Cuando una persona tiene hambre, es posible que si le dan un caramelo, ese apetito desaparezca por algunos minutos, pero el estómago, al ratito, seguirá experimentando la misma sensación de vacío. La selección de fútbol de entrecasa jugó su tercer y último encuentro programado con Estados Unidos y -sacando los quince minutos iniciales-siguió siendo una invitación a la siesta.
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Dicen que las cosas son según el cristal con que se miren: si se suman los triunfos ante Honduras (2-0), México (1-0) y Estados Unidos (1-0), podrá pensarse en una actuación más que convincente. Sin embargo, la pregunta surge espontánea: ¿la Selección fue a esta minigira en busca de resultados o de encontrar un equipo o jugadores para mechar con la base que juega en Europa?
Si es así, habrá que decir que el saldo es por demás exiguo. El equipo mostró ese «caramelito» en los quince primeros minutos de ese flojo equipo de Estados Unidos y luego fue «más de lo mismo». Es decir, nada.
Bielsa convocó a jugadores para tenerlos en observación y, luego de sacar algunas conclusiones, resolver en consecuencia. Comenzó por conformar un equipo como para realizar ese trabajo y -casi sin equivocarnos-diríamos que se quedó a mitad de camino. Si en los dos primeros partidos vio (por ejemplo) a D'Alessandro, ¿por qué razón no probó a Romagnoli (10 minutos), no entró a Pusineri y puso a medias a Carignano (un tiempo el segundo partido y 4 minutos contra México)? En fin.
Hay algunos elementos ciertos: esta selección está lejos (y mucho) del funcionamiento colectivo, cosa que uno puede llegar a perdonar por ahora; pero sumamente distante de la capacidad individual -diríamos-de la totalidad de los jugadores que militan en Europa, pase lo pase pasado mañana con Holanda. Tampoco se podrá soslayar que este equipo de Honduras, el de México e, incluso, el de Estados Unidos están por debajo de las posibilidades que tenían antes del último mundial.
Con esta óptica -por ahora-Bielsa parece seguir con su pensamiento, tal vez sabiendo que poco puede sacar de los jugadores que militan en clubes de estos lares. De ser así, habrá que esperar a que se conforme la selección definitiva, que traiga tranquilidad a la hora de disputar las eliminatorias que comienzan -al parecer-en julio. Por ahora, hay más dudas que certezas, y lo visto no sirvió más que para agrandar la inseguridad de la gente. Marcelo Bielsa
El tres veces campeón de Wimbledon, Boris Becker, quiere comprar el canal deportivo más importante de Alemania DSF y es de propiedad de la insolvente compañía de medios Kirch Media. Becker forma parte de un consorcio que ofreció 26 millones de dólares por la cadena deportiva, que actual-mente genera pérdidas y es la oferta más alta recibida hasta ahora. El grupo también quiere comprar la EM.TV.
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