Los Juegos Olímpicos reúnen a los atletas más talentosos y disciplinados del mundo en una celebración que se realiza cada cuatro años. Es normal ver personas con cualidades que escapan de lo común, y si bien muchos nacen con habilidades, también existe un trabajo constante para alcanzar las medallas.
El lado oscuro de la perfección: cómo fue la sufrida adolescencia de Nadia Comaneci
Emocionó a todos con sus increíbles rendimientos en los Juegos Olímpicos, pero vivió un infierno para conseguir esas medallas.
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La reconocida atleta, ganadora de varias medallas en los Juegos Olímpicos, y su historia detrás del éxito.
Nadia Comaneci es uno de esos apellidos que al día de hoy destacan en los JJ. OO. Sin embargo, pocos conocen el infierno que vivió para poder dar una de las exhibiciones más impresionantes que se hayan visto en la gimnasia artística.
La atleta, ya retirada, debió exiliarse de su país debido a los maltratos.
Entrenamientos de terror: los detalles escalofriantes de la exgimnasta
En los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 todos quedaron asombrados. Comaneci consiguió, con solo 14 años, un puntaje perfecto en su disciplina y se quedó con tres medallas de oro. Era el orgullo de toda Rumania, pero se ignoraban los maltratos que sufrió para alcanzar la gloria.
La gimnasta volvió a lucirse con dos medallas doradas en Moscú 1980, y el mayor responsable de sus grandes rendimientos era Béla Károlyi, su entrenador. Lo que casi nadie sabía era que, en ese entonces, él mismo le hizo vivir un auténtico infierno a la hora de entrenar.
Las sesiones de entrenamiento estaban cargadas de insultos, golpes y una alimentación poco saludable para una joven en crecimiento. No hace mucho, estos escándalos salieron a la luz contados por la medallista rumana. Incluso, llegó a sufrir hemorragias nasales al ser castigada por no rendir como su preparador esperaba.
Otro de los excesos aparecía a la hora de comer. Las atletas que soñaban con los Juegos Olímpicos ingerían pasta dental durante la noche para calmar el hambre y hasta pensaron en beber agua del tanque del inodoro, ya que no les permitían hidratarse cuando lo necesitaban.
Tuvo que escaparse de su propio país
Nadia Comaneci realmente vivió un infierno que al día de hoy considera que no valió la pena, por más medallas doradas que haya conseguido en los Juegos Olímpicos. No tuvo más opción que exiliarse para poder escapar de todo lo que sufrió.
Después de retirarse en 1984, no tenía permitido viajar al extranjero salvo que los agentes gubernamentales del país consideraran que era necesario. A finales de 1989 atravesó ilegalmente la frontera con Hungría y se marchó hacia Estados Unidos, donde consiguió asilo político.
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