30 de noviembre 2020 - 00:00

Alerta oficial: pulseada aceitera empuja unión sindical (puede complicar entrada de dólares)

Esta medianoche vencerá la conciliación que rige en el conflicto entre la industria y tres sindicatos de la actividad.

Pablo Reguera
Pablo Reguera

El vencimiento hoy de una conciliación obligatoria en un conflicto de la industria aceitera encendió alarmas en el Gobierno. El posible inicio de medidas de fuerza con una unidad inédita de sindicatos de la actividad y el consecuente freno a la exportación representa una amenaza de envergadura para un Ejecutivo necesitado de los dólares de los agroexportadores, incluso más que para las propias empresas que no manifestaron mayor voluntad para encarrilar la pulseada. A tal punto que entre las organizaciones sindicales involucradas advirtieron que le pidieron a la Secretaría de Comercio aplicar la ley de Abastecimiento para forzar a las compañías a negociar.

La disputa, centrada en multinacionales exportadoras y grandes jugadores del mercado local y que tiene como eje el complejo oleaginoso en torno de Rosario, terminó por acercar a dos sindicatos rivales del rubro, la Federación de Aceiteros (Ftciodyara) y el sindicato de San Lorenzo de la actividad (SOEA), e incorporó a la Unión de Recibidores de Granos (Urgara) a esa entente. En el sector destacan que desde hace por lo menos diez años que ambos gremios de aceiteros no coordinan sus negociaciones salariales ni sus protestas. El sindicato de San Lorenzo permanecía apartado de la federación y discutía por su cuenta bajo la premisa de que las principales empresas y puertos de la actividad se encuentran bajo su jurisdicción.

Del otro lado de la mesa se encuentra la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) que comanda Gustavo Idígoras, un actor central también del Consejo Agroindustrial Argentino, la patronal que cuenta con el visto bueno de la administración de Alberto Fernández como instancia superadora de la Mesa de Enlace de las entidades agropecuarias. Para los gremios, la falta de voluntad de las empresas que integran Ciara (también forman parte de la paritaria las cámaras Ciavec y Carbio) encubre una supuesta intención de empujar al conflicto para no verse obligadas a exportar y de ese modo habilitar instancias de especulación con el precio internacional y en la negociación por las retenciones a las exportaciones de la industria y la circulación en la Hidrovía.

Aunque las tres paritarias corren por cuerda separada las empresas otorgaron un aumento salarial de 25% en lo que va del año y ese valor debía quedar sujeto a una revisión que hasta ahora no aceptaron con el argumento de que ese valor no fue superado por la inflación acumulada desde abril. En el caso de los aceiteros de San Lorenzo el planteo no está relacionado directamente con la paritaria general sino con el pedido de un “bono covid” de 10 mil pesos asociado a la labor que desarrollaron los operarios durante la pandemia. En lugar de discutir en ese plano las empresas anunciaron que reducirán el valor de otro bono, el que pagan todos los fines de año.

La postura de no sólo eludir la negociación general sino de avisar la caída de una conquista con arraigo en la industria motivó a los sindicalistas a dar por sentado que la intención de las exportadoras es promover un conflicto con paralización de actividades. La hipótesis es consistente con las negociaciones que Ciara y el Consejo Agroindustrial llevan por cuerda separada con el Gobierno por el valor de las retenciones a las exportaciones. Y con las variaciones del precio internacional del grano y las oleaginosas.

En ese sentido la inminencia de medidas de fuerza junto con el vencimiento de la conciliación obligatoria que había dictado el Ministerio de Trabajo de Claudio Moroni días atrás parece más una amenaza para el Gobierno que para las compañías, que según los gremialistas hicieron acopio de producción en las últimas semanas para afrontar un eventual plan de lucha de largo aliento. Mientras tanto la dinámica del conflicto reencontró a Daniel Yofra (Ftciodyara) con Pablo Reguera, secretario general de los aceiteros de San Lorenzo. Reguera, históricamente más dialoguista que su par, había tomado distancia de la federación para acordar bajo sus propios términos con las grandes exportadoras como Dreyfus, Cargill o Molinos Río de la Plata sobre la base de su hegemonía en los puertos más importantes de la zona. La falta de respuesta patronal en este caso volvió a acercarlos y planificar una alianza estratégica con los recibidores de granos que esta semana puede debutar con una medida de fuerza conjunta cuyo resultado, necesariamente, será la paralización total del comercio internacional de granos.

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