Huracán empató y el que festejó fue Gimnasia
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Pero la estrategia del flamante entrenador, ese golpe anímico que significaba la presencia de los líderes probados, quedó maniatada por Arsenal, que respondió con mejores argumentos futbolísticos.
Orden y despliegue en el mediocampo, defensa cerrada, aprovechamiento de los laterales, en fin, el sello Gustavo Alfaro. Así Arsenal ganó posesión de pelota y dominio territorial, aunque unos y otros terminaron desnudando sus carencias ofensivas y las llegadas de riesgo fueron contadas.
El peligro se redujo a un tiro de Morales desde dentro del área que rechazó Campestrini, para el local; y un gol anulado a Jorge Ortíz, en la visita. El primer tiempo se fue en un justo 0-0.
Poco había pasado en el complemento (una proyección de Claudio Mosca por la izquierda mal resuelta, la salida de Matute Morales), cuando Huracán se puso en ventaja, a los seis minutos, con un cabezazo del goleador Cámpora tras centro de Maidana.
Alfaro apeló entonces al banco, donde tenía soluciones: Franzoia y, sobre todo, Luciano Leguizamón. Doce minutos le duró a Arsenal la desventaja, hasta que el propio Leguizamón le ganó una pelota a Quintana por la derecha y envió el centro preciso para Óbolo, quien, también de cabeza, estableció el empate.
En los minutos posteriores, y hasta el final, quedaron expuestos todos los problemas defensivos de Huracán (lo tuvo Franzoia entrando solo por la derecha, lo tuvo Juan Pablo Caffa de cabeza en el área, lo tuvo Lisandro López anticipándose en un centro a Monzón), pero entre la suerte y la ineficacia del rival salvó el empate.
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