Previsible diálogo sólo formal CGT-empresarios
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Salvo por la propuesta de la CTA -sentada por el gobierno en esa mesa de conciliación para acelerar o demorar un acuerdo, según se verá la semana próxima-que pide llevar el salario mínimo a un monto efectivo de $ 720, los empresarios y la CGT mantuvieron silencio, aunque se conocen sus límites de negociación.
Las empresas, que se reunirán el martes para unificar propuesta, aceptaban ayer hasta un aumento de $ 74, mientras que la CGT hablaba de partir de un piso de $ 100 de incremento, lo que llevaría el salario mínimo a $ 450 y además incluir los $ 50 no remunerativos. Relativamente cerca ese número de las expectativas del gobierno -Roberto Lavagna habla de un incremento a $ 400, también sumando los $ 50 no remunerativos-como para esperar problemas. Tan cerca como para que la CTA ya comenzara a mencionar en corrillos la existencia de un pacto entre sindicalistas y empresarios.
Si ese pacto existe, tiene más bien la forma de un acuerdo tripartito impulsado por el gobierno que ya hizo saber a los participantes en la mesa de discusión salarial que quiere un salario mínimo en esos niveles como para que le permita al Presidente un acto en la Plaza de Mayo anunciando formalmente el aumento salarial en medio de la armonía de las partes.
El Consejo del Salario fue inaugurado por Carlos Tomada, ministro de Trabajo. Por el sindicalismo se sentaron a la mesa Hugo Moyano, Juan Manuel Palacios, José Luis Lingieri, Víctor De Gennaro, Gerardo Martínez, Oscar Lescano, Juan José Zanola y Naldo Brunelli, entre otros.
El primero en tomar la palabra fue De Gennaro -pidió mejora en la redistribución del ingreso y que el Consejo vaya más allá del salario mínimo, vital y móvil-y lo siguió Moyano: «Los empresarios deben asumir su responsabilidad ante la explosión de marginalidad y la falta de trabajo», dijo.
A la salida se escucharon explicaciones de todos los sectores. Se pusieron de acuerdo en anunciar que «no se habló de montos», como hicieron De Gennaro y Lingieri. Tal era el clima de armonía que una de las pocas explicaciones claras de Moyano fue para halagar al empresariado: «Daban la impresión de tener buena predisposición», dijo.
En la misma línea razonable trabajó Lingieri: «No se puede pedir por pedir para ver quién es más duro. Podría pedirse un salario mínimo de $ 1.500 si viniéramos con una medida irresponsable. Pero ¿lo pueden pagar los empresarios? No, por eso tenemos que buscar el consenso mínimo necesario», dijo.
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