Roberto Lavagna le ordenó a su vocero, Armando-Torres, declarar que la Argentina no realizará ningún pago en efectivo para destrabar la negociación con los acreedores por la reestructuración de la deuda pública. Se trata de la previsible desmentida a la información que publicó este diario el viernes pasado, relatando un almuerzo entre Lavagna y un grupo de gremialistas en la sede del Sindicato de Empleados de Comercio. En medio de la discusión, es lógico que las partes desmientan las filtraciones que se pueden producir respecto de la estrategia que piensan seguir adelante. Lavagna fue muy generoso con sus contertulios el martes de la semana pasada, día de la reunión en lo de Cavalieri.
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Sin embargo, el ministro no sólo dijo lo que se afirmó en la nota de este diario. Es decir, que el aumento salarial que pretende autorizar está destinado a hacer más tolerable una mejora en la oferta a los acreedores, que consistirá en un pago inicial en efectivo. Lavagna dijo más, según pudo saber este diario durante el fin de semana y a pesar de las desmentidas de Economía.
El ministro dijo que « tenemos que mejorar la oferta porque no todos los acreedores son fondos buitre. El problema es que tanto (Néstor) Kirchner como los Fernández (Alberto y Aníbal) están siendo presionados por 'Clarín' para que antes de cualquier arreglo del país con los acreedores se supere el problema de la deuda de ese holding». Después, Lavagna reveló la salida por la cual estaría presionando el monopolio Noble/Magnetto. «La gente de 'Clarín' quiere repetir lo que ya hizo en la provincia durante el gobierno de (Carlos) Ruckauf, ¿se acuerdan? En ese momento la provincia compraba una parte minoritaria de una empresa de Internet en 75 millones de dólares, capitalizando al grupo. Ahora la pretensión es la misma: que armemos una empresa con ellos o que el Estado compre una parte de una compañía de 'Clarín' y ellos pagan sus compromisos con el aporte público.»
• Campaña
Como suele hacer últimamente, Lavagna se mostró recortado respecto del resto del gobierno: «Magnetto lo tiene presionado al Presidente y a mí me hacen una campaña adversa sistemática porque saben que no les abro el grifo». Es cierto que Lavagna tuvo enfrentamientos anteriores con Magnetto y sus operadores, y que las peleas estuvieron siempre ligadas al problema de la deuda del monopolio «Clarín». En su momento, el conflicto se debió a la pretensión de ese grupo de conseguir un seguro de cambio y, más tarde, a la exigencia de que el Estado hiciera un aporte a través de la transferencia a «Clarín» de un pago anticipado de impuestos de las compañías petroleras o, más drásticamente, de que ese aporte saliera, crudamente, de las reservas del Banco Central.
En relación con la desmentida de Torres, es comprensible por la razón señalada al principio respecto de la confidencialidad de cualquier estrategia negociadora. Es posible que el ministro se haya expandido verbalmente más de lo conveniente entre las mollejas y las tiras de asado. Los sindicalistas han sido expertos a lo largo de la historia en crear climas de franqueza que los funcionarios más tarde pagan con disgustos. Pero cabe también destacar un detalle: el vocero sólo desmintió un párrafo de la nota publicada por el diario. Se podría inferir que ratificó que habrá un aumento de tarifas antes de enero, que se eliminará el IVA para 15 productos de la canasta familiar, que además de homologar un aumento que ubique el salario mínimo en $ 400, el ministro agregará $ 50 no remunerativos en diciembre, es decir, un haz de revelaciones que también produjo en ese asado del sinceramiento.
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