27 de agosto 2004 - 00:00

Previsible diálogo sólo formal CGT-empresarios

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, presidió ayer la constitución del Consejo del Salario.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, presidió ayer la constitución del Consejo del Salario.
Comenzó a ayer a sesionar, aunque sólo formalmente, el Consejo del Salario que deberá consensuar un aumento en los haberes mínimos. No hubo anuncios, solamente la presentación y armado de las cuatro comisiones que hasta el próximo miércoles recibirán la documentación y propuesta de aumento que entregue cada sector. El jueves, la comisión de salario emitirá un dictamen con el acuerdo sobre el monto en que se incrementará el haber mínimo. Fuera de algunas anécdotas sobre presencias y ausencias en el acto de inauguración -como la del gastronómico Luis Barrionuevo que haciéndose el ofendido por el supuesto faltazo de los consejeros titulares empresarios, no fue y al final hubo casi asistencia completa, o la de Susana Rueda ya conocida-, cierto aire de concordia marcó el primer día de reunión de este Consejo que sólo había funcionado una vez en la historia en 1993 cuando Enrique Rodríguez era ministro de Trabajo.

Mas todavía cuando todos los presentes tuvieron en sus oídos el discurso de Néstor Kirchner un rato antes en Corrientes cuando consideró «una cuestión esencial pagarles más a los que trabajan».

• Sin números

No hubo números en la mesa ayer. Ninguno de los sectores presentó alguna propuesta y hasta los sindicalistas «gordos» se cuidaron de no hacerlo incluso en las conferencias de prensa siguientes.

Salvo por la propuesta de la CTA
-sentada por el gobierno en esa mesa de conciliación para acelerar o demorar un acuerdo, según se verá la semana próxima-que pide llevar el salario mínimo a un monto efectivo de $ 720, los empresarios y la CGT mantuvieron silencio, aunque se conocen sus límites de negociación.

Las empresas, que se reunirán el martes para unificar propuesta, aceptaban ayer hasta un aumento de $ 74, mientras que la CGT hablaba de partir de un piso de $ 100 de incremento, lo que llevaría el salario mínimo a $ 450 y además incluir los $ 50 no remunerativos
. Relativamente cerca ese número de las expectativas del gobierno -Roberto Lavagna habla de un incremento a $ 400, también sumando los $ 50 no remunerativos-como para esperar problemas. Tan cerca como para que la CTA ya comenzara a mencionar en corrillos la existencia de un pacto entre sindicalistas y empresarios.

Si ese pacto existe, tiene más bien la forma de un acuerdo tripartito impulsado por el gobierno que ya hizo saber a los participantes en la mesa de discusión salarial que quiere un salario mínimo en esos niveles como para que le permita al Presidente un acto en la Plaza de Mayo anunciando formalmente el aumento salarial en medio de la armonía de las partes
.

Fuera de los ritos clásicos que deleitan al sindicalismo argentino, que vive reuniones del Consejo del Salario y paritarias con más deleite que lo haría un cardenal en un Concilio Vaticano, los empresarios de la UIA reconocieron curiosamente ayer, después de la apertura del Consejo, que los salarios mínimos se encontraban atrasados.

El Consejo del Salario fue inaugurado por
Carlos Tomada, ministro de Trabajo. Por el sindicalismo se sentaron a la mesa Hugo Moyano, Juan Manuel Palacios, José Luis Lingieri, Víctor De Gennaro, Gerardo Martínez, Oscar Lescano, Juan José Zanola y Naldo Brunelli, entre otros.

El primero en tomar la palabra fue
De Gennaro -pidió mejora en la redistribución del ingreso y que el Consejo vaya más allá del salario mínimo, vital y móvil-y lo siguió Moyano: «Los empresarios deben asumir su responsabilidad ante la explosión de marginalidad y la falta de trabajo», dijo.

A la salida se escucharon explicaciones de todos los sectores. Se pusieron de acuerdo en anunciar que «no
se habló de montos», como hicieron De Gennaro y Lingieri. Tal era el clima de armonía que una de las pocas explicaciones claras de Moyano fue para halagar al empresariado: «Daban la impresión de tener buena predisposición», dijo.

En la misma línea razonable trabajó
Lingieri: «No se puede pedir por pedir para ver quién es más duro. Podría pedirse un salario mínimo de $ 1.500 si viniéramos con una medida irresponsable. Pero ¿lo pueden pagar los empresarios? No, por eso tenemos que buscar el consenso mínimo necesario», dijo.

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