Nada que ver, nuevamente, la relación de indicadores para una acción conjunta de la tónica del día. Y el índice Merval volvió a darse algunos lujos, acaso, sacando partido de la estrategia monetaria difundida: de donde no habría límites -salvo la inflación- para continuar emitiendo pesos, apuntalando al dólar. Más pesos sin destino, pensarán muchos que ven subir las aguas de capital errático y con tasas que deberían tender a la caída, por exceso de oferta. Es una medida oficial, no desmentida, y se puede entender por ese conducto una relación causa-efecto como la de la víspera. Y ese andar lujoso del Merval, que ni se despeinó en volumen para lograr nada menos que 2,3 por ciento, sumado al nuevo milenio de sus marcas.
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Como caminando sobre las aguas, el nivel máximo y cierre del día quedó en «1.022», habiendo estado en «998» de mínima. Casi como para suponer que el piso de «1.000» se da como derecho adquirido, terreno de la tendencia que se ha intentado ya «escriturar», cuando hace pocos días se había dejado apenas una «seña».
Pero, la suba de ayer solamente con $ 42 millones en acciones -poco más que antes y cuando apenas alcanzaba para mantenerse-, denotando otra zona de oferta dispersa y ausente. Trepadas de hasta más de 4% en varias líderes, y ahora teniendo muy cerca el siguiente objetivo: duplicar valor de Merval en el año.
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