12 de septiembre 2001 - 00:00

Nada para decir. Que descansen en paz

Es increíble. Ayer, 16 minutos antes de las 9, el mercado se preparaba para lo que prometía ser una buena jornada. El futuro sobre el S&P 500 ganaba 0,8% y sobre el NASDAQ 100 trepaba 1,03%. Nokia, Xilinx y Goldman Sachs centraban el optimismo de los inversores. Entonces, la primera noticia: un avión había impactado contra una de las Torres Gemelas. Para cuando el segundo avión hacía impacto, el futuro del S&P 500 caía 2% y el NASDAQ 100, 0,88 por ciento. Inmediatamente, las autoridades del NYSE emitieron un comunicado informando que no habría operaciones hasta que se suministrara otra información. El NASDAQ no registró operaciones hasta cerca de las 10, cuando salió el aviso de cierre. Inmediatamente se inició la evacuación masiva de Manhattan. Para ese entonces, todos los mercados financieros en los EE.UU. cerraban sus puertas, siendo el último el de bonos del Tesoro, que quedó con valores "provisorios". Las operaciones de cambio se trasladaron al Asia, ante la incertidumbre de cuándo reabriría Nueva York. El dólar, que en las primeras operaciones había trepado a menos de 90 centavos por euro, retrocedió a 91,56, en tanto pasaba de 118,89 yenes a 121. Las Bolsas europeas que habían arrancado en positivo, se desplomaron. Londres cerró con una baja de 5,7%, la mayor merma en puntos desde el crac de 1987. París cayó 7,395, cerrando en el mínimo desde marzo de 1999 y Francfort colapsó 8.5%, la mayor baja en puntos de su historia. La mayoría de las Bolsas más chicas decidieron cerrar su puertas. El franco suizo y el oro recuperaron su aura de refugio en tiempos de crisis, saltando casi 5%. El petróleo que se operó sólo en Londres alcanzó a ganar casi 13%, pero no estuvo muy claro cuál fue el último precio, ya que se evacuó el edificio del IPE, el Bank of America, el Barclays, el Lloyds de Londres y otras oficinas ante el temor de nuevos ataques (la Bolsa, sin embargo, anunció que permanecería abierta). Desde la reunión del BIS en Basilea, el presidente de la Fed de Nueva York, McDonough, intentando calmar los mercados, anunció que la Fed asegurará la liquidez necesaria, disparando comentarios de un inminente recorte de tasas. Los inversores se volcaron masivamente a la compra de bonos gubernamentales tanto norteamericanos como de los principales países europeos. Los títulos de países emergentes, y lo que no fuera de máxima calidad, se desplomaron. Para hoy, una a una las Bolsas comenzaron a anunciar que no abrirían sus puertas. ¿El ambiente?, pánico como no se veía desde octubre de 1987.

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