Nada parecía ya capaz de romper la tediosa calma, en la gran mayoría de los mercados bursátiles, hasta que a una fecha de concluir -al menos, para nosotros- el año 2006 las subas hicieron estruendo, como pirotecnia de fiestas. A partir de un Dow que movió el ambiente, con alza de casi 0,8 por ciento, al transmitirse tal energía el Bovespa la transformó en más de 2,1 por ciento de aumento. Y con esto, el Merval vio la oportunidad propicia para engancharse y quebrar también la monotonía, que ya no prometía nada hasta concluir el ejercicio.
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Y se anotó con buenos resultados el índice local, sumando valioso 1,4 por ciento y dejando apenas a 5 por ciento de distancia la tarea de arribar a los «2.100». Un mínimo de 2.060, máximo en 2.091 y un cierre de 2.089 puntos. Una respuesta que se disfrutó el doble, por lo inesperada, y que dejó una linda expectativa para rematar con la rueda de hoy y buscar algo más que los simples saludos de fin de año.
Si la bonanza del día fue en buena medida «prestada», y forjada por lo que llegaba desde el exterior, no hace a la cuestión principal. Que fue ver en acción a un mercado que pretendía terminar el año en una larga siesta. El efectivo resultó apoyatura, y recobrando altura, hasta los casi 68 millones de pesos de resumen y subiendo a 10 por ciento la participación. Muy fuerte en «cauciones», con 143 millones de pesos y 21 por ciento sobre los totales generales, se completó un día donde el papel privado hizo acto de presencia de modo notorio. Revitalizada Tenaris, con 1,2% en precios y 160.000 papeles, fue columna de ambos índices. Galicia, con 1,8 por ciento, repitió su buena actuación, destacando como figuras las plazas de Aluar -4,3 por ciento- y Molinos con casi 6% de aumento. Sólo dos bajas líderes leves redondearon la imagen de un excelente «aperitivo» para la despedida de hoy. Y la Bolsa, vibrando.
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