River aprovechó dos errores y se metió medio título en el bolsillo
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El equipo dirigido por Ramón Díaz hizo circular el balón en el mediocampo, pero el doble cinco que colocó el riojano -Cristian Ledesma y Matías Kranevitter- no fue la fórmula esperada.
Argentinos se cerró bien en la defensa y dejó todo a lo que pudiera hacer la habilidad de Leonardo Pisculichi, quien intentó hacerse compañía con Juan Ramírez, con su interesante zurda.
La monotonía del juego visitante no permitía esbozar ningún tipo de sorpresa y solo a los 26 Manuel Lanzini encendió la lámpara, dejó en el camino a dos hombres y remató desde afuera del área, pero Nereo Fernández envió al córner.
Para el complemento, River estuvo el primer cuarto de hora demasiado estático y distraído, como esos boxeadores que no pueden hacer pie tras un golpe del rival, aunque en esta ocasión Argentinos no fue profundo, sino que controló el balón a placer.
A los 11 Pisculichi remató desde más de 35 metros, pero el retornado Marcelo Barovero -volvió a ocupar el arco tras la lesión y el interinato de Leandro Chichizola-, sacó al córner en una acción espectacular que evitó la red.
Pero haciéndose fuerte en el sector izquierdo, River comenzó a hacerse fuerte y a los 12 un centro de Leonel Vangioni lo capturó Villalva solo ante Nereo Fernández, pero su remate se fue cerca.
Un tiro libre que no suponía riesgo de parte de Lanzini, lo hizo favorable para River una mala intervención de Fernández, que tocó el balón, éste pegó en el poste y el rebote le quedó a Mercado para poder abrir el marcador.
River aflojó tensiones y pudo esperar los errores del local, que llegó cuando Franco Flores intentó rechazar desde el fondo, pero el balón rebotó en Cavenaghi y le quedó al colombiano Teófilo Gutiérrez, quien definió de manera exquisita por entre las piernas de Fernández para el 2-0.
Desde ese momento, ya todo estuvo de más, porque el empeño de Argentinos, con una dignidad encomiable, no pudo con un River que controló el balón, lo hizo circular y esperó el pitazo final para llevar sus ilusiones hasta la última jornada.
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