La Copa Libertadores es el trofeo de mayor envergadura que puede levantar un futbolista que juega en equipos de Sudamérica. Este torneo es tan complicado, que los clubes de los países líderes en el continente (Argentina, Brasil, Uruguay) son los que más veces la han obtenido en 64 años de historia. Sin embargo, el trofeo fue para Colombia en 3 ocasiones: 1989, 2004 y 2016.
Le ganó la final de la Libertadores a Boca y ahora se gana la vida en un taxi
El jugador en cuestión disputó el partido que Boca perdió sorprendentemente con el Once Caldas: conocé quién es.
-
Ángel cumple 37 años: cuáles son los mejores goles de Di María
-
Fue campeón del mundo, jugó la final de Qatar 2022 y se tuvo que retirar del fútbol a los 31: qué pasó

El Once Caldas salió campeón de la Copa Libertadores al ganarle al Boca de Bianchi por penales.
En 1989 y 2016 el equipo ganador fue el Atlético Nacional de Medellín, pero en 2004 hubo otro club que logró la hazaña al ganarle a Boca Juniors, un gigante del continente y del mundo. El equipo en cuestión se llama Once Caldas y es el club donde jugó el protagonista de esta historia.
Rubén Darío Velásquez, también conocido como “Chusco”, es un exfutbolista nacido en Pueblo Rico, un municipio ubicado en la cordillera oriental de Colombia. El mismo fue partícipe fundamental en la historia de su club como en la historia del fútbol de su país. Sin embargo hoy se encuentra muy alejado de las canchas y en un negocio que nada tiene que ver con el deporte profesional.
Cómo fue la carrera futbolística de Rubén Darío Velásquez
El Chusco era un jugador que se desempeñaba como mediocampista de marca. Hizo inferiores en Atlético Nacional de Medellín, club donde posteriormente debutó en primera en 1995. Siendo un jugador joven no tomó demasiada preponderancia hasta su paso por Once Caldas en 1997, donde se hizo un jugador irremplazable.
Pese a ser un jugador importante para el equipo, en 2002 jugó una temporada para el Cortulua FC (llamado hoy Inter Palmira). Sin embargo, fue un paso corto ya que ese mismo año vuelve al equipo de Manizales (Once Caldas) para tener su época más gloriosa en el fútbol.
Ya en 2004, el equipo se clasificó a la edición de la Copa Libertadores de ese año. Once Caldas jugó un torneo excepcional: salió primero en su grupo logrando 13 puntos de 18 posibles, en octavos venció a Barcelona de Ecuador y en cuartos le ganó al poderoso Santos de Brasil, club finalista del año anterior. Luego ya en semis, el equipo de Manizales venció a Sao Paulo para enfrentarse en la final al campeón defensor del título: Boca Juniors.
La final de ida fue un 0-0 en La Bombonera y la Copa se definió en el estadio Palogrande de Manizales. En la vuelta, luego de un reñido 1-1, el partido se fue a la tanda de penales. El Once Caldas logró imponerse a una parte del juego donde históricamente a Boca le sienta bien, y se consagró campeón de América, con Velásquez como una de sus figuras.
“Ya después de haberlo logrado y el sacrificio que se hizo, uno lo ve de otra forma. Yo lo vivo normal. Fue uno de los títulos grandes que se vivió en Manizales y en el país, pero no me enfrasco mucho en esa parte. Para mí es algo de la historia”, afirmó Velásquez en una entrevista para El Colombiano.
Luego el jugador tuvo pasos por otros clubes como Real Cartagena, Deportivo Cali, Boyacá Chicó y Patriotas Boyacá, club en el que se retiró en el 2009. Además, cabe destacar que Velásquez tuvo una sola experiencia en el fútbol internacional y fue jugando en Argentina para Colón de Santa Fe en 2006.
Qué fue de la vida de Rubén Darío Velásquez tras su retiro del fútbol
El retiro se dio a los 33 años, una edad relativamente joven para la despedida de un futbolista. Sin embargo las intenciones de Chusco después de eso eran no seguir ligado al deporte profesional.
Cuando todavía se calzaba los botines en el verde césped, Rubén Darío Velásquez se compró un taxi. Lógicamente no lo manejaba él al ser un jugador profesional, pero de todas formas el auto estaba en movimiento al ser conducido por alguien que Chusco contrataba.
De todas formas, luego de dos años de estar parado, Velásquez emprendió su camino como taxista y se largó a llevar gente por las calles de Antioquia, tarea que hasta el día de hoy sigue haciendo. Según cuenta el ex mediocampista, no le va mal y disfruta de lo que hace: “Como no hice carrera acá en Medellín es mucho mejor. Esa es una de las partes que más me gusta. Por ahí de vez en cuando uno se encuentra alguien que te reconoce, pero no es frecuente”.
Además, Chusco agrega que al no tener necesidades, ni deudas, puede trabajar las horas que quiera en el horario que desee, cosa que en su carrera como futbolista no podía disfrutar. De hacer historia para el fútbol de su país, al ganarle a Boca una final de Libertadores, a manejar un taxi y ser feliz con eso. La vida de Rubén Darío Velásquez enseña que, quizás, la felicidad no se encuentre solo en las grandes proezas, sino también en las cosas simples de la vida.
Dejá tu comentario