9 de julio 2007 - 00:00

Cortes imprevistos en luz y gas en esta semana del 11/7

La semana que empieza hoy podría ser la más complicada en lo energético. Hay temperaturas muy bajas en todo el país y la producción de gas no alcanza a llenar los gasoductos. Tal como anticipó este diario, falta agua en centrales hidroeléctricas, dos de las cuales dejan de operar el miércoles 11. Probablemente no amplíen restricciones vigentes. Pero el costo es inevitable: los cortes terminarían siendo imprevistos y no discriminarían entre empresas y familias.

Julio De Vido
Julio De Vido
Los sucesos desatados el viernes por el gobierno en la distribuidora MetroGas podrían redefinir el escenario en que se desarrolla hasta ahora la crisis energética. Si hay una virtual desautorización de las recomendaciones técnicas de la Secretaría de Energía y no se quieren dar más señales de que falta energía, el resultado pueden ser los cortes no programados, imprevistos, a empresas, dependencias oficiales y aun a hogares y alumbrado público.

La primera impresión que se recoge en el sector empresario es que si hasta ahora la crisis se seguía de atrás, tapando la escasez cada 24 o 48 horas, ahora predominará el minuto a minuto, con medidas tomadas de apuro o con salidas intempestivas de instalaciones.

Dicho de otra manera, todo indicaría -salvo que alguien aclare de qué se trata- que la ofensiva contra MetroGas fue una presión extrema para que la crisis no quede sólo como responsabilidad del gobierno.

Pero además la actitud oficial no habría tenido asidero legal, porque la empresa estaba cumpliendo las restricciones de suministro de gas dispuestas por la Secretaría de Energía para industrias con contrato de servicio firme y que lo mismo estaban haciendo las otras distribuidoras del país.

  • Especulaciones

    Analistas hacen otras especulaciones como que British Gas, la accionista de control de MetroGas, es la que tiene más exposición porque presta el servicio en la Capital Federal y parte del conurbano. Es además una de las que mantiene el juicio en el CIADI y no aceptó renegociar el contrato en los términos del gobierno.

    En suma, un blanco fácil, que expresa también la interna entre el ala supuestamente política del gobierno y los técnicos de Energía, pero que trasciende más allá.

    Lo primero que lee el resto de las empresas es que se inició una ofensiva personal contra directivos, que hacia adelante podría terminar en rescisiones de contratos (la figura de la intervención no existe aunque el ministro Julio De Vido y el secretario Guillermo Moreno la hayan hecho divulgar).

    Una presunción que circulaba ayer es que Cammesa, la empresa que controla el despacho eléctrico, mantendrá para el resto de la semana la misma limitación de 1.200 megavatios a industrias que se aplica de 16 a 24 horas desde hace diez días (aumentarla sería ir contra el criterio del gobierno).

    Eso aun cuando la temperatura en todo el país está en niveles extremos y el jueves 12 dejarán de generar Piedra del Aguila y Pichi Picún Leufú, las reservas de agua de El Chocón sólo llegarían hasta principios de agosto, y Salto Grande también tiene una sequía que sólo le permite producir un cuarto de su potencial.

    Los expertos creen que es imposible cubrir todos esos faltantes con 300 o 400 megavatios más que están ingresando de Brasil, con una importación de Paraguay que por ahora no llega a 100 megavatios, y cuando Moreno prohibió que se suministre gas a centrales térmicas que con combustible líquidos pierden hasta 20% de productividad.

    Si por el frío crece la demanda residencial, como se espera, se deberían aumentar las restricciones a la industria, pero el caso MetroGas revelaría que el gobierno no querría extender más los cortes a industrias o, probablemente, no quiera oficializarlos.

  • Sospecha

    Si esta sospecha se concreta puede haber cortes de luz no programados por Cammesa, pero obligados por la falta de oferta. Los técnicos más extremos creen que aun cuando se amplíe el ahorro forzoso a industrias, el sistema igual necesitará más interrupciones para sostenerse. Y si no las hay, los cortes serán intempestivos.

    Algo similar ocurre con el gas. Una versión que no se pudo confirmar indica que MetroGas habría restablecido parte del gas que tenía cortado el viernes (35% del suministro a empresas con contrato firme).

    Pero el gas sigue sin llenar los gasoductos, la importación de Bolivia sigue por debajo de 5 millones de metros cúbicos diarios, aunque están contratados 7,7 millones, no hay agua en Comahue y Salto Grande, y el combustible líquido para las centrales térmicas llega al día a día.

    A veces, se afirma, hay que bajar la producción de una máquina generadora de modo que quede encendida y entre de inmediato a producir a pleno cuando llega el gasoil o el fueloil.

    El cuadro es peor que el de la última semana de mayo cuando el comité de emergencia que preside la Secretaría de Energía resolvió que debía cortar el GNC a vehículos, medida que provocó después citaciones de Moreno a las gasíferas, sin otro resultado que ejercer presión.

    Si las cosas se siguen forzando, puede faltar presión de gas en hogares, o peor aún, las cañerías podrían quedarse vacías en algunas zonas lo que dejaría sin el producto a los domicilios particulares por varios días (hasta que se pueda hacer la restitución manual casa por casa).

    Podría ser un diagnóstico exagerado, pero técnicamente los riesgos son reales, y se podrían acotar con medidas de administración. Si en cambio, se opta por la amenaza, la situación puede salirse de cauce.
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