de sugerir al Colegio. Hace 40 años que estoy en AFA y siempre ligado al arbitraje». Mientras, por otro lado, Jorge Romo dice en privado: «No hace falta haber tocado el pito para saber de arbitraje. Yo hace casi 20 años que estoy al frente del Colegio y estoy en la comisión de árbitros de FIFA, por lo que Gnecco no me puede enseñar nada». Los dos son «ultrafieles» a Julio Grondona, por lo que el jefe los hace competir para «levantarle la mano al ganador».

El lunes, Gnecco se reunió por dos horas con la terna arbitral y recibió respuestas que le parecieron insólitas. Furchi le dijo (también lo puso en el informe): «No expulsé a nadie, porque todos se comportaron correctamente. Me protestaron el fallo con educación y no hubo ni agresiones, ni insultos». Se ve que no estaba cuando Ramaciotti y Lussenhoff se empujaron y hasta se tiraron alguna trompada mientras el técnico le gritaba: «Gringo hijo de
p..., no seas ventajero, tiren el penal afuera que si no de acá no sale nadie». Algo parecido a lo que le dijo a Ferrari ante las cámaras cuando se iba a patear el penal. Pero lo más inaudito de la reunión fue cuando Carlos Qualizza insistióen que «fue penal, ya que la infracción empieza fuera del área, pero termina adentro». Ni sus compañeros lo podían creer.

Hablando de Qualizza, otra pelea entre Romo y Gnecco fue sobre «quién lo designó». Hubo acusaciones cruzadas y los dos «se lavaron las manos» ante Grondona por designar para un partido fundamental a un línea novato. El culpable según ambos fue el subdirector de la escuela, Carlos Coradina. Alguien que está en ese puesto desde hace más de una década, primero con Juan Carlos Loustau de director, después ejerciendo él la dirección y ahora de segundo de Gnecco. A él también se lo culpa de haber promovido a Furchi como internacional.

El que se salvó de las críticas fue el otro árbitro asistente, Ricardo Casas, que era el que más tenía para perder, porque es un gran candidato a integrar la terna arbitral que irá al Mundial de Sudáfrica. Casas, en todo momento trató de calmar a todos y le dijo a Furchi: «Tranquilizate Rafael, la infracción fue afuera». Aunque el árbitro no lo quiso escuchar, porque ya había cambiado el fallo una vez y pensó que si lo cambiaba de nuevo todos iban a creer que lo hizo por lo que decía la televisión. A Casas la única pregunta comprometida que le hicieron fue «si era responsable de la repetición del penal», y dijo que no. Furchi le preguntó si Carranza estaba adentro, como pidió Ramaciotti, cuando se ejecutó la falta, y contestó que sí, pero cerca de la línea y saliendo, por lo que no se tenía que repetir la falta.

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