Los rebotes, con inyección de órdenes de demanda, resultan a la vez oportunos, como exigentes. Porque si la oferta no se vuelve a sus casillas, ante la primera respuesta, las ruedas siguientes pueden necesitar todavía más asimilación y órdenes que la primera. Es lo que quedaba planteado en el fulminante recuperar del jueves, donde el ambiente pareció aunarse para devolver al índice de la zona superior a los 1.000 puntos.
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Logrado el objetivo, todavía faltaba una fecha para cerrar la semana y las energías no fueron suficientes. Inclusive, podría decirse que más utilizada la existente, por cuanto se verificó un intento de seguir trepando y poniendo distancias del piso, para después naufragar temprano y verse asediados por ventas, que hicieron retroceder lo ganado y profundizando el derrape hasta los 986 puntos (muy cerca del mínimo anterior) con una conclusión más benigna y en la marca de 994.
El período semanal, quedó con baja de 3,1 por ciento, mientras el Dow Jones ganaba 1,70% y el Bovespa casi 0,5%.
Quedó así Buenos Aires atada a su propio destino, a su clima local, y no como obrando por simpatía con el mundo. A esta altura del calendario, también suele suceder que hay ventas para llegar «vacío» al cabo del año fiscal y con mostrar la inversión. (Puede que pase por allí...)
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