Los torneos del ITF World Tennis Tour en Sudamérica recibieron un impulso sustancial por parte de la Federación Internacional de Tenis antes de la crisis por el coronavirus, pero ciertos movimientos en las entrañas de la Asociación Argentina de Tenis resultan, cuanto menos, llamativos. Una porción de los subsidios de 2019 y 2020 para los premios de los jugadores que compiten en esos torneos nunca llegaron a los organizadores en forma total y eso, en definitiva, impacta de lleno en el futuro de muchos certámenes.
La AAT y un mecanismo de distribución de subsidios que no ayuda a que haya más torneos
La ITF entrega aportes económicos para el desarrollo de campeonatos y el pago de premios a jugadores. Sin embargo, la Asociación Argentina de Tenis no reparte el 100 % a esos certámenes, generando un perjuicio financiero a los organizadores.
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El M25 de Hutlingham fue el último torneo que se disputó en Argentina. La AAT le entregó u$s 5.000 de los subsidios de la ITF.
La entidad que rige el tenis nacional recibe los “grants” de la ITF para los ex Futures, una porción la reparte, y otra se la queda en sus propias arcas. Así, termina mermando la cantidad de opciones para competir ante la falta de un apoyo explícito y completo.
El proceso por el que la ITF suele bajar los subsidios hasta que se convierten en “prizes money” es burocrático pero simple. Del órgano rector mundial pasa a las entidades regionales -COSAT, en el caso de Sudamérica-, y de allí se redistribuye a cada federación local para que llegue a los organizadores de los torneos. En este punto también hay disidencias: en el continente se encargan las instituciones de armar las competencias, mientras que en nuestro país también intervienen los privados.
Hasta 2018 inclusive, Argentina, Brasil y Colombia no recibían aportes desde la sede de la ITF en Inglaterra dado que eran consideradas potencias del tenis en el continente. Sin embargo, en 2019 cambió la política y toda la región recibió el apoyo en metálico.
Según pudo saber este medio, ITF buscó que la temporada 2020 del World Tennis Tour comenzara más temprano, en febrero, por lo que consignó importantes colaboraciones monetarias destinadas a los premios para los jugadores. Esto constituye una de las inversiones más grandes para los organizadores, y sin esa ayuda, la búsqueda de capital resulta un escollo complejo de sortear.
Lima, Punta del Este, Guayaquil y Medellín, entre otros, fueron algunos de los torneos desarrollados entre febrero y abril a los que contactó Ámbito y que recibieron los grants completos para cubrir los premios de los jugadores. Sin embargo, en la Argentina la AAT redistribuyó esos paquetes económicos de forma variada y arbitraria, administrando los fondos entre los torneos y otros fines no especificados.
En la AAT, mientras tanto, no quisieron explicar la razón de este procedimiento. Ámbito se comunicó con el departamento de prensa del organismo, pero sólo prometieron que la respuesta llegaría tras el levantamiento de la cuarentena por el Covid-19. Curiosamente, las redes sociales de la entidad se mantienen activas para distintas acciones oficiales o comunicados.
Fuentes de las diversas entidades locales y regionales confirmaron que en primera instancia no existe impedimento alguno para que la federación de un país pueda administrar el dinero de forma antojadiza. No obstante, la ITF, con una lógica dificultad para controlar el destino de los fondos, sólo exige que los certámenes se realicen y cumplan con los estándares de calidad adecuados. Desde la sede de Londres remarcaron que contemplan “pedidos especiales sobre el reparto de los grants”, aunque no dieron precisiones sobre el caso de la Argentina.
En tiempos de diversas dificultades económicas en simultáneo con la necesidad -y el objetivo- de desarrollar el tenis argentino desde las bases, surge el interrogante: ¿por qué desaprovechar la valiosa ayuda que arriba desde Inglaterra y que elimina, en gran medida, la preocupación de organizadores y directores de torneos?
De acuerdo a lo averiguado, la cúpula de la AAT siempre tuvo como intención retener una parte de los grants. El M25 de Río Cuarto -comenzó el 24 de febrero-, por caso, recibió 15.000 de los u$s 25.000 que llegaron y el de Hurlingham -la semana posterior-, sólo 5.000, aunque también contó con el aporte nacional para pagar árbitros y pelotas. Originalmente, esta plaza bonaerense iba a ser un M15 sin contribución internacional.
Este mismo desvío había ocurrido en julio de 2019 con un campeonato realizado en el Florida Tenis Club, que de los 25 mil dólares sólo recibió 15 mil. Sin embargo, en otras citas de la región, como en Perú, Uruguay y Brasil, esta política no se repite: los organizadores le confirmaron a este medio que percibieron el total del dinero desde cada federación. “El 100% va para los torneos”, fue la frase insistente.
Con este desvío de fondos destinados para los prize money se termina limitando financieramente a la organización de los torneos, que suelen tener a jugadores que recién se insertan en el profesionalismo. Son muchas las veces que los tenistas dependen de esos premios y de la realización de más campeonatos para poder seguir compitiendo, desarrollándose profesionalmente y saltar al siguiente escalón en busca de la elite.
Históricamente, desde los tiempos en que Héctor Romani ostentaba el poder, la colaboración de la Asociación Argentina de Tenis constaba de u$s 3.000 y pelotas para los campeonatos de varones, y de u$s 8.000 y pelotas para las mujeres, a fin de incentivar la presencia de citas femeninas. Desde 2019, con la decisión de ITF de subsidiar a toda la región, el reparto debía ser diferente, más allá del aporte particular que pudiera hacer la entidad nacional.
Durante la campaña previa a las elecciones presidenciales de la AAT, en las que Agustín Calleri se impuso sobre José Luis Clerc en mayo de 2018, una de las promesas más fuertes fue el crecimiento del tenis femenino, descuidado durante mucho tiempo. Los primeros torneos para mujeres llegaron recién en septiembre de 2019, y a mediados de marzo de este año se iba a realizar un certamen de u$s 15.000 organizado por un privado, aunque de la ayuda tradicional antes mencionada habría recibido u$s 500 menos, es decir, u$s 7.500.
Con todo sobre la mesa, algo suena contradictorio. Se insistió durante mucho tiempo con la necesidad de readecuar las finanzas y, a la vez, fortalecer las bases del tenis argentino. Sin embargo, con la posibilidad de cubrir íntegramente los premios a los jugadores y así incentivar a los organizadores para que se realicen más torneos en el país, los subsidios se terminan moviendo para otros objetivos no aclarados. Este proceder evidencia que los números siguen desequilibrados.
Desde siempre, la economía del tenis nacional estuvo atada a la suerte del equipo de Copa Davis y las ganancias obtenidas en cada serie. En noviembre último, la AAT percibió u$s 600.000 por haber llegado a cuartos en las Finales de Madrid, independientemente del premio logrado por los jugadores. Este año, la derrota ante Colombia en los Qualifiers la dejarán sin la posibilidad de cobrar u$s 300.000 por acceder a la definición, aunque podrá sumar u$s 100.000 a sus cuentas ya que en septiembre organizará la serie ante Bielorrusia por el Grupo Mundial I.
La pandemia del coronavirus terminó por ensombrecer aún más este tiempo, que económicamente es adverso. Cuando todo vuelva a ser, la clave pasará por asegurar la organización de aquellos torneos que sustentarán al tenis nacional desde las bases al mismo tiempo que se buscan las mejores soluciones para darles oxígeno a sus arcas.
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