La Serenísima tuvo que salirde compras de manera urgente: la firma que encabeza Pascual Mastellone adquirió en u$s 3,6 millones cinco máquinas que procesan y envasan leche en sachet, uno de los bienes más escasos por estos días en las góndolas argentinas. Aquéllas intentarán paliar esta falta, provocada tanto por la suba del consumo como por los otros usos que le dan sus competidores a la leche fluida. Los faltantes son una consecuencia directa de la política de precios que impulsó el hoy devaluado Guillermo Moreno: dado que la leche en sachet tiene su valor al público congelado en $ 1,63, los industriales destinan la leche fluida que entregan los tamberos (como SanCor) a convertirla en leche en polvo, o -como en el caso de otros pequeños y medianos productores- a hacer quesos, que no tienen precios máximos.
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«Lo que nos reclama la gente es la leche en sachet, porque las especiales arrancan encima de los $ 2 el litro», dijo a este diario Ernesto Arenaza, vocero de Mastellone Hnos. «La capacidad de las cinco máquinas -que se instalarán en nuestra planta de General Rodríguez- es de 500.000 sachets por día. Eso no quiere decir que mañana la oferta de estas leches se incrementará en 500.000 litros: dependemos de los productores. Somos optimistas porque en esta época del año se entra en la curva ascendente de la producción lechera.»
A pesar del desabastecimiento, se están vendiendo 300.000 litros diarios de leche en sachet, más que en mayo de 2006; el mercado de Mastellone Hnos. es hoy de 2 millones de litros de leche por día, de los cuales 1,7 es en sachet. «Cuando estén en funcionamiento las cinco máquinas -pero siempre dependiendo de la entrega de los tambos- incrementaremos 30% la oferta de leche en sachet», evalúa Arenaza.
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