22 de abril 2024 - 00:00

Wall Street: la corrección se vino encima y los osos se pasean por el jardín

La volatilidad en fuerte alza -una doble tenaza sobre las acciones y los bonos- le picó el boleto de ida a los toros. ¿Y qué de una suba de tasas? No figura en el escenario base de la FED, pero volvió a su discurso.

Abril anticipó el Sell in May en Wall Street.

Abril anticipó el Sell in May en Wall Street.

Abril anticipó el Sell in May. Más que por mérito propio, o colisión con un serio percance, porque el rally inagotable de la Bolsa se quedó sin resto. Luego de tres semanas seguidas en baja, el tropezón es caída. Para el S&P 500, que volvió a cruzar el Rubicón de los 5000 puntos, pero esta vez en retirada, y en su peor semana desde marzo de 2023, es una merma de 5,5% desde los récords. El Nasdaq, tajante, retrocedió lo mismo en solo una semana, lo que no hacía desde noviembre de 2022. Netflix (-9%) le arruinó el viernes con sus anuncios. Y no hubo antídoto contra la NVIDIA, la estrella del boom de la inteligencia artificial, que sin comerla ni beberla se hundió 10%.

No cabe duda: el sentimiento se agrió en abril. La volatilidad en fuerte alza -una doble tenaza sobre las acciones y los bonos– le picó el boleto de ida a los toros. Con el miedo instalado al timón, los osos se pasean por el jardín. Pero podía ser peor. Irán atacó con una lluvia de drones a Israel. E Israel se tomó represalia con otra incursión aérea. No hubo que lamentar muertos, en apariencia; sí, el derroche de armamentos. No será la ópera de dos centavos, pero tampoco el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Si las partes se dan por satisfechas con este pas de deux son muy buenas noticias. Lo entendió así la cotización del crudo Brent que se deprimió 3% tras los ejercicios de las fuerzas del cielo.

¿Qué decir de otros problemas más terrenales? La inflación tenaz boicotea el plan de la FED de comenzar la baja de sus tasas de interés. Y de hacerlo antes de la última milla de la campaña electoral en EEUU. Ni Jay Powell ni sus muchachos pusieron el grito en el cielo por la inesperada rebeldía de los precios. Pero la iniciativa se congeló. “Necesitamos mayor confianza en que la inflación se mueva de manera sostenible hacia el 2% antes de relajar la política”, dijo el gran jefe. La retórica se reacomoda para que sin ser agresiva no se disocie de la realidad actual. “Los recientes datos de inflación claramente no nos han dado mayor confianza e indican que es probable que se tarde más de lo esperado en lograrlo”. Quizás se consuma todo 2024. Tal vez ocurra antes, pero recién hacia el final del año como señalaron John Williams y Raphael Bostic. ¿Y qué de una suba de tasas? No figura en el escenario base de la FED, pero volvió a su discurso. No como amenaza. Sí, para dejar asentado que de necesitarse se aplicará. No hubo dominancia fiscal que frenara el ascenso vertical de las tasas de cero a 5,50%. Y no la habrá para un mano extra de revoque fino. De momento, con el aumento de las tasas largas debería alcanzar para que desinfle la efervescencia (como en la segunda mitad de 2023).

Balances y condiciones del mercado

Los balances arrancaron su temporada con el pie cambiado. El guidance de Netflix refrescó el peligro de no estar a la altura de lo que se espera. Pero los fracasos son la excepción y no la regla. Las sorpresas positivas mandan. De seguir así, las firmas del S&P500 cerrarán el primer trimestre con un avance interanual de 7% en las ganancias por acción. La esperanza de un crecimiento de dos dígitos este año y el que viene se preservará intacta. Y eso es lo que cuenta. Si los balances no son un drama, lo que se dañó son las condiciones del mercado. El chubasco pone a prueba el estómago de los inversores después de una suba muy dulce, rápida y robusta. Ante el cimbronazo, toca aguantar y defender lo obtenido o tomar ganancias, todavía jugosas, e irse. Y después de largos meses de sobrecompra, el mercado giró veloz a una sobreventa extrema. Un rebote es esperable, sobre todo con un buen número de la inflación PCE. Pero que la zozobra se prolongue, también. No hay apuro para terminar con este necesario examen de estrés. Una corrección de manual supone una caída de 10% y estamos a mitad de camino y sin guardarrail. Las medias cortas se rompieron con facilidad para todos los índices principales.

Es una paradoja que la canasta líder de The Conference Board haya dejado, justo ahora, de predecir una recesión. El FMI dice lo mismo y mejoró sus proyecciones del crecimiento global. La Bolsa que vio todo esto mucho antes que nadie debe sopesar sus convicciones. Tiene derecho a tomarse su tiempo. Examinará la calidad del terreno que pisa y de la data que fluye en busca de fisuras. Y cuando lo juzgue conveniente, sin una recesión a la vista, podrá sacar provecho de la caída, comprar el resbalón y desalojar a los intrusos del jardín.

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