En el último tiempo, se habla mucho de la propuesta de dolarizar la economía que enarbola Javier Milei como principal bandera de campaña para las elecciones presidenciales. La plantea como una solución a todos los problemas de la economía local y uno de los principales argumentos que eligen muchos de sus votantes para apoyarlo es que pasarían a cobrar en dólares. Sin embargo, desconocen el verdadero efecto que tendría en su bolsillo e ingresos una medida de ese estilo.
Dolarización: el efecto pulverizador que tendría en salarios la propuesta monetaria de Javier Milei
Uno de los planes más emblemáticos que impulsa el economista y candidato a presidente Javier Milei es el de reemplazar el peso por el dólar, pero ¿qué efectos tendría eso en el sueldo?
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Lo que realmente pasaría es que su salario se dolarizaría al tipo de cambio que se fije en el momento en que se implemente el reemplazo de la moneda y está íntimamente ligado a la cantidad de dólares que haya en las reservas del Banco Central (BCRA).
“Cualquier política salarial o de transferencia de ingresos sí o sí se encuentra atada a la disponibilidad de dólares que tiene la economía (similar a la convertibilidad)”, explica la economista Florencia Fiorentin, de Epyca Consultores, a Ámbito.
El valor del dólar: un tema central
Y esto está íntimamente ligado a lo que advierte el economista Federico Glustein cuando dice que, “lo esencial de la dolarización es la conversión inicial, es decir, a cuánto se va a ir el tipo de cambio al anunciarse la medida”. Con ese dato, automáticamente se equipara a un valor oficial, que tiende a ser alto, por lo que explica que, inicialmente, los salarios bajan considerablemente.
Por ejemplo, si se espera un dólar a $2100, el salario mínimo sería alrededor de u$s53, ahora, si fuese a un valor actual, quedaría en u$s186. Así, tal como indica Fiorentin, “el asunto clave es la conversión que se haría de pesos a dólares cuando desaparece el peso y eso va a depender del nivel de productividad y competitividad de la economía”.
En consecuencia, para el economista Martín Carro, “una dolarización de la que se habla al día de hoy, sin dudas, implicaría ingresos muy bajos porque el stock de dólares que tiene hoy el BCRA es escaso y no producimos esa moneda”.
Así, opina que una dolarización con la situación actual de escasez de dólares implica una conversión a un tipo de cambio muy elevado. “Es como que uno dijera empezamos a hacer todas las transacciones con diamantes. Argentina no tiene abundancia de diamantes y va a haber pocos para cada uno. No producimos los dólares y es un caso similar al de los diamantes”, ilustra.
El trabajador argentino y el salario en el mundo
En consecuencia, queda a las claras que, sin moneda propia y sin regulación cambiaria y comercial local, el trabajador compite directamente con el nivel de productividad de otro trabajador de otro país.
Teniendo en cuenta que, Fiorentin apunta que “los niveles de productividad de Argentina, en la mayoría de los sectores, están por debajo de la frontera internacional”, señala que el salario en dólares debería reflejar esa competitividad. En tanto que, el hecho de tener una moneda propia ayuda a balancear esas diferencias sectoriales internacionales en productividad.
“En definitiva, una dolarización te hace competir directamente con el resto del mundo y vas a perder. En una crisis internacional, ya sea financiera o por pandemia, el único margen de maniobra del Gobierno y empresas es a través de ajuste de precios y los empresarios también pierden margen de maniobra para aumentar la renta. La única manera es aumentando la productividad, pero están bastante lejos de los empresarios de otros países”, describe la analista.
Pero, por otro lado, Glustein apunta que, con una dolarización en este momento, la pérdida del poder adquisitivo del salario “puede caer en términos inestimables, hasta un 70%”, si analizamos algunos cálculos teniendo en cuenta la disponibilidad de divisas del sistema.
Dolarizar: ¿camino inviable?
En ese sentido, el economista de la Universidad de Buenos Aires Pedro Gaite señala que, “hoy, es una especulación calcular cuánto caerían los salarios porque, con las reservas que hay hoy, no se puede dolarizar a ningún tipo de cambio”.
Según su visión, no hay forma de llevar a dólares todos los contratos de la economía. Incluso da por tierra con las visiones que sostienen que una posibilidad sería conseguir los dólares a través de un préstamo, porque advierte que “Argentina no tiene mucho más margen para endeudarse”.
Recordemos que obtuvo un préstamo sin precedentes del FMI y que habría que pensar cómo hacerlo por otra vía, pero Gaite duda de que algún prestador vaya a avalar o financiar a Argentina con las condiciones actuales del país. “No estamos en condiciones de dolarizar, ni siquiera, con financiamiento”, opina.
E indica que “ya vimos que ese tipo de propuestas tan optimistas no son tales, tal como sucedió con la lluvia de dólares del macrismo” y, en estas condiciones actuales, anticipa que se puede ir a cualquier valor el precio del dólar, lo que implicaría “un deterioro sin precedentes para los ingresos que parece insostenible”.
Básicamente la dolarización pone un techo de ingresos para todos los actores económicos, especialmente, a los trabajadores, muy por debajo de los de ahora, y es un modelo monetario del que es muy difícil de salir, tal como se ve en el caso de otros países que han ido por ese camino.
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