De la misma manera en que se sugirió mantenerla calma luego del contundente triunfo del seleccionado argentino ante Uruguay, habría que decir lo mismo luego del reciente empate, en Santiago, frente a Chile. Si en lo negativo está que no se ganó, también habrá que decir que no se resignaron posiciones, luego del empate posterior entre Brasil y Colombia.
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Como en el debut de Pekerman, también esta vez quedaron algunas situaciones para comentar. Está bien aquello de que «equipo que gana no se mueve», pero se sabía que ante la primera contrariedad había dos cambios cantados: el ingreso de Mascherano y el de Tevez. Si era así, ¿por qué no se hizo de entrada, entonces? Lo cierto fue que el ánimo de la gente volvió a decaer, que el crédito no es el mismo, que si bien todos piensan que este equipo igual está por encima del resto de los demás conjuntos americanos ( obviamente, a excepción de Brasil), las dudas se agrandan a la hora de tener que jugar con algún equipo europeo con otras características.
Esas dudas se acentúan aún más cuando se hace un repaso línea por línea. En los dos partidos, quedó demostrado (en uno, menos; y en otro, más) que se está jugando con una línea de tres peligrosa. Simplemente, porque Samuel parece falto de fútbol y está lejos de lo que ofrecía de manera permanente Ayala. En ese sector central comienza a resquebrajarse el andamiaje, porque obliga a Heinze a salir al cruce permanentemente con su pierna derecha, sabido que no es su mejor perfil, y dejar expectante a Coloccini, que se siente atado por esa falta de seguridad.
Si a ello se le agrega que las espaldas de Cambiasso y de «Lucho» González son una tentación para cualquier mediocampista que tenga una dosis de vocación ofensiva, se podrá tener un cuadro de situación.
Una incógnita también representa haber cambiado un delantero por un mediocampista, y seguramente deberá estudiarse bien quién acompañará a Riquelme. ¿Será Tevez, «Kily» González, D'Alessandro? o será reemplazado por Aimar (cuando vuelva a su nivel), porque arriba bien pueden estar Figueroa, Saviola, Delgado o Mauro Rosales. En verdad, no se entiende el temor que sobrevino luego de este insípido empate en Chile, donde se escuchó hablar nuevamente de Crespo y hasta se dijo de repatriar a Batistuta. Que no cunda el pánico, decía el Chapulín Colorado, hace ya varios años.
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