Sacudió Martín Redrado la rutina del fin de semana. Al menos, para los que escriben editoriales sobre presuntos temas importantes. Y para una oposición carente de ideas: les dio pábulo para hablar sobre lo que todos saben (inflación superior a la que brinda Guillermo Moreno y gasto público creciente), pero al gobierno le cuesta admitir. No cayó bien su mensaje en la Casa Rosada y las explicaciones de sus declaraciones rozaron la tontería, casi de actriz ascendente sorprendida en affaire amoroso. Hoy vuelve a su despacho del Banco Central.
Martín Redrado, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner.
Luego de sus polémicas de claraciones el último juevesen Londres sobre su preocupación por los elevados niveles de inflación, Martín Redrado -ya de regreso en Buenos Aires- retomará hoy su actividad en el Banco Central. Claro que ya no será el mismo Redrado: sus palabras generaron un fuerte reto presidencial, la necesidad de aclaraciones públicas del gobierno, estupor en el Ministerio de Economía y, además, le sirvió en bandeja argumentos a la oposición para que contraataque con uno de los temas más sensibles para la población.
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«Con este episodio, Redrado queda virtualmente eliminado de la lista de candidatos para ocupar el Ministerio de Economía después del 10 de diciembre», razonaba un hombre cercano al presidente Néstor Kirchner. «Al Presidente le molestó mucho, además, que el día en que se divulgaba el aumento del PBI de 8,7% en el segundo trimestre, la discusión por la inflación haya opacado todo», continuó el funcionario.
¿Peligra la continuidad de Redrado en el Central? Todo indica que no, al menos en los próximos meses. Con su presentación ante inversores, consiguió «atornillarse» en su cargo. «Si lo echaran ahora, provocarían un nuevo derrumbe en el valor de los títulos», señalaba ayer a este diario el presidente de un banco local.
Estabilidad
Es cierto que el titular del BCRA tiene estabilidad en el cargo. Su mandato dura hasta el 24 de setiembre de 2010. Sin embargo, ya quedó demostrado que es muy fácil interrumpirlo, como lo que ocurrió a Pedro Pou cuando ocupaba la presidencia del Central en 2001.
Desde el BCRA, el fin de semana continuaron intentando minimizar el discurso de Redrado: «Con repasar la media hora que habló, surge claramente que no hay una modificación en el enfoque que el Central viene desarrollando para analizar la marcha de la economía». De esta forma, procuraron borrar la idea de cualquier intencionalidad política en sus palabras. Claro que es difícil aislarse del contexto (un auditorio repleto de inversores extranjeros) y la oportunidad (pocas semanas antes de las elecciones).
En la entidad, incluso, explicaron casi graciosamente que el fuerte «rebote» de la presentación de Redrado en la conferencia de la revista «Euromoney» se originó por un problema de traducción. Según señalaron, la palabra «concern» para referirse a la inflación alude a la necesidad de «mantenerse vigilante», y que si en realidad hubiera querido hablar de « preocupación ante alguna amenaza» tendría que haber utilizado la expresión «worried».
El titular del BCRA se refirió no sólo a los niveles de inflación, sino que, además, advirtió sobre la necesidad de fortalecer el superávit fiscal. «En definitiva, el proyecto de Presupuesto 2008 vuelve a equilibrar el crecimiento del gasto y de los ingresos», se defendieron desde la autoridad monetaria.
Especulaciones
Se tejieron todo tipo de especulaciones respecto de las motivaciones que habrían llevado a Redrado a realizar estas declaraciones cuando era obvia la repercusión que generarían. Estas son algunas de esas consideraciones:
Una hipótesis es que buscó una cuña para la pelea instalada por los cuatro lugares que quedan vacantes en el directorio. Pero en el BCRA dicen que trabajan muy cómodos. «El directorio es heterogéneo, pero nunca tuvimos grandes cortocircuitos. La clave es que Martín (Redrado) controla totalmente la línea», es decir, los principales cargos ejecutivos dentro de la entidad. Se estima que la elección de esos lugares recaerá en Cristina Kirchner si llega a la presidencia, pese a que las vacantes se producen en diez días, el 24 de setiembre.
Ante el inminente cambio de gobierno, decirles a los inversores internacionales lo que desean escuchar es una manera de fortalecerse en su cargo. Y de paso, procura demostrar que existe verdadera autonomía en el Central.
Su discurso es, además, compartido por el «ala técnica» tanto del Central como del Ministerio de Economía, quienes buscan despegarse de las controvertidas prácticas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Pero desde el Palacio de Hacienda reconocen que el perfil de Miguel Peirano es completamente distinto. «Por lo menos hasta las elecciones, mantendremos un bajísimo perfil y con cero probabilidad de confrontación», señalaron. Una prueba es que en la misma conferencia de Londres, Chodos salió a explicar que los datos del INDEC «son creíbles».
Pocos recordaron, en medio de la polémica, que Redrado y Moreno compartieron al principio del gobierno de Kirchner los equipos técnicos que asesoraban al ministro de Planificación, Julio De Vido, junto con otros economistas, como Eduardo Cura y Orlando Ferreres.
No faltó quien equiparara este discurso de Redrado con un episodio que marcó a Alfonso Prat-Gay en su paso por el Central. Poco antes de que expire su mandato en 2004, había dicho en una conferencia (supuestamente privada) que «hablar de un dólar a $ 3,00 como hizo el Presidente es una pavada». A las pocas semanas, ya se sabe, Néstor Kirchner decidió no mantenerlo. También se recuerda que Redrado, cuando era vicecanciller de Eduardo Duhalde, dio en una oportunidad en Europa un discurso ortodoxo muy alejado de la política que se estaba implementando. Pero en aquel momento no tuvo tanta trascendencia.
La oposición, mientras tanto, aprovechó para cargar las tintas por el reconocimiento de un alto funcionario sobre la inflación. El candidato presidencial por Recrear, Ricardo López Murphy, señaló: «La mejor solución es no volver a elegir a quienes nos llevaron a esta situación». Por su parte, el candidato a senador por PRO, el economista Carlos Melconian, observó que «cuando el gobierno sale a hablar en el exterior es ortodoxo, pero cuando está aquí toma todo tipo de medidas populistas».
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