“Estamos entrando en un nuevo régimen de mercado que no se parece a ningún otro en el último medio siglo: vemos otro año de rentabilidades positivas para las acciones junto con un año a la baja para los bonos. En nuestra opinión, el poderoso reinicio de la actividad económica se retrasará, pero no se descarrilará, debido a las nuevas cepas del covid-19”. Así de esta manera la mayor administradora de inversiones del mundo, BlackRock, anticipa qué espera para los mercados mundiales este año. Lo hizo a través del “2022 Global Outlook” del BlackRock Investment Institute (BII) liderado por el economista Jean Boivin (ex Banco de Canadá), claro que rubricado por el vice de la gestora, Philipp Hildebrand. Sus previsiones, que orientan finalmente sus decisiones de inversión, giran sobre tres ejes centrales: un mundo viviendo con inflación, en medio de una confusión generalizada y navegando hacia el planeta emisiones cero.
¿Qué espera de los mercados este año el mayor inversor mundial?
La principal gestora de activos financieros a nivel global anticipa rendimientos más modestos para este año. Sus apuestas se enfocarán en el mercado de EEUU, la UE y Japón, relegando a emergentes.
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Sobre la inflación piensan que será persistente y se establecerá por encima de los niveles pre-pandemia. “Esperamos que los bancos centrales inicien subas de tasas, pero se mantendrán más tolerantes a las presiones de precios, manteniendo las tasas de interés reales históricamente bajas y respaldando los activos de riesgo. Por ello señalan que prefieren la renta variable a la renta fija y siguen estando sobre-ponderados en bonos vinculados a la inflación. El otro eje, “atravesando la confusión”, se refiere a una combinación única de eventos (el reinicio, las nuevas cepas del virus, la inflación impulsada por la oferta y los nuevos marcos de los bancos centrales) que podría hacer que los mercados y los responsables políticos malinterpreten la inflación. Tienen en mente el panorama general, pero reconocen los riesgos, al alza y a la baja, en torno a su visión central. De forma tal que han reducido la toma de riesgos dada la amplia gama de resultados potenciales en 2022. Por último, consideran que el viaje del mundo para lograr emisiones netas cero para 2050 está sucediendo ahora y es parte de la historia de la inflación. Creen que una transición suave es el resultado menos inflacionario, sin embargo, incluso esto equivale a un shock de oferta que se desarrolla durante décadas. Por ello, prefieren las acciones de los mercados desarrollados sobre los mercados emergentes.
El principal driver
De acuerdo al informe del BII, el gran cambio en 2022 será que los bancos centrales retirarán algo de apoyo monetario, ya que la economía ya no necesita estímulos. Como resultado, ven entonces retornos de renta variable más moderados. Según su valoración, una confluencia única de eventos (ya mencionados anteriormente) ha creado confusión, ya que no existen paralelos históricos. De ahí que los riesgos están aumentando, ya que los responsables de la formulación de políticas y los inversores podrían leer erróneamente el aumento actual de los precios. Es por eso que evalúan escenarios alternativos al resultado base y reducen el riesgo. Y si bien sus estrategias favorecen a las acciones de los desarrollados por sobre los emergentes, en su opinión, no hay un manual para el escenario de 2022, por lo que esperan más volatilidad en el mercado, lo que dificultará la inversión.
Según explican, una de las claves de inversión para BlackRock en 2022 será la transición mundial hacia una economía de cero emisiones: una transición ordenada hacia una economía puede fomentar la inflación, pero no tanto como una transición desordenada o ninguna acción climática. “Favorecemos sectores con claros planes de transición. En un horizonte estratégico, nos gustan los sectores que se beneficiarán más de la transición, como el tecnológico y el sanitario, debido a sus emisiones de carbono relativamente bajas”, afirman.
Cambio climático
En este escenario, están recortando su postura de riesgo táctico a una que todavía sea favorable a la renta variable, pero más equilibrada. Así, señalan que la incorporación del cambio climático en sus rendimientos esperados ilumina el atractivo de las acciones de los mercados desarrollados, dadas las grandes ponderaciones de sectores como la tecnología y la atención médica en los índices de referencia.
“El atractivo general de las acciones ha disminuido levemente desde nuestras perspectivas de mitad de año y solo esperamos ganancias modestas. Las razones incluyen la desaceleración del crecimiento, la normalización de políticas de los bancos centrales, un probable pico en el crecimiento de las ganancias empresariales y posibles decepciones en los beneficios corporativas”, resumen los estrategas del BII. Así, han mejorado su visión sobre la renta variable estadounidense por su “factor de calidad”, que la hace “más resistente a una amplia gama de escenarios económicos, lo que mejora su atractivo y su ratio de riesgo-recompensa”. También apuestan por la renta variable europea y la japonesa y mantienen una “modesta sobre-ponderación en la renta variable china”.
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