No resultó inapropiado que después de cuatro ruedas de permanente recomposición de precios, el sector accionario se viera navegando en un generoso caudal de órdenes vendedoras que reclamaban la diferencia. Sigue siendo un tipo de mercado donde se privilegia el cerrar el círculo y atrapar la utilidad con tramos cortos, antes que arriesgar en demasía.
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Y así, la rueda de la víspera mostró un gráfico de depresión escalonada del índice Merval, que se hizo piso un poco más arriba de los 1.425 puntos y desarrolló, después, una meseta. Todo el procedimiento, para poder culminar con lesiones mínimas de 0,3% en el indicador, obligó a un desgaste importante de las energías compradoras.
El salto de negocios que se debió realizar llevó a la suma de $ 94 millones de efectivo lo hecho en acciones, incorporando mucha actividad agregada a lo que venía resultando un ascender gradual.
La alternativa era la de dejar a los precios ser la variable de ajuste, antes que «ponerle el pecho» a la corrección.
Ahora quedará planteado para la última rueda semanal si las ventas todavía arremeten con más fuerza o si se asistirá a un terreno que se haya depurado bastante en la víspera. Lo de ayer significó un tremendo trabajo para permanecer en el mismo lugar. Si fue aconsejable, se verá.
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