12 de octubre 2023 - 00:00

Diálogos de Wall Street

Después del huracán de las tasas largas, ¿qué nos espera, Gordon Gekko?

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Periodista: Se frenó la embestida de las tasas largas. ¿Terminó la saga? ¿O es la pausa que refresca? Se viene la primera lectura de la inflación de septiembre. ¿Cuánto peligro anida allí?

Gordon Gekko: Septiembre a diferencia del fuerte aumento de agosto registró una reducción de los precios internos de la energía. Principalmente, de las naftas en el surtidor. Y en octubre se acopló una caída vertical de los precios internacionales del crudo. Se descomprimió septiembre y además se despejó el horizonte. Los dos factores son importantes aunque solo el primero incidirá en las mediciones que veremos esta semana. La inflación al consumidor dio 0,6% en agosto y debería bajar a la mitad. La inflación núcleo arrojó 0,3%, con un incremento de 2% en los costos de transporte y también podría mejorar.

P.: ¿Es duradera la baja del precio de la energía con otra guerra en Medio Oriente? Después del ataque de Hamas a Israel, el precio del petróleo saltó el 4%. Y ya se advirtió que será una guerra “larga y difícil”.

G.G.: El barril de WTI cayó 16% desde fines de septiembre hasta el ataque terrorista. Repuntó muy poco porque desde la irrupción del “shale” el papel de Medio Oriente dejó de ser decisivo. Entiéndase que el crudo escasea, que la OPEP plus cumplió su palabra y restringe la producción, que Biden usó las reservas estratégicas y las llevó a un mínimo, y que la demanda actual es firme y sostenida. Pero se pasó de querer abordar el umbral de los 100 dólares a flotar entre los 80/85 dólares. Sin preaviso.

P.: ¿Qué ocurrió?

G.G.: Después de la pausa agresiva de la Fed el ajuste de las condiciones financieras fue formidable. La suba de las tasas largas, que ya venía de antes, tuvo un efecto devastador.

P.: Pero, usted mismo acaba de decir que la demanda de crudo se sostiene...

G.G.: Las expectativas de destrucción de la demanda futura hundieron los precios. Como un peso muerto. Difícil de creer sino fuera porque lo acabamos de ver delante de nuestras narices.

P.: Se derritieron los precios de los commodities pero también de bonos y acciones. Y no fue la Fed. ¿O sí?

G.G.: Desde fines de mayo, la Fed tuvo tres reuniones y solo en una subió sus tasas 25 puntos base. Las tasas largas, entre valores extremos, treparon 150. Aunque ahora devolvieron 30.

P.: Y la inflación no tuvo la culpa.

G.G.: No. Para nada. La inflación esperada retrocede. Subieron las tasas de interés reales.

P.: ¿Es una economía más robusta? ¿Es el discurso de la Fed que, aunque la inflación mejora, quiere que la actividad se calme? Y si es así, ¿por qué el último informe, que creó el doble del empleo esperado, operó como tranquilizante? ¿No tendría que haber echado más leña al fuego?

G.G.: Con una recesión, en efecto, todo esto se “arreglaría”. Pero la economía no da el brazo a torcer. Y la Fed se plantó cuando los mercados imaginaban que, a esta altura, iba a estar recortando las tasas de interés.

P.: Culpa, entonces, de una economía resiliente por demás.

G.G.: Pero no tanto como para seguir bombardeándola con subas de tasas de un cuarto de punto en cada reunión. El empleo crece con ganas, las presiones salariales se suavizan. Por eso el último informe no fue letal. Hay múltiples sutilezas. La Fed sabe que no puede poner el piloto automático so pena de estrellarse. Debe aterrizar “cuidadosamente”, como repite Powell. El trabajo sucio que lo hagan los demás, y si se exceden, ahí estará la Fed. De palabra o, si hace falta, con su intervención. Porque tampoco toda la suba de tasas es por la economía vibrante.

P.: ¿Y por qué es?

G.G.: Hay un aumento también de la prima temporal pura, de la preferencia por la liquidez. Financiar al Tesoro, después del compás de espera por la discusión del techo de la deuda, y recomponer de golpe su colchón de recursos en la Fed, generó un cimbronazo. Qué hará el Banco de Japón es una espada de Damocles que infla la prima. Achicar la hoja de balance de la Fed -la contracción cuantitativa- es la contracara de cuándo compraba bonos, aumentaba la liquidez y reducía el spread entre bonos cortos y largos. Esta prima es difícil de medir, pero vital. Dice la presidenta de la Fed de Dallas que, desde julio, según sus estimaciones, la mitad de la suba de tasas responde a un aumento de la prima temporal. Y que en la medida que persista le estará haciendo el trabajo sucio a la Fed . Lo que nos está diciendo es que no van a pecar apretando de más.

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